NovelToon NovelToon
Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Amor de la infancia / Equilibrio De Poder
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Mel G.

Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.

NovelToon tiene autorización de Mel G. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

EL REGRESO DE ELLIOT.

...Santos:...

— Me parece que su matrimonio va muy bien. — Dijó Alfonso el notario, antes de marcharse. — Ya solo me falta el beso.

Tomé a Reachel de la cintura, estábamos un poco distantes por lo todo lo que había pasado, su decisión de asociarse con Bolat, mi encuentro con Ceren y su desaparición. Pero eso no me impedía querer besarla.

La pegué a mi, acaricié su mejilla.

— Te amo. — Le dije.

Ella me sonrio, así que la bese.

El hombre a cargo de supervisar, tosió como siempre ya que siempre, era costumbre que nos quedáramos besando un buen tiempo.

Yo lo hacía por molestarlo, que se sintiera incómodo de ver a una pareja besándose.

Nos separamos.

— También te amo. — Me dijó ella.

Me giré hacia Alfonso.

— Disculpe. ¿Cuando cree que vayan a acabarse estas visitas? — Pregunté.

Sentirme vigilado no me encantaba, pero sobre todo no me gustaba qie Reachel pasara por esto.

— Al parecer todo marcha en orden, solo que se cumpla uno de los requisitos y ya no me verán más por aquí.

Salio por la puerta despidiéndose.

...****************...

No suelo hablar así.

No me gusta levantar la voz. Ni amenazar.

Siempre he creído que el verdadero poder se demuestra en el silencio. En el control. En la precisión.

Pero hoy…

Hoy estoy malditamente lejos de ser esa versión de mí mismo.

Porque la furia que siento… no me cabe en el pecho.

Respiro hondo, pero no se nota calma. Solo contención desesperada.

— Mi esposa fue allí confiada. Al edificio de Bolat. Fue a discutir los términos de una asociación. Y no volvió.

Los observo. Algunos fingen serenidad. Otros ni eso.

— No fue un asalto. No fue un secuestro improvisado. Fue una ejecución quirúrgica. Precisa. Planeada. Desde adentro.

Camino entre ellos. Paso lento. Las suelas resuenan como sentencias. — No pueden acceder ser a las cámaras del Edificio.

Su teléfono no emitía rastreo. La escolta asignada, desactivada por un error “de sistema”.¿En serio?— Rei sin ganas. — Mi esposa es lista lo sé, pero ella no tenía ninguna intención de desaparecer.

Me detengo. La furia me arde en la garganta, pero la exprimo palabra por palabra.

— No. Esto fue orquestado. Y alguien aquí dio las notas.— Hice una pausa, sentia pesado el aire. — La recuperamos. Al parecer estaba drogada, pero esta bien. Y aunque no sabe a ciencia cierta lo que paso, lo vamos averiguar. — Me detuve frente a ellos. — Esto no fue una advertencia. Fue un mensaje. Algo buscaban de mi esposa y tal vez por su ineptitud lo consiguieron. Pero peor aún alguien, desde aquí, ayudó a que esto sucediera.

Los miro a todos. No parpadeo. No sonrío. Solo hablo con la voz del juicio.

— Yo no soy un hombre impulsivo.

Pero si hay una línea que no se cruza conmigo, es esa. Mi esposa. Así que escúchenme bien. Desde ahora. Los quiero como sombra, detras ella. Todos serán interrogados. Monitoreados. Vigilados.

No me importa cuánto tiempo tome. — El jefe de seguridad no podía ni sostenerme la mirada. — Porque hay un traidor aquí.

Y lo voy a encontrar.

Camino hacia la salida. Me detengo antes de cruzar el umbral.

— Recen… Recen fuerte para que esto haya sido solo estupidez.

Porque si fue algo más…

Hasta ahora no han conocido la clase de jefe que soy.

Azote la puerta de tras y salí de la sala de seguridad de la casa.

...****************...

— ¿Estas segura de lo que harás?

— Si.

Apreté mis labios y asenti con la cabeza,— Voy dejarte a solas en la sala de juntas, para que firmes traquila.

— Gracias.

Cuando ella entró me dirigí, a uno de los guardespaldas.

— Si le quitas la vista de encíma, considérate hombre muerto.

Yo estaria vigilando las cámaras desde mi oficina, ni loco vuelvo a dejar que se quede sola con ese hombre, no entiendo por que después de lo que paso aun quiere firmar con el.

Cuando Bolat llegó, la abrazó y mi furia aumento.

Se estaban sentando.

Mi teléfono sonó.

Al ver quien era me sorpredió que fuese Elena. Solo hablábamos para cuestiones de negocios, y sobre su trabajo en casa lo veia directo con Reachel.

Vi la pantalla y Recahel leía el contrato.

Dime Elena ¿en que puedo ayudarte?

— Santos, soy Elliot.— Yo estaba de pie y casi caigo sobre mi silla. Pero me serené y me senté lentamente.

Elliot está vivo. — ¿Elliot? ¿Pero que?

— Cállete y escucha.— No me dejo terminar de hablar.

— Pero tu ¿Estas bien?— Le pregunté preocupado. Mi amigo estaba de vuelta, una senzacion de alegria me invadió.

— Si estoy bien. Eso no lo es lo importante ahora, Reachel ¿ya firmó?

¿Se refería a Bolat? ¿Como lo sabía? — Creo que el señor Bolat acaba de llegar para llevar a cabo la firma.

— Escúchame con atención Santos, Reachel por ningún motivo puede firmar.

— ¿Crees que no le he dicho a tu hermana que ese hombre no es de fiar? Por Dios Elliot, tu la conoces, sabes lo terca que se puede poner aveces. — Dijé desesperado. Ya había tratado de convencerla varias veces y seguia firme en su decisión.

Ella era así, tomaba una desicion y prácticamente nunca la cambiaba.

— No sé si tengas que sacarla a rastras o cargando de donde este, pero quiero que impidas ese contrato.

En definitiva era Elliot, lo mandón no se le quitaba.

— Eso me genéraria un problema con ella y no deseo tener un problema con mi esposa. — Dijé, era cierto, no quería distanciarme más con ella por estas cosas.

— Por el amor de Dios, tráela a mi casa y aquí les explico. — Se exaltó.

— Pero Elliot. — Quise objetar.

— Haz lo que te pido.

Me colgó el infeliz resucitado, ni regresando de la muerte se le quitaba lo exigente. Pero comprendí probablemente ya tenía las pruebas y por eso tanta insistencia.

Vi que Reachel tomó la pluma para la firma.

Salí casi corriendo de mi ofina para ir a la sala de juntas.

...****************...

...Reachel:...

Todo parecia estar en orden, ya solo faltaba mi firma para después notariar el documento.

Tome la pluma, dude un poco, las palabras de Santos me golpeaban una y otra vez.

Decidí dejar todo a un lado y firmar.

Apenas toque el papel con el bolígrafo, Santos entró por la puerta.

— ¡Alto! — Fruncí el seño.— No debes firmar.

Lo vi dar un paso. Sabía lo que venía, pero no quise creerlo.

— No firmes — Me dijo. La actitud de mi esposo estaba comenzando a molestarme.

Ya había tenido suficiente. Suficiente de advertencias sin razones.

—Esto no es tu decisión — Le solté, con el tono más firme que pude reunir. Tal vez era demasiado tajante, pero ya era necesario poner las cosas claras. —Ya te lo dije, ya lo hablamos. Esta firma se va a dar. Hace un momento estabas dispuesto a dejarme firmar.

— Si pero… — La vi. Vi la frustración en sus ojos. Sus pupilas temblar. Y como si de hacer algo en contra de su voluntad se tratara se acercó.

No me gritó. No me empujó. No discutió más.

Solo caminó hacia mí, me agarró por la cintura y me lanzó sobre su hombro como si no fuera una persona, sino una maldita mochila.

—¿Que? — Deje escapar un gritillo. — ¡Bájame! ¿¡Estás loco!? ¡Suéltame ahora mismo!

Grité. Pateé. Golpeé su espalda con los puños

El señor Bolat intentó moverse, decir algo, hacer valer su posición.

—¡Oye! ¡No puedes llevártela así!

Y él… él solo giró un poco la cabeza, sin detener el paso.

—Es mi esposa. Y si tú supieras lo que yo sé… tampoco dejarías que firmara.

No dijó nada después de eso. Solo caminó, firme, como si nada le importara. Como si no hubiera nadie más en la empresa. Y cuando estábamos cruzando la puerta, con mi cabello enredándose en su cuello y el aire saliéndome por la furia… me dio una nalgada.

Sí. Una palmada fuerte, seca, sobre el trasero.

—Tranquilízate — Me dijo. Como si yo fuera una niña caprichosa en medio de un berrinche.— Debemos ir a casa de Elena.

¿A casa de Elena? ¿Para que?

Sentí la vergüenza arderme en la cara. Sentí la rabia metérseme en los dientes. Y aún así, seguí sobre su hombro como un saco de gritos.

Y se fue. Conmigo. Como si yo no tuviera boca. Como si no tuviera decisión. Como si no acabara de decirle, a la cara que era mi elección.

Apenas cruzamos el umbral y la puerta se cerró de golpe, supe dos cosas con absoluta claridad:

Uno: Con esto mi amado esposo sería castigado.

Y dos: ese contrato… era solo la punta del iceberg de algo mucho más grande, sé que el no habría hecho esto de no ser por algo importante y mas le valía decírmelo cuando me bajara.

...****************...

Llegamos en el auto.

— ¿Por que estamos aquí? — Pregunté molesta.

— Ya te dije que hay algo que debo mostrarte.

Dirijí mi vista hacia el parabrisas.

Suspiró. Bajo del auto para rodearlo. Abrió la puerta de mi lado.

— Vamos. — Me dijo.

No respondí y no baje.

Así que volvio a tomarme y me coloco nuevamente sobre su hombro. ¿Que no se cansaba ?

De nuevo sentí la cara arder.

Camino, por las escaleras conmigo arriba.

Me sorprendía su fuerza, me imaginé que me llevaba a la cama.

¡No! ¡Reacciona!

— ¡Bájame!

— En un momento. — Dijó tranquilo.

— ¡Bájame, bájame, te digo que me bajes!

Entro a la casa y saludo. — Familia.

Por fin me bajo al llegar al salón.

— Eres un salvaje. — Le dije, con mi voz hasta un poco ronca del enojo.

— ¿Que le haces a mi hermana? — Le preguntó Elliot enojado.

— Elliot. Este tonto me saco cargando de la sala de juntas para lue… — Me detuve cuando me dí cuenta de quien era la persona tras de mi. — Elliot — Grité de felicidad mientras corrí a abrazar a mi hermano. — Idiota ¿donde has estado todo este tiempo? Te vez tan fresco mientras aquí nosotros llorando por ti.

Era la segunda vez que volvía de la muerte. Lo amaba, era mi hermano.

— Ya te contaré, ahora debemos hablar de algo más importante.— Se puso serio.

Dirigí mi vista a Santos y el solo me hizo un gesto con sus cejas. — Te escucho.

Nos sentamos.

— Reachel, por ningún motivo debes firmar con el señor Bolat.

— ¿Es la razón por la que no me dejaste firmar? — Le pregunté a mi esposo.

— Así es. — El tenía una actitud relajada, sabía que habia hecho bien en traerme aquí.

— No te molestes con el, yo le dije que de ser necesario lo hiciera, pero que no te dejara firmar. — Por eso me sorprendió tanto que Santos hiciera eso.

— ¿Por que? ¿Que sucede Elliot?

— El señor Bolat y Franco, han estado involucrados en delitos de narcotrafico.

— ¿Que dices? — Jadeé.

— Conseguí pruebas e ire a entregarlas para que los detengan a ambos.

Pase saliva — No puedo creerlo.

— Ellos querían que el señor Bolat se asociara a la empresa para poder cubrir sus movimientos exhorbitantes. — Me explicó mi hermano.

— Mi hijo Franco es un monstruo, un ser perverso. — Mi madre soltó una lágrima. Me provocó abrazarla.

— No puedo creer que estuve a punto de firmar. — Esto me hizo dudar.

¿Realmente estoy haciéndo un buen trabajo? O solo es por la ayuda de mi esposo que lo he logrado.

Una nueva incertidumbre se ha posado en mi.

— Está bien amor, lo importante es que pudimos detenerlo a tiempo. — El colocó su mano en mi hombro. Yo solo asenti.

— Señores la comida ya está lista. — Informó Flor, el ama de llaves de mi hermano.

1
Noemi Rios
me falta el el final
Mel G.: Hola buen día querida lectora, así es, aún esta en emisión, si gustas puedes leer ¿Tu eres mi esposa? Que es una novela antes de esta.
total 1 replies
Yolanda Fuentes
me encanta seguir con la historia de Rachel y santos 👏🏻👏🏻
Rossana Centeno
excelente
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play