Estuve ciega por mucho tiempo, amando a un hombre que nunca me quiso, dando todo por una familia que no era la mía, viviendo en una mentira tan grande, de la cual no me es posible salir, muriendo de a poco y llevándome conmigo el mayor secreto de amor.
Siendo una mera sustituta, sin llegar a poseer nada en realidad, atada a lo que el destino caprichoso quiera llevarla, ocultado su verdadera yo, ¿Podrá alguna vez ser libre y amar en realidad?
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Capitulo XXIII Su esposa
Amanda
Necesitaba liberar tanto estrés y pensé que beber era la mejor solución, llame a Samuel u le dije tantas cosas y eran verdad eso es lo que siento en mi corazón, no sé cómo pasó, solo sé que lo amo más y que me muero por dentro al saberlo con otra, soy tan tonta por no darme cuenta del amor tan grande que siento por él, amanecer a su lado fue un sueño, abrazarlo sentir su calor, su olor fue una cosa de otro mundo, nunca antes me sentí así y ahora me doy cuenta de que nunca ame a Mauricio solo fue mi manera de defenderme contra todo lo que estaba viviendo, ahora sé que el amor es otra cosa, el amor es esto que siento por Samuel.
Amanda: quiero comprar algo de ropa no quiero que mis padres me vean así.
Samuel: pero si te ves tan linda en ese estado.
Amanda: tan chistoso, mejor busquemos algo por favor.
Samuel: está bien solo reza por qué no nos boten, parecemos indigentes, jajaja.
Amanda: bueno eres el indigente más guapo que he visto.
Samuel: gracias señorita indigente, ahora llegamos a una tienda de ropa espero que consigas algo de tu gusto.
Llegamos a una pequeña tienda, la vendedora al verme puso cara de enojo, no le di importancia lo único que quería era ropa nueva. Samuel fue a la tienda de al lado pues en esta solo vendían ropa de mujer.
Vendedora: disculpe señorita la puedo ayudar en algo.
Amanda: clara señorita estoy buscando algo para cambiar este atuendo, con la lluvia de anoche quede muy mal.
Vendedora: si claro señorita, ya le ayudo.
Estaba mirando la ropa cuando entré Samuel ya se había cambiado, se veía tan guapo en esa ropa casual quedé embobada cuando lo vi.
Samuel: hola hermosa aún te ves así.
Amanda: no he conseguido nada de mi agrado y creo que la vendedora piensa que no tengo como pagar, todo lo que me trae es feo y barato.
Samuel: jajaja ya te ayudo con eso. Señorita disculpe por qué mi esposa aún anda en esas fachas, le pido que consiga algo rápido para ella.
La vendedora estaba embelesada con Samuel y el hecho que me llamara su esposa la dejo estupefacta, me reí en su cara y pedí que me cambiarán de vendedora, la otra chica que me atendió se llevó su buena propina, me vestí también casual y regresamos al auto.
Amanda: viste la cara de esa tipa, estaba que moría de rabia.
Samuel: así es mi querida esposa.
Amanda: gracias, querido esposo, eres el sueño de cualquier mujer.
Samuel: a mí solo me interesa ser el sueño de una sola mujer.
Amanda: claro de Sara.
Ya no me respondió más, hubo un silencio muy incómodo así que entendí que él solo tenía ojos para Sara y que yo siempre seré su mejor amiga.
Samuel: quieres desayunar algo.
Amanda: si claro, sigamos haciendo tiempo así duro más viva, mis padres van a matarme.
Samuel: ya los llamé y les expliqué no te preocupes.
Amanda: tu siempre tan considerado por eso te quiero tanto.
Samuel: también te quiero hermosa, ahora vayamos por ese desayuno.
Llegamos a un pequeño restaurante, aunque se veía humilde era muy acogedor y la atención que nos brindaron fue espectacular y sin hablar de la comida estaba exquisita, de verdad me sentí muy cómoda en aquel lugar, al pedir la cuenta felicitamos al dueño un señor de avanzada edad que estaba junto a su esposa, hacían una pareja tan bella, me dio un poco de envidia ojalá y yo encuentre un amor así de bonito. Samuel les dejo una buena propina y antes de irnos la señora nos dijo que hacíamos una bonita pareja y que solo debíamos ser valientes y decir lo que sentíamos.
Samuel y yo nos miramos, pero no dijimos nada solo nos despedimos y salimos de aquel lugar, llegamos a casa y mis padres nos estaban esperando, hoy era domingo y, por tanto, no iban a trabajar.
Alfonso: muy bonito, señorita estás son horas de llegar, en que estabas pensando sabes el daño que te hace beber, sabes que tienes una hija pequeña que te necesita.
Amanda: lo sé papá y lo siento, estaba muy presionada y pensé esa era la solución para sacar tantas cosas que tengo atoradas en mi pecho.
Natalia: vamos hija, vamos para que veas a Mili y descanses, gracias Samuel por traerla a salvo.
Samuel: no hay nada que agradecer, lo hago con gusto.
Fuimos al jardín donde estaba mi hija jugando con la niñera, al verme salió corriendo y me abrazó.
Milagros: mami anoche saliste de paseo con mi papá?
Amanda: así fue hija, salimos de paseo.
Milagros: me gustaría salir con los dos de paseo.
Amanda: no podemos abusar de Samuel, seguramente está cansado del paseo de anoche.
Milagros: está bien mami.
Amanda: tenemos que hablar de Samuel hija, creo que ya entiendes un poco las cosas.
Milagros: mami si me vas a decir que el no es mi verdadero papá, eso ya lo sé, pero él es mi papá de corazón y es al único que quiero.
Amanda: como sabes esas cosas mi amor.
Milagros: me di cuenta hace mucho mami, pero no quiero que ustedes se separen ustedes dos son mis papás.
Amanda: eres tan inteligente y madura hija, te amo mucho.
Abrace a mi pequeña, ella es muy inteligente y eso me tiene sorprendida, me quedé toda la mañana con ella.