Acordes De Confidencia (BL)

Esa noche, Jordan asumió su rol habitual, llevando a Evan a una reunión de negocios. Al finalizar el encuentro, Jordan estaba esperando pacientemente en el auto. Cuando Evan se aproximó, su semblante cargado de insatisfacción fue inmediatamente notorio para Jordan. La tensión en sus hombros, la ligera inclinación de su cabeza, todo indicaba que la reunión había dejado una huella de descontento. A pesar de haber tomado algo, estaba lejos de perder la lucidez; era más un velo de frustración lo que lo rodeaba.

Jordan, como era costumbre, se apresuró a abrirle la puerta del auto. Evan, sin embargo, detuvo el momento con una petición inesperada.

- ¿Podemos ir a caminar un poco?

- Eso no es posible, tú sabes. Es peligroso -respondió Jordan automáticamente.

Por favor -Evan lo miró con una dulzura impregnada de vulnerabilidad. Su tono era casi una súplica.

Ese momento de contacto visual, breve pero directo, fue suficiente para desarmar las reservas de Jordan. Esa expresión, esa forma de pedir las cosas, empezaba a convertirse en un problema incluso en contra de sus mejores juicios. Con un suspiro resignado, accedió, pero mantuvo firme la condición de que no se alejarían demasiado. Evan aceptó con una sonrisa, un gesto leve de victoria y gratitud.

Eligieron un camino que los llevó por una pequeña colina, alejándose de la luminiscencia artificial de la ciudad hacia un espacio más tranquilo y aislado. Caminaron bajo el manto estrellado, la luz de la luna los bañaba con un resplandor suave.

- ¿Estás bien? -preguntó Jordan con suavidad.

- Ah, sí, es solo que esta maldita gente solamente quiere explotarme. Odio todo esto -la frustración en la voz de Evan era evidente.

Jordan, movido por un impulso de comprensión, se atrevió a indagar.

- Oye… Deja que te pregunte algo.

- Sí, adelante -Evan se giró hacia él, la luz de la luna se reflejaba en sus ojos.

- A ti... ¿no te gusta tu vida? Me refiero a que no pareces cómodo con la idea de ser famoso.

- No lo estoy, es una basura -la franqueza de Evan golpeó el aire.

- Entonces, ¿por qué no lo dejas?

- Por el dinero, claro.

Mientras retomaban su marcha, Jordan sentía la discrepancia entre las palabras de Evan y lo que veía en él.

- Ya tienes suficiente dinero, ¿no? ¿Por qué no lo dejas? -insistió, no dispuesto a aceptar la superficialidad de la respuesta.

- Es... complicado -Evan exhaló-. Ni siquiera sé cómo llegué aquí, yo no planeaba esto, no a este nivel… –no pudo evitar el momento de desahogo- Es... lo que yo quería era hacer música, y conocí a alguien que me alentó a hacerlo, y yo le hice promesas. Luego empecé y me di cuenta de que esta era la única forma si quería vivir de esto…

Jordan no dijo nada, permitiéndole un espacio de liberación a Evan.

- Quiero decir, yo disfruto de hacer música, claro; me gusta conectar con las personas y estar en el escenario. Pero todo esto del performance, el baile, el espectáculo... Es demasiado, preferiría solo cantar mis canciones, no las comerciales -bajó la voz-, mis otras canciones.

- ¿Y por qué no lo haces?

- A veces lo hago, pero esas canciones no llaman tanto la atención. –un leve deje de tristeza cubrió su semblante-. Así que se requiere una puesta en escena, con bailarines y música comercial. Pero sigo componiendo mi propia música, como lo que hacía desde que era un adolescente. Y un día, más pronto de lo que todos piensan, voy a retirarme.

- ¿Lo dices en serio? -preguntó Jordan asombrado.

- Claro, yo tengo otros planes. Pero primero necesito tener suficiente dinero para vivir haciendo otro tipo de música, aunque sea solo para mí… Y cumplir mis promesas -la afirmación de Evan llevó un tono de determinación.

La conversación se desplazó suavemente hacia territorios aún más personales.

- Y esa persona a quien le hiciste promesas, ¿era alguien de tu familia o…?

- No… era mi mejor amiga.

Jordan sintió el cambio en la voz de Evan.

- Ania, ya habrás escuchado de ella. Fue la persona que me alentó y me apoyó, mucho más que mi familia. Ellos sí querían que yo triunfara, por supuesto, pero no entendieron cómo debían apoyarme.

- ¿Y cómo era eso?

- Estando conmigo, escuchándome. Mis padres me compraban instrumentos y me enviaban a clases, pero luego... Nunca estaban, jamás me preguntaban cómo me sentía o cómo iba en el colegio, solamente les importaba que tuviese buenas notas, que mejorara en la música y que no desperdiciara su dinero... Estaba solo la mayor parte del tiempo. Y como tampoco tenía muchos amigos, estaba realmente solo –su voz estaba cargada de melancolía.

- Eso es algo que no me esperaba, pareces alguien social y extrovertido.

- Bueno, eso soy ahora, creo. Pero es gracias a Ania. Antes de ella, yo no sabía cómo expresarme en público, y la mayoría de personas me consideraban extraño. Era divertido y sarcástico, pero eso no agradaba a la gente, así que simplemente me distancié. Luego ella apareció, me ayudó a cambiar mi forma de hablar, de vestir, de peinarme; también me alentó a hacer ejercicio y fue la primera vez que me vi en el espejo y pensé que era atractivo -sonrió-. Ania me hizo sentir seguro sobre la música y sobre mí mismo…

Jordan vio cómo la expresión de Evan parecía mezclar muchas emociones al tiempo; afecto, nostalgia, pero también tristeza y pesadumbre.

- Ella era popular, tenía amigos y me los presentaba. Al principio la gente no sabía por qué éramos así de cercanos. Pero lo cierto es que yo también la ayudaba, su familia... Era complicada. Y era algo que la gente no comprendía. Y yo la amaba, en serio la amaba y... -se le cortó la voz y apartó la mirada -en fin, no quiero estar triste hoy. Tengo hambre, ¿no quieres comer?

La transición en el semblante de Evan desconcertó a Jordan. Era extraordinaria la facilidad con la que podía cambiar su expresión y camuflar sus emociones. Era esa habilidad la que le permitía protegerse a sí mismo. Jordan, testigo de este sutil arte de disimulo, comprendió ahora la fuente de muchas malinterpretaciones sobre Evan. Lejos de ser una muestra de indiferencia, era una táctica de supervivencia, una que le permitía navegar entre la complejidad de sus emociones y las expectativas del mundo exterior.

Caminaron por las calles nocturnas solitarias, encontrándose con la mayoría de puertas cerradas, hasta que hallaron un sitio de comidas rápidas. Se decidieron por comprar pizza. Siguieron avanzando hasta dar con un sitio apartado; se sentaron en el andén y disfrutaron de su comida en silencio.

- Oye, Jordan... -Evan inició con la mirada puesta en el suelo-. Gracias. Sé que probablemente desearías estar ya en tu casa y...

- Detente -Jordan interrumpió con voz firme y negando con la cabeza -. Si quisiera estar en mi casa, me habría negado a tu petición. No hago cosas que me resulten una molestia, ¿de acuerdo? Y... Si necesitas algo, Evan, solo pídelo. No importa qué. A mí puedes llamarme cuando sea -las palabras fluyeron con una honestidad que escapaba a su control.

Evan levantó la vista, sorprendido y conmovido a partes iguales, y regaló a Jordan una sonrisa amplia y genuina.

- Está bien. Me alegra que no te moleste, porque sabes que tenemos que caminar de vuelta.

Jordan fingió una queja, lo que conllevó una risa compartida. Se levantaron, listos para retomar su camino.

- Mierda, se me adormeció el pie -exclamó Evan de forma inesperada.

- ¿Quieres esperar?

-No solo, deja que me apoye -respondió Evan, buscando el equilibrio.

Con naturalidad, deslizó su mano por detrás del brazo de Jordan, encontrando un punto de apoyo mientras colocaba la otra mano en el frente. Este gesto, sencillo pero íntimo, envió un escalofrío inesperado por el cuerpo de Jordan. Era la primera vez que Evan lo tocaba de manera tan directa, y el reconocimiento de este hecho intensificó la sensación.

La noche envolvía la ciudad en un manto de tranquilidad a medida que retomaban el camino en donde el único sonido era el crujir suave de sus pasos.

- Evan –el tono grave y profundo de la voz de Jordan resonó con una calidez que estremeció a Evan.

- ¿Sí?

- Yo creo que la gente que realmente te ama seguirá haciéndolo…-Jordan compartió entonces un pensamiento que se había estado formando en su mente-, incluso si decides hacer algo distinto. Tal vez incluso te quieran más porque serás más tú mismo. Y si no, encontrarás a otros que lo harán –su mirada permaneció fija al frente-. Lo importante es que, si amas compartir tu música, no deberías dejar de hacerlo. Has trabajado demasiado para llegar hasta aquí, y siempre tendrás eso. Puede que sea diferente, pero no tiene por qué ser malo.

Evan observó a Jordan; la luz de la luna hacía que su piel adquiriese un brillo suave. Era ese juego de luces y sombras lo que acentuaba sus rasgos, resaltando esa belleza que le resultaba cada vez más difícil ignorar. Sin darse cuenta, se aferró un poco más al brazo de Jordan. Este gesto era una manifestación física del impacto que Jordan tenía sobre él, un eco de las emociones que florecían en el interior de ambos en ese momento; confianza, afecto, y una creciente sensación de cercanía.

- Sí... puede que tengas razón -concedió Evan, con una expresión de ternura y una sonrisa suave en su rostro.

Continuaron su camino bajo el cielo nocturno, las luces distantes de la ciudad parpadeando como telón de fondo, mientras sus siluetas se desvanecían en la oscuridad de una noche que era testigo de un momento de conexión que, aunque nuevo e inesperado, se sentía tan natural como si hubiera estado esperando a ser descubierto.