Renata De La Rosa estaba profundamente arrepentida del daño que que había hecho, pues su amor desmedido por un hombre la hizo hacer cosas de las que no le alcanzaría la vida para arrepentirse. Lo único bueno de todas sus acciones fue un ángel, uno que la llamaba mamá
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Viviendo juntos
Renata y Marcus disfrutaban de Palermo, ahora sí como una luna de miel, ella no podía sentirse más feliz y el estaba igual, le encantaba el tiempo que pasaban juntos, las comidas, las sonrisas, los besos, todo de esa mujer
Renata estaba comiendo mientras arrugaba su nariz por algo que decía Marcus
- Adoro eso
- Que?
Ella volteo a ambos lados para ver a qué se refería Marcus
- Cuando arrugas la nariz, cuando achicas tus precios ojos, cuando muerdes tus labios, no sabes el esfuerzo que tengo que hacer para contenerme y no lanzarme sobre ti
Ella solo reía, estaba tan feliz que no podía creerlo, su amor correspondió al fin.
Cuando llegó la hora de despedirse Marcus no se quería ir
- No te parece que ya es hora de que estemos juntos, me mudo para acá? O te llevo a la casa y después mando por tus cosas?
- Marcus.. Yo no lo sé, no se si ya es momento
- No quiero desperdiciar más tiempo contigo, quiero que recuperemos todo el tiempo perdido. Yo quiero que vuelvas a darme un hijo, no uno quiero tres dos niños y una niña que sea igual a ti
Renata pensaba que ella también quería lo mismo y le dijo que estaba bien que el se mudará con ella, quería empezar de nuevo y que su casa fuera su nuevo comienzo, el no protesto. Se fueron a la habitación y ahí el se acercó y la abrazo por la espalda dejando besos por su cuello a lo que ella respondió con un suspiro y un pequeño jadeo, el tiro de su blusa dejando los hombros descubiertos y siguió besando la piel que quedaba al descubierto, después le quitó la blusa completamente y siguió dejando besos por toda su espalda, Renata estaba quieta inmersa en el calor que los labios de Marcus dejaban en su piel. El la giro y la contempló y admiro el cuerpo que tenía delante de el, besó sus labios, después su cuello, así fue bajando hasta llegar a sus pechos y se entretuvo un rato en ellos, Renata dejó caer su cabeza hacia atrás mientras gemía y su respiración se aceleraba, Marcus bajo sus manos y sin esfuerzo bajo su falda y sus bragas y con un dedo experto empezó a tocar su punto sensible, ella gemía y jalaba sus cabellos mientras el aumentaba el ritmo, el sintió su cuerpo tensarse y supo que ella ya estaba cerca asi que continuo con mas ganas y poco después ella alcanzo el clímax. Marcus la recostó sobre la cama y se poso encima de ella volvió a besarla, después se levantó para quitarse la ropa y nuevamente volvió a la posición donde estaba. El entró en ella y ella abrió sus ojos ante la invasión, el comenzó a moverse y ella en un momento se dio una vuelta rápida y terminó encima de el, la vista para el era magnífica y tocó sus pechos mientras dejaba que ella encontrará su ritmo. Verla ahí encima de el, como mordía sus labios, como abría sus ojos ante el placer, su boca entre abierta, sus jadeos y sus gemidos. El no pudo más y la tomó de las caderas para aumentar el ritmo ella gritó su nombre
- Marcus no pares, por favor no pares
El la movió más fuerte mientras su cuerpo se tensaba y llega al clímax, Marcus llegó junto con ella
- Es un deleite verte nublada por la pasión
La cara de ella se sonrojo, ambos fueron a la ducha y después de salir se fueron a dormir.
Los días de ambos eran monótonos, ambos trabajaban, el en la empresa, ella en la fundación pero siempre se veían para comer y cenar, después de cenar terminaban haciendo el amor, después la ducha y a dormir. así fueron sus días durante tres meses hasta que un día Renata no llego para comer, Marcus intentó localizarla llamándola al móvil pero ella no contestaba, llamó a la fundación y le dijeron que ya había salido para comer y Marcus se temió lo peor
- Tienes que estar bien
Movilizó gente, la buscaron en hospitales, clínicas, la cárcel por si había tenido un accidente pero no había rastro de ella. La familia ayudó y todos aportaron gente para abarcar más terreno
- No habrá salido de la ciudad?
- La tumba de nuestro hijo está aquí, ella jamás se iría, algo le pasó y si no la encuentro, yo no sé qué voy a hacer