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La Sangre de Asclepio: El Don de Curación de una Mujer Divina".

La Sangre de Asclepio: El Don de Curación de una Mujer Divina".

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Matrimonio entre clanes / Secretos de la alta sociedad / Reencarnación
Popularitas:1.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Luisa Manotasflorez

La historia de esta mujer es un viaje de autodescubrimiento y valentía en un mundo donde el estatus de género dicta el valor de una persona. Nacida en el seno de una familia noble en Roma, ella desafía las expectativas de su género desde una edad temprana. Despreciando la idea de ser tratada como una simple "vaca para preñar", busca igualdad y reconocimiento por su mente y habilidades, en lugar de simplemente por su género.

Sin embargo, la vida no es fácil para ella ni para su familia. Cuando una guerra obliga a su familia a huir de Roma, se encuentran enfrentando la discriminación y el escrutinio de aquellos que los rodean. La gente no puede entender por qué esta mujer es educada como un hombre y posee habilidades de curación que parecen provenir de los dioses de la salud y la curación de la antigua mitología griega. Sus dones se convierten en una bendición y una maldición, ya que la gente la ve con sospecha y temor, cuestionando si es una bruja o está involucrada en prácticas oscuras.

A pesar de todos los obstáculos, ella no se rinde. Se casa con un senador para protegerse y encontrar un lugar seguro en un mundo peligroso e incierto. Juntos, viajan por varias ciudades, escapando de la furia de un emperador vengativo que busca venganza por la muerte de su padre a manos de traidores. En su viaje, enfrentan desafíos constantes y peligros inesperados, pero su determinación y amor mutuo los mantienen fuertes.

Esta es una historia de resistencia, amor y perseverancia en tiempos de adversidad. Es un recordatorio de que, incluso en un mundo donde el género y el estatus social dictan las reglas, el coraje y la pasión pueden trascender todas las barreras. La protagonista demuestra que el verdadero poder reside en el corazón y la mente, no en el género o el estatus social, y que el amor y la esperanza pueden guiar incluso en los momentos más oscuros de la historia.

NovelToon tiene autorización de Luisa Manotasflorez para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 22

Aurelia se acercó rápidamente a Adriano, con una expresión de preocupación en su rostro. "¿Estás bien? Te has demorado mucho", preguntó mientras se detenía frente a él.

Adriano sonrió con ternura, reconociendo la preocupación de su esposa. "Lo siento por la tardanza", respondió suavemente, colocando una mano en su mejilla. "Hubo mucho que discutir con el emperador. Las preparaciones para la guerra son complejas".

Aurelia asintió, aunque aún mostraba un destello de inquietud en sus ojos avellana. "Entiendo", dijo con voz suave. "Solo quiero asegurarme de que estés a salvo. La idea de que te enfrentes a esos bárbaros me llena de temor".

Adriano la abrazó con ternura, sintiendo la necesidad de calmar sus preocupaciones. "No te preocupes, mi querida Aurelia", murmuró con afecto. "Estoy bien protegido y nuestros soldados son valientes y entrenados. Regresaré a tu lado sano y salvo".

Aurelia se aferró a él con fuerza, dejando escapar un suspiro de alivio. "Prométeme que volverás", dijo con voz temblorosa.

Adriano besó su frente con delicadeza. "Te lo prometo, mi amada", respondió solemnemente. "Nada me mantendrá alejado de ti por mucho tiempo".

Con esa promesa reconfortante, los dos se retiraron juntos, encontrando consuelo en la seguridad de su amor y compromiso mutuo. Aunque los desafíos del futuro eran grandes, sabían que juntos podrían enfrentar cualquier adversidad que se interpusiera en su camino.

Adriano y Aurelia pasaron tiempo juntos en la tranquilidad de su alcoba, discutiendo el bienestar del imperio y de su pueblo. Se sentaron cerca del fuego, envueltos en mantas cálidas mientras compartían sus pensamientos y preocupaciones.

"Es un momento difícil para el imperio", comenzó Adriano, con la mirada perdida en las llamas danzantes. "Las amenazas en nuestras fronteras son cada vez más audaces, y debemos tomar medidas para proteger a nuestro pueblo".

Aurelia asintió, colocando una mano reconfortante sobre la de su esposo. "Estoy de acuerdo", dijo con seriedad. "Debemos garantizar la seguridad de nuestros ciudadanos y defender nuestras tierras de cualquier invasión".

Adriano asintió, agradecido por el apoyo y la sabiduría de su esposa. "Necesitamos estrategias sólidas y líderes valientes", agregó con determinación. "Estoy comprometido a hacer todo lo posible para salvaguardar nuestro imperio y asegurar un futuro próspero para todos".

Aurelia le sonrió con orgullo, admirando la determinación de su esposo. "Tienes el corazón de un verdadero líder", dijo con cariño. "Estoy a tu lado en todo lo que hagas, mi amado Adriano. Juntos podemos superar cualquier desafío que se nos presente".

Con esa promesa de unidad y determinación, Adriano y Aurelia se abrazaron con fuerza, fortaleciendo su vínculo mientras se preparaban para los desafíos que les deparaba el futuro. Juntos, estaban decididos a enfrentar cualquier adversidad y a trabajar incansablemente por el bienestar de su imperio y su pueblo.

Adriano se encontraba sumergido en los asuntos de gobierno, ocupándose de las responsabilidades que recaían sobre él como emperador. Mientras tanto, su hermano, más preocupado por el lujo y el derroche, se dejaba llevar por las fiestas y los placeres efímeros.

Adriano, consciente de la importancia de su papel como líder, se dedicaba de lleno a administrar el reino y tomar decisiones que beneficiaran a su pueblo. Revisaba minuciosamente los informes, discutía políticas y estrategias con sus consejeros y se aseguraba de que cada aspecto del imperio estuviera en orden.

Por otro lado, su hermano parecía estar más interesado en disfrutar de la vida sin preocupaciones, gastando la riqueza del reino en lujos y celebraciones extravagantes. Mientras tanto, Adriano trabajaba incansablemente para mantener la estabilidad y la prosperidad del imperio, consciente de que su responsabilidad como gobernante era prioritaria.

A medida que las responsabilidades de Adriano aumentaban, su determinación por hacer lo mejor para su pueblo se fortalecía. Sabía que su enfoque serio y comprometido era esencial para enfrentar los desafíos que se avecinaban y para guiar al imperio hacia un futuro próspero y seguro.

Adriano observaba con consternación cómo su hermano se sumergía en actividades frívolas como peleas de gladiadores en la plaza, mientras él se ocupaba de reclutar y organizar a las personas para defender al imperio de las amenazas que acechaban en las fronteras. La falta de responsabilidad de su hermano lo preocupaba profundamente, especialmente considerando la agotadora lucha que enfrentaban los militares en las fronteras con los germánicos.

Mientras Adriano trabajaba incansablemente para fortalecer las defensas del imperio y asegurar su supervivencia, su hermano parecía estar más preocupado por la diversión y el entretenimiento. Esta actitud irresponsable y egoísta de su hermano lo frustraba, ya que sabía que necesitaban unidad y compromiso para superar los desafíos que enfrentaban.

Adriano se sentía cada vez más solo en su lucha por proteger al imperio, mientras veía a su hermano desinteresado en las preocupaciones más importantes. Sin embargo, estaba decidido a seguir adelante con su deber, sin importar las distracciones o las adversidades que enfrentara en el camino.

Adriano estaba furioso y consternado al enterarse de que la peste bubónica había llegado a su imperio. Se dirigió directamente hacia su hermano, el emperador, con una mezcla de preocupación y ira en su voz.

"¡Esto es culpa tuya!", exclamó Adriano, sin contener su furia. "Tú permitiste que esos bárbaros saquearan nuestras tierras, mataran a nuestros ciudadanos, incluso a niños y bebés. ¿Y ahora qué? ¡Tenemos una plaga desatada sobre nosotros por tu incompetencia y tu falta de acción!"

El emperador, visiblemente perturbado por las acusaciones de su hermano, intentó defenderse. "Hemos estado ocupados luchando contra las incursiones bárbaras en nuestras fronteras. No podemos controlar todo lo que sucede en el imperio", respondió, tratando de justificar sus acciones.

Pero Adriano no estaba dispuesto a aceptar excusas. "¡No es suficiente!", gritó. "Como emperador, tu deber es proteger a tu pueblo, y has fracasado en hacerlo. Ahora, miles de vidas están en peligro debido a tu negligencia".

La discusión continuó acalorada mientras Adriano instaba a su hermano a tomar medidas inmediatas para contener la propagación de la peste y proporcionar ayuda a los afectados. A pesar de su enojo, Adriano sabía que debían unir fuerzas para enfrentar esta amenaza y proteger al imperio de la devastación total.

Adriano se enfrentó a su hermano con determinación, su voz resonando en la sala del trono. "¡Tenemos que hacer algo ahora mismo! No podemos permitir que estos bárbaros continúen saqueando nuestras fronteras y propagando el caos".

El emperador, visiblemente molesto por la intensidad de las palabras de su hermano, respondió con sarcasmo. "Oh, ¿y qué sugieres que hagamos, hermano querido? ¿Acaso tienes alguna estrategia brillante que salvará al imperio de su destino inevitable?".

Adriano apretó los puños, conteniendo su ira. "No necesito tu sarcasmo. Lo que necesitamos es acción. Debemos movilizar a nuestras tropas, fortificar nuestras defensas y asegurarnos de que ningún bárbaro cruce nuestras fronteras nunca más".

El emperador rodó los ojos con exasperación. "Oh, claro, como si fuera tan fácil. ¿Crees que no he estado intentando eso? ¿Crees que no me preocupa la seguridad de nuestro imperio?".

Adriano frunció el ceño, sin creer las palabras de su hermano. "Si realmente te preocupara, habrías actuado antes. Pero en lugar de eso, te has quedado sentado aquí, permitiendo que nuestros enemigos nos ataquen una y otra vez".

La discusión continuó entre los dos hermanos, con acusaciones y sarcasmo llenando la sala. A pesar de sus diferencias, ambos sabían que debían encontrar una solución rápidamente si querían proteger al imperio de la amenaza bárbara que se cernía sobre ellos.

Adriano, con su mente estratégica en pleno funcionamiento, ideó un plan audaz para derrotar a los bárbaros germánicos. Decidió dividir sus fuerzas en dos grupos: uno atacaría directamente al ejército enemigo, mientras que el otro rodearía y cortaría sus líneas de suministro, dejándolos sin recursos ni refuerzos.

Mientras tanto, Marco Aurelio, en un intento desesperado por proteger su imperio, optó por una estrategia más conservadora. Decidió fortificar las defensas de las fronteras y esperar a que los bárbaros atacaran primero, confiando en que su ejército pudiera resistir el embate.

A pesar de sus enfoques diferentes, ambos emperadores lograron sus objetivos. Adriano aplastó al ejército bárbaro en una serie de batallas decisivas, mientras que Marco Aurelio defendió con éxito las fronteras del imperio, evitando que los bárbaros se adentraran más en territorio romano.

Días después, los líderes bárbaros se rindieron ante la abrumadora fuerza del imperio romano. En una reunión de paz, se acordó un pacto entre ambas partes. Los bárbaros prometieron detener sus incursiones en territorio romano y respetar las fronteras establecidas, a cambio de ayuda y comercio con el imperio.

La conversación sarcástica durante la firma del pacto fue inevitable. Los líderes bárbaros, aunque derrotados, no estaban dispuestos a ceder fácilmente. Sin embargo, con la fuerza militar y la determinación de Adriano y Marco Aurelio, no tuvieron más opción que aceptar los términos del acuerdo.

El pacto marcó el fin de la guerra con los bárbaros germánicos y garantizó la seguridad del imperio romano durante un tiempo más. Aunque la paz era frágil, por el momento, Adriano y Marco Aurelio celebraron su victoria y esperaban un futuro más próspero para Roma.

En la mesa de negociaciones, rodeados por una atmósfera cargada de tensión, los líderes bárbaros y los emperadores romanos se sentaron frente a frente. Los términos del pacto se escribieron meticulosamente en un pergamino, listos para ser sellados con los sellos de ambas partes.

Adriano, con su mirada firme y su postura segura, tomó la pluma y comenzó a redactar los primeros términos del acuerdo. "Los bárbaros reconocerán la autoridad del Imperio Romano en las tierras establecidas por nuestras fronteras", dictó con voz clara y decidida.

A su lado, Marco Aurelio asentía con gesto serio, respaldando las palabras de su hermano. "A cambio, el Imperio Romano proporcionará protección y asistencia a las tribus bárbaras en caso de amenazas externas", agregó, asegurando que ambas partes se beneficiaran mutuamente del pacto.

Los líderes bárbaros, aunque renuentes, comprendieron la necesidad de aceptar los términos propuestos. Con un murmullo de acuerdo, asintieron con cautela, listos para poner fin a la sangrienta guerra que había devastado sus tierras y comunidades.

Una vez que los términos estuvieron claros, se procedió a la firma del pacto. Adriano y Marco Aurelio, representando al imperio romano, colocaron sus sellos en el pergamino, simbolizando su compromiso con la paz y la estabilidad en la región.

Los líderes bárbaros siguieron su ejemplo, sellando el acuerdo con sus propias marcas. Con la firma del pacto, se estableció un nuevo capítulo en las relaciones entre el imperio romano y las tribus bárbaras, uno basado en la cooperación y el respeto mutuo.

Concluida la ceremonia, los líderes se estrecharon las manos en un gesto de reconciliación y compromiso. Aunque la paz era frágil, el pacto representaba un paso hacia adelante en la búsqueda de la estabilidad y la prosperidad para ambas partes.

El pacto entre Octavio Aurelio Marcelo, Marco Aurelio Adriano y la tribu marcomana de la tribu germánica fue un hito crucial para la estabilidad de la región. Aquí está el relato del acuerdo y las firmas correspondientes:

**Pacto de Paz y Rendición**

En la ciudad de Roma, en el año del consulado de Marco Aurelio Adriano y Octavio Aurelio Marcelo, los líderes de la tribu marcomana y los emperadores romanos se reunieron para forjar un acuerdo de paz y rendición.

En virtud de este pacto, la tribu marcomana se comprometió a cesar sus ataques y hostilidades contra el Imperio Romano y a retirarse de las fronteras romanas. A cambio, los emperadores romanos garantizaron la protección de la tribu marcomana y la integridad de sus tierras.

**Firmantes:**

- Por parte de la tribu marcomana:

Jefe militar: Arminio Decimus

- Por parte del Imperio Romano:

Octavio Aurelio Marcelo

Marco Aurelio Adriano

Las firmas de los líderes de ambas partes sellaron el acuerdo y marcaron el comienzo de una era de paz relativa en la región.

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Lisa Estigarribia
me encanta esta novela la verdad
Luisa Manotasflorez: Gracias por tu comentario 😊 me alegra mucho leer esto
total 1 replies
Lisa Estigarribia
queeeee? Adriano? noooo/Sob/
Lisa Estigarribia
una novela esplendida..y el heredero?
Luisa Manotasflorez: muy pronto esperen
total 1 replies
Lisa Estigarribia
una obra exquisita esta novela. tenes un gran talento, exitos
Lisa Estigarribia
ah y los bbs ya urge unos herederos.!!
Lisa Estigarribia
me encanta esta novela es romántica e historica entretejida en envidias traiciones e inteligencia...una trama atrapante e interesante. Gracias autora tu escritos son fluidos y muy bien elaborados....
Lisa Estigarribia
me gusts...es apasionante....esta historia me atrapa...
Lisa Estigarribia
es una historia apasionante!! Animo💐
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