NovelToon NovelToon
Cuando Cese La Tempestad.

Cuando Cese La Tempestad.

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Viaje a un mundo de fantasía / Mundo mágico
Popularitas:509
Nilai: 5
nombre de autor: Sofia Mercedes Romero

Un hombre que a puño de espada y poderes mágicos lo había conseguido todo. Pero al llegar a la capital de Valtoria, una propuesta de matrimonio cambiará su vida para siempre.
El destino los pondrá a prueba revelando cuánto están dispuestos a perder y soportar para ganar aquella lucha interna de su alma gemela.

NovelToon tiene autorización de Sofia Mercedes Romero para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capítulo 22

Cuando la silueta de Riven se desvaneció tras la puerta, el aire huyó de los pulmones de Aria como si una mano invisible le hubiese arrebatado el aliento. Su cuerpo se derrumbó contra el suelo, inmóvil, con la mirada fija en aquel umbral que él había forzado abierto, impulsado por la inquietud. Entre sus dedos, un jirón de tela negra arrancado de su camisa para vendar su herida la ardía como un vestigio cálido de una ternura ya extinguida, consumida en la hoguera del orgullo y la ira.

—¿Por qué me haces sentir así? —susurró, con la voz rota, enterrando las manos en su propio cabello como si quisiera desgarrar la culpa de raíz.

Dentro de ella, la voz oscura que había pronunciado aquellas palabras crueles se replegaba, no por misericordia, sino por hastío… dejando tras de sí un silencio denso y el peso insoportable de su error.

—No… no puedo dejarlo así… —murmuró, con un temblor que ya no era sólo arrepentimiento, sino hambre desesperada de redención.

Se levantó de golpe. Sus pies se lanzaron por los pasillos como si el suelo ardiera bajo ellos. El corazón, convertido en tambor de guerra, golpeaba contra sus costillas. Chocó contra la baranda de la escalera, pero no se detuvo, vio la espalda de Riven alejándose, atravesando las puertas del palacio hacia la noche.

Descendió las escaleras en una embestida, sosteniendo su túnica con una mano, el velo con la otra. Las lágrimas se infiltraban en la tela, volviéndola pesada, oscureciendo su visión, pero no su propósito.

El hombre avanzaba con pasos largos, como si quisiera dejar atrás no sólo el palacio, sino la memoria entera de ella. Aria corrió hasta que sus pulmones ardieron y la garganta le dolía.

La oscuridad de la noche intentaba tragárse a Riven , pero su sombra terminó por detenerse, sentado sobre un banco de tronco, flanqueado por dos piedras, frente al lago.

El agua dormía bajo una piel de neblina, y el aliento de Aria se unía a ese velo frío, escapando por su rostro cubierto como humo que se disolvía en la helada quietud.

Avanzó, levantando una mano temblorosa hacia su espalda, pero la cobardía le arrancó el gesto.

—No quise hacerlo… —apenas un soplo.

El cuerpo de Riven se tensó.

—Vete… No sigas torturándote con mi presencia. —Su voz, grave y contenida, vibró con la fuerza de quien aprieta los puños hasta dejar marcas en la piel.

Aria sintió cómo el peso de sus errores le partía el pecho. Un grito ahogado escapó de su garganta.

—No es por ti… ni por este lugar… ni por tu gente. —Se llevó una mano al corazón—. Es por mí. Tengo… miedo.

Aquella confesión, nunca antes liberada, escapó como un animal que se escurre entre barrotes oxidados.

—¿Miedo? —repitió él, con una herida nueva tallándose en su voz—. Me temes… no me sorprende.

—No —sus uñas se clavaron en sus palmas, afiladas como agujas— No te temo a ti… sino a mí misma. Temo que no seré suficientemente buena para ti.No soy digna de nadie, y el peso de esta verdad me aplasta. Tengo terror de hacerles daño a todos aquellos que se acercan a mí, mi destino era la soledad. No soy quien crees, no caí del cielo, soy tierra, soy oscuridad, soy miedo.

Riven giró, posando sus ojos brillantes en ella como dos estrellas en la noche oscura, intentando penetrar el laberinto de sus pensamientos y comprender la tormenta que la azotaba. —No me mires así, no seas compasivo conmigo— suplicó Aria, su voz un susurro desesperado—No me lo merezco. — Debes deshacerte de mí.

Mientras hablaba, sus rodillas cedieron como ramas quebradas por el viento, hundiéndola en la tierra húmeda que parecía absorber su angustia. Riven se volvió hacia ella con un movimiento casi instintivo, y en sus ojos un destello de sorpresa mezclado con una ternura insoportable. Caminó hacia ella con pasos lentos, como si temiera perturbar el frágil equilibrio de ese momento. Se inclinó, acercándose lo suficiente para que su respiración cálida rompiera el frío que se había acumulado entre ambos, creando un espacio íntimo donde solo existían ellos dos. —¿Por qué lo haría?— preguntó, con un hilo de voz que fue casi un murmullo del viento.

—Porque soy… —apretó los dientes, tragando un sollozo— una maldición. Soy mala… y debes odiarme. Yo misma lo hago.

Riven dejó escapar un suspiro que parecía arrastrar años de peso. Tomó su mano con una firmeza que no admitía retirada, la ayudo a ponerse de pie y la guió hacia el tronco entre las piedras, frente al lago que ahora parecía un espejo roto.

—No te culpo… Yo también me siento así a veces. También me odio.

Entre ellos se extendía un abismo invisible, profundo como un pozo sin fondo. Y, sin embargo, en lo más oscuro de ese vacío, un hilo invisible roto, sangrante, terco que aún pelea por crear una unión.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play