Amar Entre Dos Mundos. 1

A la mañana siguiente por alguna extraña razón, Katarina se levanta tranquila, prepara su desayuno, toma las fotos de Naomi que están autografiadas y sale de su departamento rumbo al colegio, ignorando por completo la situación en que se encuentra su jefa. Hoy es su día libre y lo piensa disfrutar con su mejor amiga, aunque ella no la reconozca, necesita hablar con alguien de confianza.

Cuando llega al colegio le invaden miles de recuerdos y ve varias caritas que le son familiares, repentinamente siente el impulso de abrazar a varios niños; pero se contiene, no desea llamar la atención y mucho menos asustar a sus pequeños. Ella se para frente a la puerta de la dirección y ve el nombre de Marcela grabado en el vidrio; entonces recuerda que el año pasado estaba a solo unos meses de ser la directora del lugar. Golpea suavemente el cristal y desde adentro le dan la orden para que pase.

⎯ Adelante.

Al abrir la puerta, Katy observa por un momento a su amiga. Marcela está mirando fijamente la pantalla de su computadora y sostiene un café humeante en su mano, está tan concentrada en su trabajo que no le presta mucha atención a su visitante, entonces Katy decide hablar.

⎯ Hola Marcela. Soy Kasandra, ayer hablamos por teléfono.

Marcela levanta la vista y se sorprende al ver a la joven frente a ella.

 ⎯ Hola.⎯ se levanta de su asiento y le indica que pase.⎯ Disculpa que te reciba así, pensé que eras algunos de los niños. Pasa por favor y toma asiento.

⎯ Gracias. Vine a traer algunas fotos autografiadas de Naomi y golosinas para los niños.⎯ ella mira la oficina y todo está exactamente igual.⎯ Si quieres, puedo ir al patio y contarle algunas anécdotas para que así no sientan tanto la ausencia de mi jefa.

⎯ Eres muy amable, pero ya me adelante a esa ingrata y no le avise a los niños de su presentación.

⎯ No entiendo, ¿entonces para qué son las fotos?

⎯ ¡Para tirarla a la basura!⎯ se ríe.⎯ Sé que detesta firmar autógrafos y fue una manera de mantenerla ocupada por un rato.

⎯ Comprendo.⎯ Katy se ríe.

⎯ Dime ¿ cómo una chica como tú, eres la asistente de Naomi?

⎯ Por ser insípida y porque me visto horrible o algo parecido.⎯ finge una falsa sonrisa.⎯ Y porque no soy una amenaza para su esposo.

⎯  A ese maldito ni me lo nombres.⎯ se enfurece y su mirada se entristece de golpe.

⎯ ¿Lo conoces? Claro como no lo vas a conocer, si son cuñados.

⎯ En realidad, lo conocí mucho antes, ¿Puedo confiar en ti?.

⎯ Por supuesto, como ya te dije por teléfono no tengo amigos y me gustaría conocerte.

⎯ Esta bien ¿Quieres un café?

⎯ Sí, por favor.

Marcela se levanta del asiento y prepara otro café. Necesita pensar que va a hacer y la única forma de decidir si puede confiar en Kasandra o no  es tomando distancia por un instante, entonces decide que es momento de liberar su alma, vuelve a su lugar y le entrega la taza.

⎯ Ten.

⎯ Gracias, se ve delicioso.

⎯ Es curioso, Katy siempre decía lo mismo antes de probar mi café.

⎯ Perdón, no sé quien es Katy.

⎯ Era mi mejor amiga y tú me recuerdas a ella, tienes los mismo ojos.

⎯ Eso sí es curioso, mis ojos son muy extraños.

⎯ Lo sé. Eres una niña muy dulce, espero no fallarte, como lo hice con ella.

⎯ No entiendo, ¿cómo le fallaste?

⎯ Tú me transmites confianza así que voy a contarte algo.⎯ Marcela bebe de su taza y luego mira el cuadro de Katy que está en la sala, suspira y entonces comienza su relato.⎯ Hace casi dos años, estábamos en una cena familiar con mis padres, Naomi como siempre llego tarde y está vez traía compañía. Es una costumbre de la familia ir a ese restaurante y celebrar los triunfos de algún miembro de la familia. En esa ocasión era el compromiso de mi hermana y no te imaginas mi sorpresa al ver al novio. Era Bruno, el supuesto prometido de mi mejor amiga, con el que muchas veces compartimos eventos y fiesta del colegio. Cuando me vio supo que yo correría a contarle todo a Katy; entonces espero toda la noche y se ofreció a llevarme a mi casa.⎯ Marcela comienza a temblar.⎯ Esa noche él me suplicó que no dijera nada, que Naomi lo engaño y que él no tenía nada que ver con ella.

⎯¿Y le creíste?

⎯¡ Por supuesto que no! Él últimamente se comportaba como un patán; entonces me amenazó con que si yo le decía algo a Katy, él le pediría a Naomi que quite todos las donaciones que hace al colegio. Ella es la principal benefactora del lugar y gracias a eso les pagó los sueldos a los maestros, entonces callé, guardé silencio.

 ⎯ No tenías opción.

⎯ Sí la tenía, pero fui una cobarde. No podía mirar a mi amiga a la cara y mucho menos decir lo que sabía.

⎯ ¡Es un maldito!

⎯ Eso no es todo, fingió perder todo, la obligó a buscar un lugar costoso, alejado de todo y todos y se mudo con ella para poder controlarla.

⎯ Pero ¿por qué simplemente no la dejó si ya no la amaba?

⎯ Por sus padres, ellos son muy religiosos y no le permitían que la deje, él fue su primer hombre y debía ser responsable de sus actos, o al menos eso es lo que siempre dijo Naomi. Aunque a veces sospecho que hay otra razón.

⎯ ¿Y qué pasó con Katy?⎯ ella fingía no saber esa parte de la historia para que no sospeche.

⎯ Ella murió en manos de unos malvivientes; pero siempre sospeché que él tuvo algo que ver con todo eso. Esa semana habían planeado con Naomi ir a Milán, pasarían todo un mes de luna de miel.

⎯ ¿Y la policía no hizo nada?

⎯ Solo investigaron por un tiempo; pero al no haber pruebas ni sospechosos cerraron el caso.

⎯ Ayer fui al departamento de Bruno y estaba con una mujer, no sé si contarle a mi jefa lo que vi.

⎯ No lo hagas. Ella sabía perfectamente quién era él cuando comenzaron a salir y no le importó nada. Ni siquiera pensó en Katy.

⎯ ¡No puedo creer que Bruno sea de esa manera! ⎯ habla sin pensar.⎯ Estaba tan ciega por su amor que nunca me di cuenta de su verdadero rostro.

⎯ ¿Ya lo conocías de antes?

⎯  No, quise decir que Katy, ella estaba ciega de amor.⎯ de repente Katy siente que está perdiendo el control de la situación y se pone de pie.⎯ Ya es tarde, me tengo que ir, pero te prometo volver otro día.

⎯ Espera, por favor no le digas a nadie lo que acabamos de hablar.

⎯ Descuida, será nuestro secreto.

⎯ Gracias.

Katy sale de la oficina y Marcela siente que se sacó un peso de encima, al fin pudo hablar con alguien de ese secreto que la consumía por dentro. Una vez más se para frente el retrato de Katy y le pide perdón por ser tan cobarde y no hablar a tiempo.