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Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Antes De Saber Lo Que Es El Amor.

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Matrimonio contratado / Amor de la infancia / Equilibrio De Poder
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Mel G.

Cuando el hermano mayor de Reachel, Elliot, desaparece en un trágico accidente, ella deberá tomar la presidencia de la empresa familiar, pero esta viene con una condición, casarse. El mejor amigo de su hermano, Santos, le ofrece casarse con ella para ayudarla, pero hay un problema, ella lo ha amado desde niña.

NovelToon tiene autorización de Mel G. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

DROGADO.

...Santos:...

Una semana después.

Iba a ver a Ceren en un restaurante, me pidió hablar, me dijo que teníamos que hablar sobre Reachel. Me pareció extraño pero accedí, había discutido con mi esposa, Ceren me dijo que estaba estaba preocupada por ella, así que imaginé que era algo respecto a que habíamos discutido.

Cuando llegué ella ya estaba ahí.

— Hola. — Me senté.

— Hola, me tomé el atrevimiento de pedirte un trago.

— Está bien. — Lo bebí.

— Quería hablar contigo, Reachel nos contó sobre que ustedes están juntos.

— Así es.

— Bueno no te he dado la charla de amiga. — ¿Charla de amiga? La vi entrañado. Bebí de nuevo del vaso. — Si bueno, ella es nuestra amiga y nos preocupa que puedas llegar a lastimarla.

— No te preocupes eso no sucederá.

— Por que si la lastimas te la veras con nosotras.

— Quédate tranquila.

— Bien.

— ¿Es todo lo que ibas a decirme?

— Si bueno, eso y que mi oferta de la última vez sigue en pie. — Quiso rozar mi mano con la suya.

La aparte de imadiato.

— Pense que no querías que la lastimara.— Argumenté molesto. — Creí haberte dicho que no me interesaba, además esa ves lo dejamos pasar por que no estábamos juntos, pero se supone que eres sus amiga ¿como te atreves?

— Reachel siempre tiene a los mejores hombres, debería compartir.

— No me interesa.

— Tal vez cambies de opinión.

Me levante para irme. Todo se movió, y sentí que perdía la fuerza.

— ¿Señor está bien? — Me pregunta un mesero del restaurante.

— Si esta bien, yo me encargo.— Ceren comenzó a guiarme, la seguí sin saber bien que era lo que estaba haciendo.

...Reachel:...

Un día antes.

Es el último día de los auditores en la empresa, afortunadamente nada de lo del derrumbe que Franco provocó llegó a sus oídos, y también se comprobó que todo lo que había en la carpeta se había corregido en su momento.

Santos entró muy alterado. Me preocupó al instante.

— Tienes que ver esto.

“La gran empresa, Contructoras Zenón, estuvo siendo auditada por casi un mes completo, debido a que llegó a manos del estado, una carpeta donde uno de los integrantes principales de la empresa, cometía múltiples fraudes, entre ellos, desviaciones de dinero, debido a que remplazaban materiales por otros de más baja calidad, lo que ponía en riesgo la seguridad, de todas aquellas personas que han tenido proyectos con esta constructora.”

La fotos de la carpeta estaban ahí.

— ¡No puede ser! — Jadeé.

— Esto ya se hizo público, no hay nada que podamos hacer. — Santos me observó alterado. — Perdoname te falle.

— No , esto, no es tu culpa. Solo hay un culpable, pero esto deja a Franco aún más expuesto ante los juicios que lleva, ¿por que lo haría?

— Tampoco entiendo. — Mi esposo, se arrodilló, a mi altura. — Traquila, saldremos de esto.

Asenti.

Las llamadas, de los clientes queriendo cancelar los proyectos con nosotros, no se hicieron esperar.

— Van tres clientes que quieren la cancelación de su proyecto conmigo . ¿Que diablos está pasando? — Romina entró evidentemente molesta.

— La carpeta se hizo pública, los auditores no han terminado la revisión y hasta que el acta de que todo esta bien salga, las personas creerán que se les está estafando. — Agregó Santos.

— ¡Maldito Franco! — Grite molesta.

...****************...

Ese mismo dia.

El resultado de la Auditoría estaba a nuestro favor, pero muchos clientes ya habian cancelado sus citas para revisar sus proyectos, incluso los clientes que ya teníamos o nos habian contratado. El valor de las acciones de la empresa bajó en un porcentaje considerable.

No estábamos en quiebra, pero si duda estábamos teniendo una crisis con la confianza de los clientes.

Necesitábamos un estrategia.

— Lo único que se me ocurre por ahora, es asociarnos con alguna empresa de renombre, en la que los clientes confíen, para que nos sirva como respaldo, solo en lo que volvemos a ganar su confianza. — Dijó Santos.

— ¿Pero cual? — Pregunté frustrada.

— Tendría que ser una empresa que no pertenezca a ninguno de nosotros. — Señaló el señor Fuentes.

— Aurora, tu hijo ha cometido un sin fin de actos en nuestra contra, por respeto a la amistad que teníamos con Salvador nos habíamos mantenido al margen, pero ya no podemos seguir tolerándo esto. — Agregó Ortiz.

— Ya se han tomado cartas a en el asunto. Les aseguro que los juicios legales ya se están llevando a cabo señores. — Dijé

— Esperamos una solución y pronto. Como presidente y Vicepresidente esperamos resultados. — Exigió el Señor Fuentes evidentemente molesto.

Romina permaneció en silencio al igual que mi madre.

Volvimos a la Oficina.

El señor Bolat estaba ahí y la cara de Santos cambió el semblante de imediato.

— Estamos muy ocupados. — Le dijó mi esposo.

— Santos. — Lo reprendí.

— Solo venía a ver cómo estabas. Me enteré por la noticias lo de la carpeta. — Señaló Bolat.

— Es un situación un tanto difícil, pero saldremos adelante. — Dijé.

— Supongo que seguirán la estrategia de asociarse con una empresa de confianza, que no vaya a querer absorberlos después.

Dirijí mi vista a Santos. El estaba irritado y yo también. — Aún no decidimos que es lo que haremos.

— Bueno, consideró que es la única estrategia viable. Por lo que quiero proponerte asociarte conmigo.

Antes de que pudiera responder algo, la voz de Santos se escuchó detras de mi. — De ninguna manera. No nos asociaremos con usted.

— Muchacho deja el rencor a un lado, esta es una oportunidad que les conviene.

Soy de confianza, por lo que en mi, tienen un aliado.

— Yo no lo considero eso de esa manera, así que no pierda su tiempo. — Sentenció Santos.

— La presidente es ella muchacho, así que no vengas a querer dar órdenes. — Bolat también levantó la voz.

— Escuche…

— ¡Ya basta! — Los detuve. — No voy a presenciar una confrontación entre ustedes. — Las miradas de los hombres no se desviaban del otro. — Señor Bolat, le agradezco su ofrecimiento, pero aún debemos pensar en lo que haremos, tomaré en cuenta su ofrecimiento.

Santos me vio extrañado.

— Está bien mi niña, estaré esperando tu llamada. — El hombre se retiró.

Santos fue detras de él y cerró la puerta.

— No lo estás considerando de verdad.

— Es una buena idea Santos.

— Sabes muy bien que no confío en ese hombre.

— Tu no, pero yo si.

— Sabes que siempre te apoyo, pero esta vez no voy a permitir que lo hagas. — Dijó tajante.

— No estoy diciéndo que lo haré Santos, pero no estaria mal considerarlo.

— Es una mala persona. — Seseó molesto.

— ¿Como lo sabes? ¿En que te basas? — Entendía que Santos tuviera sus dudas, pero no tenía pruebas, creía en el, pero también en el hombre que me cuido por un largo tiempo.

— No vas a asociarte con un hombre que lo único que quiere es estar cerca tuyo Reachel. — Hizo ademanes con las manos.

— Dijiste que no era por celos.

— Pues si, me molesta que quiera estar como perro pegado a ti todo el tiempo. Pero no es por eso que no quiero que te asocies.

Nuestras voces estaban comenzando a escalar de tono.

— ¿Entonces por que? — Lo vi directo a los ojos.

— Elliot sospechaba de el, sabes que el era muy bueno para leer a las personas y yo tampoco le tengo confianza, su comportamiento contigo es extraño.

— Yo no le veo nada extraño, no puedes vivir por simples supociones que Elliot llego a tener, y ademas, lamentablemente mi hermano ya no está entre nosotros.

Santos me observó muy serio. — Tu hermano era la persona en quien yo más confiaba, el sabía cuando alguien mentia y cuando su memoria se fue, su instinto se había agudizado.

— Santos, no soy Elliot, tengo mi manera de hacer las cosas, tenemos que darle una solución a la junta, y esto parece serla.

— Sabes que haría cualquier cosa por ti, pero no prentendas que este de acuerdo, si quieres hacerlo adelante, pero no formaré párte.

El dio media vuelta y se fue molesto.

Suspire frustrada, no quería tener una pelea con mi esposo, pero por ahora era la única solución que teníamos.

Aunque Elliot y Santos, poseían sus propias empresas en no se que cosas, no podíamos aceptar una de esas, ya que al ser los mismos propietarios sabían que sólo se haría de esa manera por estrategia.

...****************...

Había quedado de verme con Catalina para tomar un café, últimamente Ceren no nos acompañaba a ningún lado.

— Así que discutiste con Santos.

— Si bueno, el no considera buena idea asociarnos con Bolat.

— Tu eres la presidente, no deberías de dejar que él te diga lo que tienes que hacer.

Yo movía el popote en mi bebida. — No el no hace eso, al contrario, siempre me apoya y está a mi lado, me aconseja más no me ordena, siento que si tiene se está oponiendo debe haber una razón, pero el no me ha dicho una lo suficientemente válida.

— Creo que Bolat es de fiar, es decir cuando murió tu padre, estaba casi las veinticuatro horas del día viendo lo que necesitaban, no solo tú, todos en tu familia.

— Tienes razón no tengo por qué dudar de el. Hablaré con él mañana.

Ella asintió con la cabeza.

De pronto me llegó un mensaje de Franco.

“¿Quieres saber lo que está haciendo tu amado esposo?”

Me mando una foto de Franco entrando con Ceren a ¡¿A un hotel?!

Me quede sorprendida, debia haber algun error, eso no podia ser.

— Tengo que irme.

— ¿A donde vas? Acabamos de llegar.

— Mira. — Ya no tenía caso que ocultara lo que Ceren estaba haciéndo a Catalina, ella me había traicionado de nuevo.

— ¿Es Ceren? — Preguntó al ver teléfono frente a ella.

— Si. — Tome mis cosas.

— Espera, ¿Que harás?

— Averiguaré que es lo que está pasando.

— Reachel te acompaño.

— Está bien.

Pedí a los guardespaldas que me llevaran los más rápido posible al hotel, en la foto alcanzaba a verse el nombre, por lo que no necesité preguntar.

Les pedí que fueran más rápido, ya me había destrozado las uñas de la impaciencia. Maldita sea odiaba ternerlas descuidadas.

— Juro que si Ceren trató de acostarse nuevamente con mi esposo la mato.

— ¿Nuevamente? — Preguntó Catalina confundida.

— Si, el día que me confesaste lo que sentías por Santos, ella se besó con el e intentó pasar la noche con el, pero el la rechazó.

— ¿Ceren?

— Si ¿que tiene?

— Ella ya sabía lo que yo sentia por Santos en ese momento. — Dijó evidentementee afectada.

— Lo siento.

— Está bien.

En cuanto llegué al hotel bajé, no esperé a que los guardespaldas me siguieran, pero la que si me alcanzó fue Catalina.

— Vengo a buscar al Señor Santos Bianco. ¿Cual es el cuarto?

— Lo siento no podémos dar esa información.

Abri mi bolso y saqué todo el dinero en efectivo que traía.

— ¡Ahora dime cuál es el maldito cuarto!

— El ciento siete.

Tomé el ascensor.

Subimos imediatamente hasta allá, caminé por el pasillo furiosa.

Cuando llegué a la habitación escuché voces.

— Por favor, podémos divertirnos.

— No, aléjate.

Toque la puerta.

— ¿Quien? — Preguntaron desde dentro.

— Servicio a la habitación señorita. — Fingí con una voz dulce que me costó muchísimo.

Comenzaron a abrir la puerta. — No ordenamos na….

Cuando Ceren se dio cuenta de que era yo trató de cerrar la puerta, no la dejé y con todas mis fuerzas empujé abriendo la puerta de par en par.

Le dí una cachetada a Ceren. Me importaba muy poco si había una explicación para esto, nada tenía que estar haciéndo esta mujer en un hotel con mi esposo.

— ¿Que carajo esta pasando aquí? — Pregunté Furiosa.

— Reachel. — Jadeó Santos. Lo observé,no se veia bien. El estaba sentado sobre la cama, así que me agaché para observarlo mejor.

— ¿Que tienes? ¿estás bien?

— No. — Negó con la cabeza. Estaba muy sonrojado, la respiración acelerada, había sudor en su frente, observé más allá y pude ver el bulto en sus panatalones.

Me levanté y fui directo hacia Ceren, me le fui encíma tomandola de lo cabellos. — ¡Desgraciada, drogaste a mi esposo! — Ella comenzó a gritar y a querer safarse.

Caímos al suelo y yo me le pusé encíma, estaba tratando de golpearla en la cara, pero la muy infeliz se estaba cubriendo.

— Reachel, cálmate, Reachel. — Catalina trató de detenerme, pero no pudó y terminó pidiendo ayuda.

Santos también trataba de detenerme, pero el pobre no podia ni con el.

Pronto llegó el personal de hotel y empezaron entre varios hombres a separarnos.

— ¡Maldita!¡Te voy a matar! — Le grite. — Vas arrepentirte de meterte con mi esposo.

— Señora váyase o llamaremos a la policía. — Me pidió el personal.

— Está bien. — Acepté histérica. Ya había dos de mis guardespaldas ahí también. — Ayúdenme con Santos.

Iba a despedirlos, eran unos ineptos, como no se dieron cuenta que se llevaban a mi esposo en esas condiciones.

...****************...

Los guardespaldas dejaron caer a Santos sobre la cama.

— Santos ¿Que tienes? — Me acerqué a el.

— Reachel ¿eres tú?

— Si soy yo. — Se veia igual o peor que en el Hotel.

— Es tu aroma ¿De verdad eres tú?

— Si lo soy. ¿Que hago? ¿Como te ayudo?Llamaré a un doctor. — Me levante rapido, pero alcanzó a tomarme de la muñeca.

Caí sobre la cama y se posicionó sobre mi.

— Necesito alíviarme.

Atrapó mi boca, pegando su dureza a mi cuerpo, empezó a romper mi ropa.

Me besaba con desenfreno, estaba siendo muy tosco.

Comenzó a mover sus manos por todo mi cuerpo.

Por alguna razón esta rudeza me estaba exitando demasiado.

Se puso de pie en la orilla de la cama, me arrastró hacia ella, no se demoró en quitarse los pantalones, y una vez que su virilidad quedó expuesta me embistió con fuerza.

Su mirada era oscura, tan oscura que un arranque me tomó por el cueyo.

Jadeé.

Esto no me asusto, si no que sentia que mi culminación estaba cerca, el dio unas embestidas fuertes que provocaron el colapso de mi cuerpo, sus gemidos varoniles me indicaron su culminación.

Creí que acabaría ahí, pero no fue así, por lo regular el esperaba un poco para volver a introducirse en mi, pero esta vez no fue lo que pasó.

Me puso boca abajo sobre la cama, levantando mis caderas.

Nuevamente se introdujo, estaba siendo salavaje, pero me gustaba, me gustaba que me dominara, que hiciera conmigo lo que quisiera.

Tiró de mi cabello, no me dolió en lo absoluto, solo hizo aumentar mi placer.

— Eres mía carajo. — Dijó.

— Lo soy. — Acepté entre jadeos.

Podia escuchar el sonido del choque de nuestros cuerpos.

Toda la noche fui suya, me hizo sentir en el paraíso.

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Noemi Rios
me falta el el final
Mel G.: Hola buen día querida lectora, así es, aún esta en emisión, si gustas puedes leer ¿Tu eres mi esposa? Que es una novela antes de esta.
total 1 replies
Yolanda Fuentes
me encanta seguir con la historia de Rachel y santos 👏🏻👏🏻
Rossana Centeno
excelente
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