¿Y si el odio no es el fin? Tal vez, solo tal vez el amor verdadero es capaz de transformar corazones de piedra y convertirlos en un corazón de carne.
El camino de Tessa y Dominic no esta sellado con el olvido, este es un amor sublime, pero tormentoso y que estara aprueba constantemente ¿qué sucederá? Los invito a seguir esta historia llena de amor
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Capítulo 22 Ardiendo
Narra Tessa
Luego de cenar voy a la habitación con Vi, me acuesto a su lado y hablamos de unos de sus temas favoritos, planetas, costelaciones, estrellas y galaxias, lo cierto es que mi niña es un poco más avanzada que los niños de su edad. Cuando habla con devoción sobre un tema de su particular interés, frunce su ceño y sus expresiones faciales son idénticas a las de los Devil.
Llega el nuevo día y con ello mi rutina diaria. Dedico parte de la mañana a estudiar con Vi al tiempo que voy trabajando
− Señora Wilson, ella es la señorita Lissa Harper – es Henry presentándome a una mujer joven y muy bonita
− Mucho gusto – respondo formal sin entender el porqué de su visita
− El señor Dominic la ha pedido que contratáramos a alguien para que se ocupe de la educación de la niña en el tiempo que dure con nosotros – comenta Henry
− Es un gusto señora Wilson, el señor Dominic me ha encargado el cuidado de su hija, es un buen padre y quiere que la pequeña Violet tenga lo mejor – dice ella agachándose a la estatura de Vi y acariciando su cabello
− ¿Dominic se reunión con ella? – le pregunto a Henry
− Así es – responde Henry
− ¿puedo hablar con Dominic? – le pregunto a Henry, no me gusta que tome decisiones sin mi consentimiento
− El señor está en su casa – me responde Henry haciendo referencia a la villa que está en remodelación
− Vamos Vi – convido a mi hija a seguirme
− Mami, puedo quedarme viendo una película – responde ella
− Si desea yo me puedo quedar a acompañarla – responde la sonriente jovencita
− Ok – bufo y salgo directo en busca de Dom
Salgo de la casa y atravieso todo el jardín, que por cierto son algunos metros retirados, no me gusta que este infeliz siempre quiera tomar el control de todo, detesto su maldita posesión pasando por encima de los demás. Aunque siendo realista no es que me moleste que el hecho de que Violet tenga educación privada y privilegiada, solo que, es justo que se me consulte todo lo relacionado con mi hija.
Entro a su casa como si fuese la mía, paso por el recibidor ante la mirada atónita de sus guardas espaldas y algunos empleados, llego hasta su estudio, pero no está, así que le pregunto a uno de sus gorilas y este me explica que está entrenando box con Baker, emprendo mi camino hasta el gimnasio.
Narra Dominic
Estoy concentrando, golpeando a Baker como si fuera mi peor enemigo, pero el muy cretino sabe defenderse muy bien, eso hace que mis golpes no lo derriben, pero estoy dispuesto a ganar, esto es lo único que me ofrece un poco de paz en medio de la tormenta que ha generado el regreso de Tessa a mi vida.
Cada vez que la veo, o la tengo así sea cerca, siento un deseo inmenso de asecharla, es como algo controversial, porque una parte de mi la odia, pero otra parte la ama y desea acabar con la agonía de mi cuerpo reclamándola como su propiedad. Pero de una cosa estoy seguro, y es que jamás volveré a ser el idiota embelesado que solo la veneraba
− ¿crees que mi hija y yo somos de tu propiedad? – escucho la voz de la dueña de mis pensamientos, intento ignorarla
− Señorita Wilson – la saluda Baker haciendo que le un golpe que lo lanza al suelo por idiota y desprevenido, el me conoce y sabe que no pierdo oportunidad
− Eres un cretino – me recrimina ella al ver que no deje salir invicto a Baker
− El que piensa, pierde – le respondo restando importancia al cuerpo en el suelo que se levanta sobando su magullado rostro
− Me retiro señor – sale Baker. Comienzo a quitarme los guantes y la playera para darme una ducha, esperando que el ignorarla la obligue a irse
− No quiero que tomes decisiones sobre la vida de Violet o la mía, sin mi consentimiento – me ordena enfurruñada, pero sigo ignorándola - ¡oye, maldito ególatra, te estoy hablando! – grita y esta vez me doy la vuelta para responderle
− ¿Cuál es tu maldito problema niñita? – le respondo dando pasos certeros haciendo que ella retroceda, no sé si de miedo o de que, solo veo sus ojos fijos en mi abdomen descubierto
− Yo-yo- yo solo te exijo que me consultes antes de tomar alguna decisión con respecto a mi hija – responde ella tartamudeando y con su respiración entre cortada, veo como su provocativo pecho sube y baja aceleradamente, al tiempo que su rostro se ruboriza
− ¿me exiges? ¿acaso recuerdas a quien te estas dirigiendo? – le reprendo al tiempo que tomo su mentón para que me observe y recuerde quien soy, pero en ese instante ella posa su mano en mi torso y siento que algo dentro de mi arde como volcán, a mi mente vuelven todos aquellos momentos en los que ella fue solo mía
− No te tengo miedo – responde ella
− Lo tenias cuando huiste despavorida de la ciudad y dejaste un océano entre los dos – replico
− Era necesario – responde ella con su voz nerviosa. Mi cuerpo comienza a oler su fuerte olor a cítrico, siempre ame el olor de su cabello y el calor que salía de su boca cuando dejaba sus labios entreabiertos como ahora
− Dominic – susurra ella y corta la distancia entre los dos
Las manos que antes estaban en mi pecho ahora las tiene sobre mi cuello, mientras se empina para tocar mis labios, este preciso momento es como algo irreal, el minutero deja de dar su tiempo y todo se detiene, el aire deja de circular por la habitación para encender en una llamarada de deseo desbordado al sentir como pasa su lengua alrededor de mis labios, se empina un poco y su manos hacen presión sobre mi cuello para que me acerque más a ella, mi razón deja de dominar mi ser, para dar paso al deseo más primitivo y es el de sentirla, mis manos vacías van hasta su espalda y la atraigo hacia mí, abro mi boca y le profano la suya, ladeo mi rostro para tener mejor acceso a ese bese, la siento jadear y gemir cuando mi lengua invita a la suya a danzar en este baile candente que ella acepta sin duda, rozo sus labios, su boca y muerdo con dureza cada uno de esos provocativos y delineados labios color rosa que tanto ansiaba.
No cuento los segundos, no sé si se han vuelto minutos o incluso horas, solo sé que la necesito y mis manos viajeras van hasta su redondo trasero, el cual aprieto con deseo incesante, un ahogado gemido sale de su garganta y eso me da autorización de seguir mi curso, acto seguido voy apresuradamente hasta su camisa, la cual arranco con fiereza dejando a la vista un hermoso sujetador que deja ver el color de sus hermosos pezones, como puedo me deshago de aquella hermosa, pero estorbosa prenda y en pocos segundos la tengo con su piel al descubierto y sus picos erectos del placer, abandono su boca y bajo por su cuello, pero no voy con besos suaves, bajo con mordidas desesperadas cargadas de urgencia por probar su pechos, como puedo me acomodo en el sillón y la hago sentarse sobre mí con sus piernas a cada costado de las mías, la veo arquearse como demostrando las ganas que tiene porque me devoré a sus grandes amigas, paso mis labios húmedos por cada uno de ellos, por momentos me detengo sobre sus picos y me sacio de aquel manjar que me ofrece, así como sus sonidos me hacen saber lo bien que siente mi saliva y mis succiones por sus firmes picos, quisiera tener la boca más grande y poder llevarme aunque sea una sola a toda mi cavidad, pero me tengo que conformar.
Sus manos me toman del cabello y me obligan a saciarme de sus ansiados montes, su cintura comienza un movimiento circular sobre mi dura erecci*n, el roce de las prendas hace que me duela la dureza que reclama su derecho de hundirse en ella, mi razón y mi corazón están en una disputa por controlarme, pero lo que gana no es ni una, ni la otra, gana mi cuerpo que tiene impregnado en cada parte de mi piel el contacto con su cuerpo desnudo, mi primitivo pensamiento solo evoca y quiere rememorar todas aquellas cosas que he extrañado por tantos años.
Comienzo a desabrochar mi pantalón con la firme he irracional decisión de penetrarla por completo, quiero poseerla con rudeza y posesión demoniaca
− Dominic – es la voz Henry entrando sin avisar
− ¡joder! – grita Tessa tapando sus pechos y yo intento subir mi cremallera
− Lo siento, no sabía que estuvieran ocupados – se disculpa y da la vuelta para darnos nuestro espacio
− ¿Cuál es la maldita costumbre de todos al entrar a mi casa sin mi consentimiento? – grito molesto y Tessa me lanza una mirada recriminatoria pues sabe que también me refiero a ella
− Su abuelo esta consciente – responde Henrry – desea verlos
− Voy en unos minutos, ahora ¡salgan de mi casa! – les grito a los dos
− Eres un completo imbécil, crees que con tus gritos y tu carácter de mierda vas a tapar lo que acaba de suceder, eres un hijo de put4 – me reprocha Tessa pero opto por ignorarla
será que está segunda parte la supera?
pues empecemos a leer
bendiciones
/Smile//Proud/