Lana es una chica soñadora. Su imaginación la lleva a lugares inimaginables. Se pierde fácilmente en sus novelas favoritas. Un giro en la rueda del destino la lleva a un lugar inimaginable.
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Capitulo 22
Atalia llegó junto a su amigo, que parecía absorto en sus pensamientos, y comenzó a darle pequeñas palmadas alentadoras en la espalda.
— ¡Vamos, anímate! — dijo la niña, tratando de levantarle el ánimo.
— Pero, Lia, yo... perdí la oportunidad... — murmuró Rudy, desanimado.
— ¿Quién dijo eso?
— ¿Viste lo mismo que yo? Mira cómo me fue, no hice más que un hechizo común para encender una fogata... ¡soy una broma! — expresó Rudy, avergonzado por su desempeño en la prueba.
— ¡Ten más fe, Rudy! Te van a dar una nueva oportunidad, al fin y al cabo, tu prueba fue interrumpida. — Atalia le guiñó un ojo a su amigo, quien inicialmente no entendió lo que ella quiso decir, pero pronto lo comprendió al ver a Jasper acercándose.
— Le concederemos una nueva oportunidad, dadas las circunstancias de la interrupción abrupta durante su prueba, de la cual usted no tuvo la culpa. — exclamó Jasper al acercarse a Rudy.
Un murmullo se extendió entre los participantes reprobados:
— ¡ESTO NO ES JUSTO! ¿POR QUÉ SOLO ÉL TIENE UNA NUEVA OPORTUNIDAD Y YO NO?
Mientras las quejas resonaban entre los espectadores, Jasper se giró hacia el chico, fijando su mirada profundamente en sus ojos:
— ¡Necesitas demostrarles a todos el motivo por el cual te estoy concediendo una nueva oportunidad! Si no logras hacer algo extraordinario, aunque algún día tengas los recursos para inscribirte, no te consideraré para la Academia.
Al escuchar las palabras de Jasper, la ansiedad de Rudy creció aún más, sus manos temblaban y su cuerpo transpiraba.
— ¿Era realmente necesario decir eso? ¿No ves lo nervioso que ya está? — reclamó Atalia, defendiendo a su amigo.
— ¡Necesita aprender a lidiar con esto! — respondió Jasper, alejándose y dando una señal para que la prueba recomenzara.
Atalia se giró hacia su amigo, sostuvo su rostro con delicadeza entre sus manos y lo miró profundamente a los ojos.
— No dejes que te afecten. Tú sabes de tu potencial, de lo que eres capaz. ¡No permitas que nadie apague tus sueños! — su voz era firme y alentadora.
Rudy asintió con determinación e inhaló profundamente, sintiendo cómo se renovaba el valor dentro de sí. Atalia se alejó, dándole espacio para canalizar su magia una vez más.
Todos los presentes mantenían los ojos fijos en el chico. Algunos aldeanos aún murmuraban, sintiéndose injustamente tratados por no haber recibido una segunda oportunidad, pero pronto se quedaron en silencio al ver las llamas crecer alrededor de Rudy.
Sus cabellos castaños parecían brillar con intensidad ante las llamas doradas que él conjuraba. Eran llamas tan hermosas y puras que parecían danzar en el aire, hipnotizando a todos los espectadores con su magnitud y belleza.
El chico inhaló profundamente nuevamente, dejando salir el aire lentamente, y luego comenzó a ejecutar los movimientos de lucha que había aprendido de su padre.
Las llamas doradas, que inicialmente surgieron modestas, pronto comenzaron a crecer y a rodear el cuerpo del muchacho, creando figuras en el aire que correspondían a cada paso que daba. Era como una danza de poder, donde cada movimiento era una declaración de determinación y habilidad.
Jasper y Hans observaban maravillados, sorprendidos por la habilidad del joven. Sabían que Rudy tenía una fuerte aura mágica, pero nunca imaginaron que tuviera tanto control sobre su magia. Era un verdadero talento, una manifestación innata de poder.
Mientras Rudy ejecutaba sus movimientos de lucha con el fuego, un remolino comenzó a formarse en el aire. Con cada paso, las llamas doradas ganaban intensidad y el remolino crecía en magnitud. En el punto álgido de su actuación, en el último movimiento, lanzó su magia hacia el remolino, creando un espectáculo de belleza y fuerza incomparables. El remolino se transformó en una visión deslumbrante, una exhibición de llamas doradas que llenaba los corazones de los espectadores de admiración y asombro.
Todos los que antes se quejaban ahora estaban en silencio, sin duda sobre el motivo de la nueva oportunidad concedida al chico por Jasper. Si Atalia no hubiera interrumpido la prueba, tal vez Rudy no habría tenido la oportunidad de mostrar este espectáculo de habilidad. Al menos, eso es lo que pensaban.
Clap, clap, clap.
El sonido de los aplausos llenó el aire, resonando en reconocimiento a la impresionante demostración de magia de Rudy. Hanna, que había llegado tan tarde como Rudy y Atalia, corrió a abrazar a su hijo, rebosante de orgullo.
— ¡Felicidades, hijo mío! Qué lástima que tu padre no pueda estar aquí para ver esto, ¡y perdón por llegar tarde, cariño! — Hanna habló con los ojos llenos de emoción y una sonrisa radiante en los labios.
— ¡Te dije que lo lograrías! ¿Qué sería de ti sin mí? — Atalia corrió hacia los brazos de su amigo con una sonrisa traviesa en el rostro, como de costumbre.
— ¡Gracias, Lia! Realmente, ¿qué sería de mí sin ti? — Rudy agradeció con una sonrisa tierna, haciendo sonrojar a Atalia. Era la primera vez que ella veía esa expresión en su rostro, y la primera vez que él parecía tan hermoso a sus ojos.
La atmósfera estaba electrificada ante ese espectáculo; había sido una prueba verdaderamente magnífica.
— ¡Felicidades, joven! ¡Has demostrado un control extraordinario sobre tu magia! — Hans felicitó a Rudy con entusiasmo.
— ¡Gracias, señor!
— ¡Increíble! Apenas puedo contener la ansiedad por verte en la Academia. ¡Felicidades, chico, estás más que aprobado! — Exclamó Jasper, con una sonrisa radiante de satisfacción.
La atmósfera fue envuelta por la euforia mientras varias personas venían a felicitar a Rudy por sus habilidades extraordinarias.
— Coff, coff! — Atalia carraspeó, llamando la atención de todos hacia ella. — ¿No se están olvidando de algo?
— Oh, es verdad, ¡perdón! ¡Todavía tenemos otro participante! — Jasper se disculpó.
— ¡Pero todos los niños del pueblo ya fueron evaluados! — afirmaron algunos aldeanos cercanos.
— ¿Cómo que todas? ¿Y yo? — Protestó Atalia.
Las personas se miraron entre sí, perplejas ante la situación. Todos sabían que ella no tenía magia ni ningún elemento mágico, entonces, ¿cómo participaría en una prueba de esa naturaleza? Una vez más, comenzó un murmullo entre ellos.
Uno de los sacerdotes, que acababa de felicitar a Rudy, se acercó a Jasper con una expresión de duda.
— Señor, ¿está seguro de que quiere hacer una prueba con esta chica? Ninguno de nosotros, sacerdotes o caballeros, podemos sentir magia proveniente de esta niña. ¿Cómo lanzará magia? — preguntó, cauteloso.
Atalia, levantando la cabeza con determinación, replicó con una expresión seria y confiada:
— ¿Quién dijo que no puedo lanzar magia?
Ante la afirmación decidida de Atalia, una ola de sorpresa se extendió entre todos. Jasper, aún curioso sobre las intenciones de la chica, decidió darle una oportunidad, aunque era consciente de sus limitaciones mágicas.
— Muy bien, ¡entonces muéstranos de lo que eres capaz! Todos, aléjense. — La orden de Jasper resonó en el ambiente, mientras los presentes se preparaban para presenciar lo que estaba por venir.
— ¿Qué va a hacer ella? — Las personas murmuraban entre sí, llenas de curiosidad ante la situación inusual.
— ¡La prueba que haré contigo será diferente a todas las demás! — anunció Jasper, mostrando una sonrisa traviesa.
— ¿Y por qué solo la mía será diferente? — preguntó la niña, intrigada.
Jasper se dirigió a la multitud con firmeza, su voz resonando claramente en el ambiente.
— Todos saben que esta joven no posee un elemento mágico, es decir, no puede conjurar magia. Por lo tanto, si logra acertar el objetivo que colocaré a dos metros de distancia de ella con magia, pasará. Incluso si es solo una pequeña manifestación mágica, como una simple bolita. En ese caso, se le otorgará una beca de estudios. ¿Están de acuerdo en que eso sería un verdadero milagro?
Las personas intercambiaron miradas y asintieron, asumiendo que ella no sería capaz de pasar la prueba.
— Muy bien, has afirmado que puedes lanzar magia, incluso sin poseer un elemento o esencia mágica. Es una afirmación audaz, así que ¡demuestra que los milagros ocurren! — dijo Jasper, dando espacio para que la niña realizara su prueba.
Atalia abrió la bolsa y sacó a Mu de dentro, sosteniéndolo en su regazo.
"— ¿Qué crees que estás haciendo?" — preguntó Mu, confundido ante la situación.
— ¿Qué va a hacer ella con ese gato? — murmuraban las personas a su alrededor.
— Mu, eres la clave de mi éxito, ¡prestame tu fuerza una vez más! — dijo Atalia, con una intensidad radiante en su mirada.
"— ¿Cómo voy a hacer eso? No puedo lanzar magia ahora, ¡tú lo sabes!"
— ¡No te preocupes, tengo una idea! — afirmó Atalia, confiada.
(Por cierto, yo si tocaría a la puerta de Lana, quizás porque también estoy loco)