Soy huérfana desde los 6 años, y ahora que estoy apunto de cumplir los 18 años, las cuidadoras me vendieron en matrimonio. Mi nombre es Rouse y fui obligada a casarme con el único hijo de Mrs Hassan... Pero hay algo que no saben... Tengo cáncer en etapa terminal.
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SEGUNDA PARTE: Cristian.
Cristian
Desde que fui un niño, siempre tuve todo lo que quise, nunca se me decía que no a nada, se podría decir que era un chico consentido, mis padres y yo éramos la familia perfecta.
Hasta que un día, llegué temprano de la escuela, todo se escuchaba muy silencioso en casa, pero ví el auto de mi madre estacionado afuera, y otro auto más que yo no había visto...
Ese día había sacado un 10 en mi examen de matemáticas y quería que ella lo viera, ella siempre era muy cariñosa conmigo, mi madre siempre era muy atenta conmigo, si yo necesitaba algo ella siempre estaba ahí.
Decidí sacar mi examen del bolso y tenerlo en mis manos para darle la sorpresa, quería que se sintiera orgullosa, así que subí a su habitación, pero se escuchaban unos ruidos extraños... Parecía quejarse de algo, o de alguien más bien.
Cuando entré a mirar por la orilla la ví casi acostada en la cama con su culo pegado a un hombre que se la estaba cojiendo en cuatro, cuando ví eso, no pude evitar tropezar y entrar en la habitación sin querer.
Y por supuesto que ella intentó negar lo que pasaba, y por supuesto que ella era la víctima, y por supuesto que ella me pidió que no le dijera nada a mi padre porque él no entendería la situación.
¿Cuál situación, madre? ¿Que fueras una puta? Igual no hubo necesidad de contarle a mi padre, porque a la semana siguiente ella volvió a hacer lo mismo, sólo que ésta vez no fui yo quién entró, sino mi padre.
Mi padre de llenó de rabia que golpeó a ese hombre con tanta fuerza que estaba todo lleno de sangre, a mi madre la tomó por el pelo y la sacó desnuda de la habitación y la arrastró hasta la sala.
Yo sólo lloraba como un bebé al ver todo eso, y por supuesto que todo cambió desde ese día. Toda mi familia se fue a pedazos. Mi madre intentaba ser más atenta y rogaba por el perdón de mi madre, yo sólo era un niño y culpé a mi padre cuando mi madre se fue.
Mi madre se fue sin explicación alguna, sin despedirse, sin hablar conmigo y nunca más supe de ella, Sólo que antes de irse se llevó medio millón de dólares de las cosas de mi padre.
Entonces, todos los días durante años yo siempre la esperaba, quería que ella volviera, quería que volviéramos a ser esa familia, pero al siempre esperar y nunca verla empecé a odiarla, a ella y a la familia, la casa, a todo.
Empecé a meterme en problemas en la escuela para llamar la atención de mi padre, pero él estaba perdido en la bebida y su trabajo, que por lo que sabía estábamos de mal en peor.
Yo empecé a librarme de los problemas yendo a fiestas por las noches y con el sexo, pero siempre había una regla: nada de sentimientos. A las mujeres las trataba como sólo un objeto, no tenían importancia para mí, además de que no quería nunca que me hicieran lo que mi madre le hice a mi padre.
En fin, así estuve la mayor parte de mi vida, hasta que conocí a Nidia. Era una mujer muy hermosa e inteligente, se acercó a mí en el primer año de universidad, y tuvimos un mes de relación, hasta que empecé a sentirme un poco enfermo.
Cuando los doctores me hicieron los análisis, dieron positivo para Sida, y cuando hablé con Nidia ella ya lo sabía, porque ella fue la que me infectó. Eso fue el fin para mí, perdí el primer año de universidad, Nidia me botó y además de eso, era una completa decepción.
Hasta que hablé conmigo mismo y me obligué a salir adelante, tomé lo que pasó como lo que necesitaba para abrir los ojos, y así fue. Dejé de salir por las noches, dejé de frecuentar mujeres, me inscribí otra vez en la universidad.
Empecé a trabajar para mí padre mientras estudiaba y fui la motivación que él necesitaba para salir del Alcohol, además de aquel accidente. Empecé a correr el rumor del Sida para que las mujeres se alejaran de mí, ya no quería tener distracciones.
Así lo hice, mi padre y yo compramos una nueva casa, yo terminé la universidad y me hice cargo de la empresa de mi familia, empezamos a formar alianzas y así pude rescatar toda mi vida.
Pero ahora estoy aquí, sentado en una habitación de la clínica mirando a Rouse dormir, sabiendo que quizás la misma lucha que tuve conmigo mismo no logrará salvarla de su horrible destino.
Cuando supe del diagnóstico de Rouse fue peor que cuando mi madre se fue, mucho peor. A nadie le había permitido pasar los muros que me enfoqué años en contruir, pero Rouse... Ella los hizo trizas cada día.
Puedo decir - Aunque no me siento orgulloso - de que he visto a muchas mujeres llorar por mí, llorar porque querían estar conmigo o porque querían más de una noche conmigo, pero ninguna nunca tuvo ese lugar.
Pero tú, Rouse... Verte llorar era como si mi pecho ardiera, y saber que yo era la causa me rompía. Mi alma entera la tienes, Con toda tu luz me iluminaste y ahora me toca mirar todos los días ver cómo te apagas. Y lo peor de todo: sin poder hacer nada.
Empecé a acariciar su rostro con mi mano, recordando aquella noche en la que borracho me llevaste a dormir contigo, sin importar cuántas palabras feas te dije esa noche, aún así fuiste a buscarme para dormir juntos.
Has sido la única chica que realmente me ha visto con todos mis muros, y no tuviste miedo de atravesar cada uno de ellos, y esa noche que estaba tan borracho, te oí decir esas palabras: Te quiero.
¿Pero sabes una cosa, Rouse? Yo también te quiero, te quiero con todo mi corazón que ahora más que nunca te pertenece.