NovelToon NovelToon
Solo En La Oscuridad

Solo En La Oscuridad

Status: En proceso
Genre:Terror / Intrigante / Demonios / Ángeles / Mitos y leyendas / Leyendas de fantasmas
Popularitas:1.3k
Nilai: 5
nombre de autor: maurennt alberto cerra

Descubrimos con Miguel, a través de diferentes episodios que le ocurrieron en su infancia y adolescencia, por qué le teme a estar solo en la oscuridad

NovelToon tiene autorización de maurennt alberto cerra para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El acompañante

Aproximadamente 2 de la mañana. Miguel estaba con unos amigos en una discoteca, pero se sentía sumamente cansado por los trabajos de la universidad y también se sentía ya algo tomado por lo que decidió irse a casa. Se despidió de todos y esperó a que un primo taxista lo fuese a recoger. Estaba cerca de donde estaba Miguel, así que no fue mucho lo que tuvo que esperarlo.

Mientras iban en camino, su primo recordó que había quedado en recoger a una pareja en una fiesta y le preguntó a Miguel si había problemas en recogerlos y llevarlos antes que a él. A Miguel no le importó así que se acomodó en el asiento delantero mientras escuchaba un vallenato que venía escuchando su primo. Mientras su primo buscaba la dirección de la casa donde estaba la pareja Miguel cantaba la canción: “♫ Amo todo lo bello ♫ amo a la inmensidad ♫ Amo a mis pobres viejos ♫ que van decayendo hacia la ancianidad ♫”. Tan entretenido estaba Miguel con la canción que ni siquiera se dio cuenta cuando la pareja se subió. Miguel se dio cuenta al escuchar las buenas noches que dieron ambos, antes de dar las respectivas direcciones a donde iban cada uno.

La pareja venían algo alcoholizados, más de lo que estaba Miguel. Tan alcoholizados estaban que no habían avanzado ni 20 metros cuando la chica ya venía dormida y su acompañante venía cabeceando en el asiento, quizás ayudados por el aire acondicionado del taxi. Minutos después ya venían completamente dormidos.

Mientras la pareja dormía, Miguel y su primo venían charlando de cómo había estado la noche de cada uno y el movimiento que su primo había visto en la ciudad mientras manejaba. Cuando llegaron a su primera parada, tuvieron que despertarlos, ya que ambos venían profundamente dormidos. El joven acompañó a la chica a la puerta mientras Miguel y su primo esperaban en el carro a que la chica entrara. Unos segundos después le abrieron a la chica y su acompañante se despidió de ella.

El joven caminó lentamente hacia el carro y cuando abrió la puerta del carro se quedó unos cuantos segundos de pie sin moverse. Miguel y su primo pensaron que se había detenido a vomitar, pero el joven se quedó inmóvil, sin hacer ningún tipo de movimiento que delatara un vómito. Se quedó unos segundos así y luego, como si hubiese estado ido por un momento y hubiese vuelto en sí, entró al carro sin decir palabra alguna.

Inmediatamente, hubo entrado y justo antes de cerrar la puerta, Miguel y su primo sintieron como si alguien, o algo, sumamente pesado se hubiese colocado en la parte trasera del auto junto al joven. Miguel sentía el desnivel justo en el lado donde él estaba, pero creyó para sus adentros que eran simples ideas de él, ya que su primo no había dicho nada. Su primo, sin embargo, tenía la misma sensación que Miguel, pero estaba completamente seguro de que el joven era el único que había subido al taxi y que tampoco tenía nada entre las manos antes de subirse al auto.

Con la mirada buscó a Miguel en el asiento del copiloto, pero este no mostraba ningún tipo de preocupación por lo que pensó para sus adentros que todo era producto de su imaginación. Miró por el retrovisor hacia atrás y no vio nada en el asiento trasero salvo al joven que estaba dormido de nuevo. Sin embargo, unos segundos después tanto él como Miguel sintieron una voz grave que les preguntaba a dónde llevarían al muchacho.

A Miguel le corrió un frío helado por la espalda cuando escuchó la voz solo atinó a mirar a su primo. Este le devolvió una mirada nerviosa a Miguel, pero ninguno fue capaz de pronunciar palabra y mucho menos fueron capaces de voltear hacia el asiento trasero. Segundos después volvieron a escuchar la misma voz preguntándoles nuevamente a dónde llevarían al muchacho.

El silencio reinó nuevamente por unos segundos. Miguel y su primo solo miraban hacia delante mientras ambos esperaban llegar lo más pronto a la siguiente dirección que les había dado el muchacho. Su primo solía manejar relativamente rápido, pero Miguel sentía, y sabía, que estaba manejando más rápido de lo usual (cosa que, a Miguel en ese momento, no le preocupaba en lo absoluto). Después de unos cuantos minutos de un apacible silencio volvieron a escuchar la voz que les decía (ahora con una voz un poco más grave): “¿Ustedes creen en demonios?”. Miguel solamente cerró sus ojos mientras rezaba y su primo solo atinó a persignarse rápidamente mientras aceleraba un poco más el taxi. “Jajajajajaja... me había olvidado lo miedosos que pueden ser a veces. Valientes para unas cosas y cobardes para otras”, escucharon ambos.

Una vez llegaron a su destino, detuvieron el carro y el taxista, con voz temblorosa le indicó al joven que habían llegado a donde les había indicado. Dos, hasta tres veces tuvieron que hablarle para que respondiera dado que venía dormido. Una vez se hubo bajado, Miguel y su primo cruzaron miradas. Ya no sentían el peso en la parte de atrás y mientras, veían al joven caminar hasta la puerta de una casa humilde, rodeada de unos matorrales un poco altos que no dejaban ver con claridad la entrada ni las ventanas de la casa.

Habían estado tan asustados que el primo de Miguel ni siquiera le había cobrado al chico y cuando este le había preguntado él le había respondido que volvería al día siguiente porque debía llevar rápido a su primo y que no se preocupara. Una vez el joven se acercó a donde creían que estaba la puerta de la casa, el primo de Miguel arrancó el auto y salieron a gran velocidad de allí.

Durante el trayecto no volvieron a escuchar aquella voz grave que habían escuchado antes y tampoco sintieron ningún peso extraño. Ninguno de los dos cruzó palabras salvo cuando Miguel le iba a pagar y su primo le dijo que después cuadraban cuentas, que él se iría a dormir porque estaba muy cansado. Se despidieron y Miguel entró a su casa. Después de unos minutos y ya en la comodidad de su cama, logró dormirse tranquilamente.

Al día siguiente, Miguel se encontró con su primo. Ambos iban callados hasta que Miguel se atrevió a preguntarle a su primo cuánto le debía por la noche anterior. Una vez le hubo pagado, su primo le pidió como favor que lo acompañara a cobrar el dinero de las carreras del día anterior.

Fueron primero a la casa donde habían dejado al joven. El primo de Miguel titubeó antes de bajarse pero cuando hubo tomado valor se acercó a la puerta de la casa a través de los matorrales que cubrían la entrada. Después de unos segundos una señora le abrió la puerta, cruzo unas palabras con él y luego Miguel lo vio caminando de vuelta. Cuando se alejaron unos metros de la casa, Miguel le preguntó que le habían dicho, ya que lo veía con cara de consternación. Su primo le dijo: “Primo, me acaban de decir que allí no vive ningún joven. La señora me dijo que hace años vive sola, después que uno de sus hijos que vivía con ella había muerto en un accidente. Como la vi tan segura de lo que decía pues no decidí preguntarle más nada. Será volver más tarde a ver si me encuentro al muchacho o preguntarle a Silvana.”.

Silvana era la chica que había compartido el carro con el muchacho la noche anterior y a donde fueron después que terminaron el mandado que debía hacer Miguel. Cuando llegaron, encontraron a la chica conversando con unas muchachas en la puerta de donde la habían dejado la noche anterior. Cuando ella se acercó al carro preguntó cuanto le debía la noche anterior y le dio las gracias por haberla llevado y haber esperado a que ella entrara a la casa.

El primo de Miguel le dijo que no era nada. Le dijo además que quien la había acompañado a la puerta había sido el amigo de ella. Ella le preguntó de cual amigo hablaban. “Pues el amigo tuyo que trajimos ayer cuando te trajimos a ti”, le dijo el primo de Miguel. La chica los miró extrañados y les aseguró que ella había estado en una casa de una amiga la noche anterior. Había sido una noche de sólo chicas por lo que no había ni un solo hombre y que ella era la única a la que habían recogido la noche anterior...

1
Alex
Me ha atrapado tu historia, exactamente tu manera de narrar los hechos.
Maurennt A. Cerra S.: gracias, me alegra que le guste!
total 1 replies
Mít ướt
Me encanta tu forma de escribir
Maurennt A. Cerra S.: me alegra que te guste, aunque creo que puedo seguir mejorando! espero sigas leyendo la obra ya que trataré de subir al menos un capítulo diario
total 1 replies
Raquel Sanchez
Excelente, creo que corrí junto a Miguel.
Maurennt A. Cerra S.: jejejejeje, pues la idea es que alcances a sumergirte dentro del texto... cualquier comentario para mejorar es bienvenido!
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play