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Abril vuelve a casa después de tres años, obligada por la enfermedad de su madre.
Lo último que esperaba era reencontrarse con Elías, su padrastro, el hombre con quien compartió un amor prohibido que marcó su vida para siempre.
Mientras intentan convivir bajo el mismo techo sin caer de nuevo, viejos sentimientos comienzan a despertar, las miradas se hacen mas largas, mientras las distancias se acortan y los límites desaparecen.
Esta es una historia de pasión, culpa y decisiones difíciles....
Porque hay amores que no deberían existir… pero existen...
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Miércoles
-Capítulo 23-
El sol apenas se asomaba por el horizonte cuando Abril se levantó de la cama. No había dormido más de un par de horas, soñó con la carta, con pasos tras ella, con ojos vigilándola desde las sombras. Se sentía atrapada en un lugar que fue su refugio desde pequeña.
Se duchó en silencio, evitando mirar su reflejo, aunque su cuerpo aún no mostraba signos evidentes, ella los sentía. El malestar mañanero se había vuelto una rutina, sus pechos olían, su estómago se revolvía con olores fuertes, y a veces, solo a veces, se le pasaba por la cabeza cómo sería tener una vida creciendo dentro de ella… aunque enseguida lo negaba.
No podía permitirse pensar en eso.
En la cocina, Clara preparaba pan con mermelada mientras tarareaba una canción de su juventud. Abril la miró con una ternura que dolía. ¿Cómo podría decirle la verdad sin destrozarla?
—¿Dormiste bien, mi amor? —preguntó su madre sin mirarla, centrada en su té.
—Sí, más o menos —respondió Abril, esforzándose por sonar normal.
—Hoy me gustaría ir al centro a comprar algunas cosas ¿Me acompañas?
Abril dudó por un segundo, pero luego asintió. Tenía que hacer tiempo, actuar con normalidad, mantener su plan a flote.
Horas después, entre tiendas y saludos de vecinas que parecían conocer a Clara desde siempre, Abril sintió que su pecho se aflojaba un poco. El ambiente del pueblo, el ritmo lento, casi la hacían olvidar su realidad... hasta que vieron a Inés cruzar la calle.
—¡Inés! —exclamó Clara, sonriendo mientras agitaba la mano— Ven, mira quién está conmigo.
Inés se acercó, con su peinado impecable y su caminar digno. Saludó a Clara con un abrazo breve, y luego miró a Abril con una calidez que la desconcertó.
—Abril, qué gusto verte, más hablando con Luciano, el siempre tan atento, me alegra que estés por aquí otra vez.
—Gracias —dijo Abril con una sonrisa cortés.
—Tu madre hablaba maravillas de ti desde que eras pequeña —añadió Inés, mirando a Clara— Y tu padre… él solía traerme al parque del lago, le encantaba presumirte.
Abril sintió un nudo en la garganta, recordó a su padre llevándola en bicicleta, el sol reflejándose en el agua, su risa, la nostalgia la tomó por sorpresa.
Pero fue agradable a la vez que doloroso recordar esos momentos en donde todo era tan diferente. Pero se sentía triste al pensar que su padre, no estaría bien con nada por lo que su hija está pasando.
Pero solo se podía arrepentir y pedir disculpas por sus acciones…
Porque ya no había vuelta atrás…
......................
Al volver a casa, Elías estaba cortando leña detrás en el galpón. La vio pasar por el jardín y se limpió las manos con la toalla de siempre.
—¿Estás bien? —le preguntó con voz baja.
Ella dudó en que responder, quería abrazarlo, contarle todo, pero no podía. Solo asintió con una sonrisa forzada.
—Sí… estoy bien.
Esa noche, cuando todos dormían, Abril volvió a leer la carta, la letra firme, el mensaje claro.
Sabían de su embarazo.
Guardó el papel entre sus cosas y, mientras se acostaba, pensó en la cuenta regresiva. Ahora solo le quedaban tres días… Se aferró a esa idea como si fuera una cuerda de salvación.
Tres días…. Luego, me voy.
Ese Elías es el esposo de la mamá???
¿Como están?
Espero que bien. 💕
Me gustaría saber que opinan sobre Gael y Joan ¿les agradan?