Maktub

Capítulo 23

Pedro volvió a casa, estaban esperándolo Emir, Aysel, Khaled y Mahtob. Entró Javier y el, era el momento de decir la verdad. Aunque no tenía ánimos, pero después de ver la reacción de Zeynep, era mejor que todo terminara de una buena vez

—Que bueno que están todos aquí, pensé que moriría antes de enfrentar todo esto. No hay duda que el Karma tarde o temprano llega, como saben Zeynep se casó con Anatoli Sherbina, por lo tanto no puedo intervenir. Independientemente de que sea mi hija, simplemente no puedo.—decía Pedro

—Papá ¿qué sucede?¿Por qué dices eso?.—preguntó Emir

—Como saben crecí siendo hijo de Estela Vidal, pero el que se encargó de mi crianza fue Samuel su bisabuelo, tenía tu edad Emir cuando conocí a tú madre...—decía Pedro les contó todo, desde las torturas para convertirse en el líder de la organización hasta cómo decidió dejarla, no omitió nada. Después Javier decidió marcharse y dejar que estuvieran solos en familia

—Espera me estás diciendo, que siempre fuimos hijos de un mafioso. Vaya ahora entiendo porque tu rechazo hacia Anatoli.—decía Khaled

—No puedo creerlo, no. ¿Es por eso que vivimos en otro país lejos de ti?, ¿por eso teníamos otro nombre?. ¿Nos ocultábamos de ti?, entonces ¿que le hiciste al tío Ali?.—preguntó Emir

—Tu padre no le hizo nada, tu tío Ali estaba obsesionado por mi. Intentó asesinarme y se quitó la vida al creer que había acabado con mi vida.—respondió Mahtob, sus hijos no podían digerir todo de un golpe

—Entonces mi hermana ¿corre peligro con ese hombre?.—preguntó Aysel

—Cuando se pertenece a ese mundo, siempre se corre peligro.—respondió Pedro

—¿Qué le sucedió a nuestro bisabuelo?.—preguntó Emir

—Su Nona Estela lo asesino, le dio dos disparos con la escopeta de mi padre. Cuando intentaba asesinar a su madre.—respondió Pedro

—No puedo creer que tengamos sangre de ese, monstruo. El te hizo todas la cicatrices que tienes, ¿verdad?.—preguntaba Aysel preocupada por su padre

—Si, ya pasó mi pequeña Luna, ahora el pacto está roto. Y debo volver al frente de la organización. No pondré en riesgo la vida de ustedes.—respondió Pedro, Aysel se acercó para abrazar a su padre al saber todas las torturas que sufrió, ella sentía su corazón oprimido, Emir también los abrazó.

—Vamos a enfrentar esto contigo papá, no te vamos a dejar.—decía Emir

Khaled se sentía dividido, pero sinceramente le importaba su familia. También se acercó a su padre, para darle apoyo.

—Coincido con Emir, pero nunca nos vuelvan a ocultar nada. Aunque sea por evitar que nos hieran.—dijo Khaled

—¿Qué pasó con Zeynep?.—preguntó Mahtob

—No quiere verme, además no puedo interferir. Anatoli es parte de la organización y si me voy a una guerra contra Sherbina, pondría en riesgo a todos.—respondió Pedro

Samira sabía lo que había hecho su padre, Latifah hace años se lo había dicho. Nadie sabía que estaban escuchando desde el segundo piso.

—¿Estás bien?.—le preguntó Kala

—Si, mi padre estaba enfermo de celos y obsesión por mi tía, es algo recurrente en los estados árabes ¿o me equivoco?.—preguntó Samira

—Pienso que es por las reglas tan estrictas sobre la convivencia entre hombres y mujeres. Claro a su conveniencia.—respondió Kala

Samira estaba preocupada por Zeynep, ella no era mujer para un mafioso. Y tal vez eso le traería demasiados problemas con Anatoli.

Mientras tanto Zeynep lloraba desconsoladamente encerrada en el baño de la habitación. Anatoli ya no pudo esperar más y tocó a la puerta

—Princesa debemos hablar.—dijo Anatoli

—No quiero hablar, déjame sola.—respondió Zeynep

—Necesitamos hablar, debes enfrentar las cosas como son. Por favor.—suplicaba Anatoli

—Quiero hablar con mi padre, quiero volver a mi casa.—respondió Zeynep

—No, esta es ahora tu casa. Cuando tu padre vuelva a donde pertenece podrás hacerle las visitas que quieras. Eres mi mujer y te quedarás aquí.—dijo Anatoli

—Entonces vete y déjame sola.—respondió Zeynep

Anatoli estaba furioso por su actitud, pero si lo hacía por la mala. Lo perdería todo con ella, decidió dejarla sola. Salió de la habitación y azoto la puerta. Zeynep se asustó al escuchar el estruendo

Zeynep se había arrepentido de haber corrido a su padre, no había otra opció, decidió huir, tenía que volver a su casa. Quería aclarar las cosas con su papá, sigilosamente salió del baño y abrió la puerta que daba a la terraza. Afortunadamente la habitación aunque estaba en el segundo piso, la terraza daba al jardín. Salió por ahí y caminó hasta el muro, como pudo trepó, se apoyó en un árbol para bajar ya que del otro lado estaba muy alto. Nadie se dio cuenta después de que saltó pasaron los de seguridad a hacer su rondín dentro de la casa, así que no se dieron cuenta que ella había salido de la casa.

Zeynep no traía celular, dinero o bolsa, caminó y caminó en la calle solitaria. Hasta que llegó a una panadería, era aún de madrugada pero las personas ahí ya estaban trabajando.

—Señorita ¿Se encuentra bien?.—preguntó la dueña del lugar

—Cansada, necesito hacer una llamada. Podría y en cuanto lleguen por mí se lo pagaré.—respondió Zeynep

—Si adelante.—dijo la señora, Zeynep decidió llamar a Javier

—¿Si diga?.—respondió Javier aún más dormido, que despierto

—Javier ayúdame, estoy en maple y Livorno en una panadería cerca de la casa de los Sherbina, ¿puedes venir por mi?.—respondió Zeynep

—Si, salgo en seguida. No te muevas de ahí.—dijo Javier

Javier se puso su abrigo y de inmediato salió, minutos más tarde llegó por ella. Zeynep lo abrazó con lágrimas en los ojos, sin duda todos los hijos de Pedro veían en Javier a su abuelo y el protector de la familia.

—le agradezco que la haya ayudado señora.—dijo Javier y le daba dinero como gratificación

—No, no puedo aceptarlo. Todos deberíamos ayudarnos.—respondió la señora

—Muchas gracias.—dijo una vez más Javier y se llevó a Zeynep, aún faltaba tiempo para que amaneciera. Llegaron a casa de Pedro, de inmediato los dejaron ingresar.

—Danilo eleva la seguridad, nadie entra. A menos de que Pedro lo autorice.—dio al orden Javier

—Si señor.—respondió Danilo, de inmediato llamó a Adler

Antonia abrió la puerta, y abrazó a su niña Zeynep. De inmediato subió a avisar a Pedro y a Mahtob. Sus padres bajaron de inmediato, al verla ahí toda sucia y desaliñada, con hojas en el cabello. Era evidente que había escapado de la casa de Sherbina, pero ¿como fue posible?

—Papá perdóname.—dijo Zeynep y fue a abrazarlo

—No tengo nada que perdonarte, tú siempre serás mi joya. Lo más valioso, al igual que tus hermanos.—respondió Pedro

—¿Es verdad que tienes que volver a ese mundo?.—preguntaba Zeynep

—Ven vamos a hablar al despacho, después subirás a tomar un baño y cambiarte de ropa.—respondió Pedro

Mahtob estaba muy conmovida, sus hijos amaban a su padre eso le daba mucha tranquilidad, pero aún así no dejaba de pensar en su pequeño Khaled, era el que más riesgo corría dentro de ese mundo

—Te preocupa el rumbo que va a tomar todo esto, ¿verdad?.—preguntó Javier

—Sinceramente si, no solo por Zeynep, por mi esposo, también por mi pequeño Khaled. Fallé como madre con el.—respondió Mahtob

—Eso no es verdad, la maldad también se hereda. Ellos son bisnietos de Samuel, y de Emmanuel. Tu suegro tampoco era una buena persona, Pedro era como ellos antes de ti, lo que le ayudó es que heredó la bondad de Refugio. Tal vez Khaled si lo haya heredado, pero jamás dejará de ser su hijo.—decía Javier

Después de conversar con su padre, Zeynep lo abrazó, y aún más cuando le contó la historia de sus cicatrices

—Yo no sabía que Anatoli era un mafioso, no sé qué hacer. No debí casarme con él.—decía Zeynep

—¿Lo amas?.—preguntó Pedro

—Si, mucho.—respondió Zeynep

—No dudo que él a ti también, yo volveré a la organización y desde mi cargo siempre te protegeré. Debemos enfrentar las decisiones que tomamos, sean buenas o malas.—dijo Pedro

—¿Qué pasará con grupo RuVel?.—preguntó Zeynep

—seguiremos a cargo de ello. Es tu futuro, y el de tus hijos. Tienes derecho a protegerlos de seguir el camino de los Sherbina. Arréglate todo para que si por algo yo cayera, no se vea afectado RuVel.—respondió Pedro

Más tarde ella había subido a su habitación, para tomar un baño, cambiarse de ropa y comenzar a empacar sus cosas. También quería dormir un poco, su padre la llevaría de vuelta a su nuevo hogar, pero ya que descansara.

Anatoli despertó, lo primero que hizo fue ir a la habitación. Zeynep no estaba en su cama, tocó la puerta del baño pero en ese momento se abrió, ella no estaba dentro. Él bajó de inmediato a buscarla por la casa, su gente de inmediato se puso manos a la obra

—Señor, ella no está en la casa.—dijo Vladimir

—¿Revisaron las cámaras?.—preguntó Anatoli

—Si, ella nunca salió por la puerta principal.—respondió Vladimir

—Entonces mi esposa se evaporó, quiero que todo el personal que tenemos para la seguridad sea dado de baja, ya van varias que te paso Vladimir. Elige a los mejores y salgamos a buscarla, sin duda ella fue a su casa, vamos por ella.—daba la orden Anatoli

Mientras tanto Mahtob estaba buscando en su armario, los bedlah para la danza del vientre que acababa de traer del Cairo. Quería darle un regalo a Zeynep y a Kala, después de encontrarlos fue a la habitación de Emir

—Adelante.—respondió Kala

—Hija, te vine a traer un obsequio.—dijo Mahtob mientras le entregaba un bedlah, negro con detalles plateados

—Es hermoso, pero no se hubiera molestado.—decía Kala emocionada

—Créeme Emir se va a volver loco cuando te mire danzar.—decía Mahtob

—Gracias por todo lo que ha hecho por mi, y ahora por mis hermanas.—dijo Kala y la abrazó

—Eres mi nuera y parte de esta familia, al igual tus hermanas. Bueno te dejo iré a despertar a mi hija.—dijo Mahtob y salió

Entró sin avisar a la habitación de su pequeña Zeynep, ella seguía viéndolos como unos niños. Mahtob era muy maternal, sus hijos eran su mundo, su vida y su respiración. Se acercó para besarla en la frente, Zeynep despertó

—mama, extrañaba tus besos.—dijo Zeynep y se despertó para abrazarla

—Mi princesita, te amo. Siempre seré tu madre, está siempre será tu casa. Ten.—dijo Mahtob mientras le entregaba un bedlah rojo con detalles dorados

—Mamá es bellísimo, gracias.—respondió Zeynep

—Ahora eres una mujer casada, me alegra que te hayas casado enamorada. Lucha por ser feliz, y si no lo eres siempre puedes volver con nosotros.—le decía Mahtob

—¿Siempre has amado a papá?.—le preguntó Zeynep

—Si, al principio le tenía miedo. Pero jamás me golpeó y tampoco me forzó a estar con él en la intimidad, me acostumbre a él y después lo amé. Hasta la fecha lo sigo amando, jamás cambiaría nada de lo que he vivido con él.—respondió Mahtob, después ayudó a empacabar lo que le faltaba a su hija

Pedro estaba en su despacho organizándose con Adler y Danilo, citó a Sherbina y a Nazir en su casa. También le pidió a Javier que se encargara del funeral de Antonio, él no tenía ya familia así que lo sepultaría en su cripta familiar al lado de sus madres, hermano y su padre.

—Señor buscan a la señorita Zeynep.—le dijo Antonia

—Yo lo atiendo.—dijo Pedro—entonces muchachos, estamos de nuevo en el juego, pero esta vez será bajo mis reglas, ganaré más prestigio del que tenía y así acabaremos con esos traidores.—agregó Pedro

—Tiene nuestra lealtad señor.—respondieron ambos

Pedro salió a recibir a Anatoli, al verlo sentía que le hervía la sangre. Pero ahora era el esposo de su hija, aún así lo miraba desafiante. Anatoli se daba cuenta

—Señor, vengo a buscar a mi esposa.—dijo Anatoli

—No era necesario, vino por sus cosas y en cuanto terminara iba a regresar. Pero toma asiento, y ustedes salgan de mi casa.—le ordenó Pedro a los guardaespaldas de Anatoli, él les hizo la seña para que obedecieran

—Señor, sé que nuestra reunión de ayer..—intentaba decirle Anatoli pero Pedro lo interrumpió

—Serás el próximo líder de tu familia, pero yo soy el padre de tu esposa y el líder de la organización. Así que no me desafíes, si no quieres conocer al diablo en persona.—le advertía Pedro

—Es para mi un honor servirlo, no solo como el líder, también como mi suegro, amo a su hija y daría mi vida por ella.—respondió Anatoli

—Eso espero.—respondió Pedro

Anatoli también tenía su carácter, pero sin duda Pedro era más amenazante. Su padre siempre tuvo razón, era como ver a un hombre de hierro, no entendía como era posible. Cómo Pedro pasó de ser un hombre normal, a cambiar de una manera tan radical. Antonia avisó a Zeynep

—Ya estoy lista, papá te veo en la empresa, ¿si?.—preguntó Zeynep

—Si, pero te veré cuántas veces tú quieras, ¿verdad Anatoli?.—preguntó Pedro

—Claro que sí señor.—respondió Anatoli

—Esta es tu casa. Llámame si necesitas algo.—respondió Pedro, su madre la abrazó para despedirse de ella.

Mahtob sentía un nudo en la garganta, en qué momento su hija se había marchado de su lado. Sin duda los hijos son prestados, y tarde o temprano tenían que volar del nido. Pedro abrazó a Mahtob, él le prometía que Zeynep estaría bien. Después de todo era su hija preferida, y quemaría el mundo de ser necesario si alguien la lastimaba.

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