Él pensó que me conoció por casualidad, pero cuando me quemo en la hoguera en 1645 yo jure que volvería para vengarme de su traición. Aunque nunca imaginé terminar envuelta con 4 sugetos al mismo tiempo y uno es peor que el anterior.
NovelToon tiene autorización de yanina para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Conociendonos un poco más.
Siento como todo mi cuerpo arde ante la mirada de esta cucaracha inmunda mientras expulsa el humo en mi rostro. Aprieto mis puños intentando no perder la cabeza y asesinarlo aquí mismo de un millón de formas diferentes que están pasando por mis recuerdos. Pero tengo que ser más inteligente, quiero que sufra mucho primero, la muerte tiene que ser un premio y no un castigo.
- Lo siento mucho no sabía que alguien subiría aquí en horas de trabajo.
- Repórtate ahora mismo.
- ¿Disculpa?
- Que me digas inmediatamente cuál es tu nombre y tu rango.
- Vamos linda no estoy haciendo nada malo, solo distraigo mi mente un segundo. Si no le dices a nadie lo que viste yo tampoco voy a decir que te escapas.
- Ja Se nota que no sabes siquiera quien soy yo.
- Aparentemente, eres nueva y no sabes nada.
- Tienes razón soy nueva y no sé nada así que dejemos todo como está. Me voy primero.
- Ya que eres nueva que tal si te doy un recorrido por la empresa y de paso te muestro mi oficina por si al rato se te ofrece algo.
- Que amable de tu parte, pero no me has dicho tu nombre aun.
- Que torpe soy. Mi nombre es Jin.
- Un placer Jin.
- No me vas a decir el tuyo.
- Lo sabrás pronto de todas formas.
Bajo con mis piernas temblando, no por miedo, sino por mi desesperación de arrancarle la garganta con mis propias uñas. Sábila tenía razón no importaba cuanto me preparara una vez que lo tuviera en frente mi sed de sangre sería insoportable.
- Hey calabaza donde te habías metido, te he buscado por todas partes.
Mi talón se dobla y caído sobre Joseph. - Hay duele.
- Y eso que yo me lleve todo el golpe. Espera te doblaste el pie.
Joseph me levanta y me lleva a la oficina mientras todos los empleados nos observan, yo me meto debajo de su chaqueta por la vergüenza que siento.
- Hueles rico.
- Al menos algo bueno salió hoy.
- De que hablas.
- Primero pasamos juntos toda la mañana, segundo te tengo entre mis brazos y por último dijiste que te gustó. Hoy es un buen día sin duda alguna.
- Dije que me gusta tu perfume, no confundas las cosas, animal.
No pasa mucho para que mi padre y hermano también vengan haciendo un gran alboroto, entre tantas preguntas puedo ver a Jaeshin pasar y quedarse viendo un poco antes de seguir su camino, ese maldito juro que lo odio con todo mi corazón, sigue siendo el mismo soberbio con ojos vacíos de antes.
- Lo mejor es que la lleve al médico.
- Yo lo puedo hacer después de todo es mi hermana.
- Yo soy su esposo.
- Futuro y el futuro siempre puede cambiar.
Estos niños me están dando dolor de cabeza, me levanto y camino sola hasta la salida, ni siquiera me duele tanto como para poner el mundo de cabezas.
- Adonde crees que vas.
- Por el vestido cariño, no viniste para eso.
- Pero tu pie.
- No soy tan débil como para llorar por un golpe.
- Tampoco tienes que ser fuerte todo el tiempo Thae.
No sé por qué, pero esas palabras me llegaron a lo profundo de mi corazón. La abuela solía decírmelas cuando me esforzaba hasta el cansancio.
- Vamos por ese desayuno.
Joseph me sujeta de la mano y me lleva hasta su auto dejando atrás todo el disgusto y el enojo.
- Paso algo arriba.
- Vi una cucaracha. ¿Desde cuándo conduces?
- Nunca imaginé que alguien tan salvaje como tú le tendría miedo a una cucaracha.
- No es miedo, sino más bien asco, sabes que las cucarachas pueden sobrevivir incluso en las peores condiciones y sin su cabeza. Las odio.
- Ya entiendo, desde ahora nunca dejaré que veas a una cucaracha en tu vida Thae y si aparece alguna la aplastaré yo mismo.
- Que lindo. Ahora me dirás por qué razón estás conduciendo, no es por nada, pero siento un poco de ansiedad viéndote al volante.
- Ja ja ja No te preocupes por supuesto que sé conducir, aunque solo lo hago cuando algo me importa.
- Joseph no te entiendo en lo más mínimo, quedamos en que nada pasaría entre nosotros, pero aquí estás actuando contrario a tus propias palabras.
- Puede ser por tu actitud tan desafiante, porque eres diferente a todas las demás y no buscas nada de mí es más siento que de cierta forma me estás usando tú a mí y eso me llama mucho la atención. Nadie jamás se atrevió a usarme a su antojo y aquí estas tú Thae dándome esa sensación.
- Veo que tienes buen instinto, digno de un depredador.
- Vamos a desayunar o a almorzar, ya es tarde.
- Vamos a comer y punto, tengo mucha hambre escucha como mi panza gruñe. "Aliméntame Joseph".
- Ja ja ja Bien aquí estará bien, no puedo dejar que mi mujer se desmaye de hambre.
Al menos este tonto me sirve de distracción, ya casi me siento mucho mejor, pero no tanto como para dejar estas ganas de romper algo o a alguien.
- Mira Joseph vamos a ese lugar.
- ¿Al árcade?
- Sí, vamos a jugar un poco para abrir más el apetito.
Lo agarró fuerte de la mano y lo llevo a rastras hasta un juego de golpes.
- Bien venga Joseph dale duro.
- No voy a golpear esa cosa sucia.
- Ja Gallina.
- Como me llamaste.
- Ga-lli-na.
Lo veo remangarse su camisa y dale un gran golpe llegando a los 800 puntos. - Nada mal, eres un chico fuerte.
- Que pensabas.
- Es una lástima que no seas tan fuerte.
- Que..
Imaginó que esa bolsa es la cara de Jaeshin y dejo salir toda mi ira en un solo golpe que supera los 1600 puntos.
- Genial mira cuantos boletos gane.. Mira Joseph mira todos estos son míos.
- Que diablos.
- Vamos a aquel y ganemos muchos boletos más.
Esa tarde hacemos una pequeña competencia, aunque al principio Joseph se encontraba renuente no pasó mucho tiempo antes de volverse una bestia competitiva incluso se burló de los pequeños niños a los que les ganaba.
- Están buenas las hamburguesas.
- Es la primera vez que las como.
- No te creo, yo las comía de vez en cuando en casa de Cora y eran mil veces mejor que estas.
- Sin duda hoy fue un gran día.
Yo también concuerdo con eso, al final no todo estuvo perdido y ambos pudimos conocernos un poco más. Luego de llenar nuestros estómagos Joseph me lleva a una tienda de novias y me hace probar más de 10 vestidos.
- Ya nos podemos ir.
- Todos te quedan bien, es difícil elegir solo uno.
- Por favor Joseph ya casi son las 22 de la noche y estoy cansada.
- Pruébate este y nos vamos.
La señora me ayuda otra vez y puedo ver que ella también está agotada, ojalá este sea el indicado porque si no le voy a dar con un zapato por la cabeza.
- ¿Te gusta?
- A ti te gusta Thae.
- Sí, es perfecto.
- Bien nos lo llevamos.
Al fin todo acabó, soy libre.