Silencio En La Oscuridad.

Después de unas horas…

Makoto, abrió sus ojos, estaba en su habitación, acostado, con sus padres sentados esperando que abriera sus ojos.

Makoto: -sonrio suave-

-Sabia que era todo una mentira….

Makoto, le miro levemente, observando le el rostro… Aunque no dijo ninguna palabra, solo quería observar el rostro de su hermana. Los padres allí mismo sin decir nada, solo sonrieron leve por un instante.

-En serio le van a creer? -En tono protestó.

-Hija respeta...

Makoto: Hermana, se que eres mi hermana, eso dijeron cuando fueron al hospital y no se aquel te refieres, con decir eso de que estoy mintiendo... Estás equivocada... -tono leve-

-En que me equivoco?? -Curiosa-

Makoto: No estoy mintiendo, todo lo que dijo el doctor es cierto...

Makoto, comenzó a toser levemente, pero luego se volvió intenso, asustando a su familia y sutilmente salió sangre por sus labios, dejando a todos sorprendidos y preocupados; las cosas no se podían poner peor.

Después de unos minutos, todo se calmó. El padre del menor, salió a su trabajo. Quería ver si le daban permiso, así que fue hablar con su jefe.

-Jefe: Que haces acá tan temprano? Para que soy bueno...

-Señor, mi hijo está mal, quisiera tener un tiempo sin trabajar y pasarlo con el…. -tono serio y triste a la vez.

-Muy bien, te daré un tiempo y me dices si vas a Seguir con nosotros o te irás del trabajo...

El jefe lo tomo un poco fuera de onda, aunque el padre de Makoto, siempre era el trabajador más talentoso y nunca pedía nada, cualquier cosa que hacía le decían los demás trabajadores que solo copio los trabajos … Aunque era una mentira…

-suspiro, y se puso serio- Señor le mandaré mi carta de renuncia por correo, además le doy las gracias por darme el trabajo en estos años. -hace una reverencia- Adiós … -se va-

El jefe estaba sorprendido por lo que había escuchado.

Unas horas después, el hombre alto y guapo llegó a su casa, abrazo a su esposa, su hija y al final abrazo suave sin poner tanta fuerza a su hijo.

Makoto: Papá? .. -sin entender- pasa algo?

-Hijo… Familia nos vamos de viaje, quiero pasar un tiempo con ustedes, en la cabaña familiar...

Todos sorprendido, pero a la vez felices por ir por primera vez a un viaje familiar; alegres. Comenzaron reír un momento, el padre se levantó y caminado a su despacho. Entro levemente…

Se sentó, en aquella silla negra, agarro su portátil y escribió detenidamente una carta al cuerpo directivo. Al terminar, se levantó, apagó su portátil sin antes haber traspasado todo su trabajo a una memoria portátil… Esta contenía contraseña de uso único. Metió la memoria en un sobre con una carta escrita y la mando a su destino.

-Amor? -ya había llegado a la habitación y entro.

-Que paso mi rey? -cariñosa.

Los padres hablaron un rato mientras recogían sus prendas y la metían a la maleta. Por otro lado, la pequeña arreglaba sus ropas y zapatos.

Makoto, se encontraba en su habitación, mirando por la ventana deseando sin tanta emoción unos días exquisitos con su familia.

Al siguiente día y el día que tantos anhelos había llegado. Salieron de aquella casa, en camino al aeropuerto y dejando todo, solo sus maletas; tomando un taxi.

Por el pasar de los días, alegrías, risas, momentos inolvidables entre una familia, la vida le sonreía, pero toda risa termino en un llanto abrumador.

Makoto, callo en los brazos nuevamente de su padre, las risas habían terminado en tristeza, abrazos al pequeño y frágil cuerpo de Makoto.

Los grises momento había tomado su rumbo, una vida se había convertido en una luz en la oscuridad, una estrella en los confines de espacio.

Las lágrimas se secaron dejando un rostro serio y triste.

El momento había llegado, y todo se tornó en un oscuro silencio. No querían separarse del cuerpo, hasta que todo un momento había terminado y hasta que al fin se separaron.

Regresaron a la ciudad, nadie tenía el conocimiento hasta que las noticias llegaron a los oídos de todos…

Se despidieron con una sonrisa llena de tristeza, quemaron cada parte, cada hueso y enterraron las cenizas, entre arena de mar y húmeda.

El silencio en la oscuridad había terminado con y para siempre en los corazones de todos, Makoto. Cerró sus ojos por siempre...