Colágeno

Veo como se remueve, pero no por incomodidad sino por el deseo que hierve en su cuerpo, meto mis dedos debajo de sus bragas y tal como lo pensé está muy muy, pero muy mojada, ella al sentir el tacto de mis manos vuelve a gemir, pero está vez más fuerte, sin esperar más meto mis dedos jugando con su sexo.

Su respiración se hace cada vez más inconsistente, lo que me da una clara idea de lo que se aproxima, tomo sus labios nuevamente, mientras muevo mis dedos con pericia.

Logrando que llegue a su punto máximo, cuando ella mueve su cadera en mis manos, y la escucho jadear de aquella manera, no puedo evitar gruñir.

Después que ella ya ha normalizado su respiración con su cabeza en mi hombro, la dejo un rato para que pueda recomponerse, sé que afuera hay gente esperando por qué he escuchado varias veces como intentan abrir la puerta, pero que esperen o que busquen otro baño.

—Disculpa —escucho que dice muy bajito.

Carajo porque me pide disculpas si verla a ella tener un orgasmo ha Sido sin duda alguna lo más placentero de la vida. —No tengo nada que disculparte—Acaricio su cabello.

—Que vas a pensar de mí —solloza.

Rápidamente, tomo su rostro entre mis manos para que pueda mirarme a los ojos—No digas eso, no pienso nada de ti, te conozco muy bien aunque no lo creas, no llores por favor—limpio sus lágrimas con mis pulgares luego dejo un beso en sus labios.

—Gracias Rodrigo, hacía muchísimo tiempo que no me sentía tan viva.

Mi ego se infla de una vez, me siento como el mejor de los hombres.

—Debemos irnos, afuera murmuran cosas—me dice limpiando sus lágrimas.

Ella avanza al espejo para arreglar su vestido, el maquillaje, el cabello, todo, está hecho un desastre.

—¿Katrina estás ahí?—Se escucha la voz de mi mamá del otro lado de la puerta.

Katrina voltea y me mira con los ojos muy abiertos, con evidente nerviosismo.

—Tranquila, me voy a esconder en uno de los cubículos después que se vayan salgo yo.

Ella asiente, debemos hablar de esto, le digo mientras dejo un beso en sus labios.

…

Cuando Rodrigo entra en uno de los cubículos abro la puerta, claro primero me aseguro que todo esté en orden.

—Katrina ¿por qué tardaste tanto? Estábamos preocupadas.

—No pasó nada, solo estaba pensando un poco.

—Tienes las mejillas sonrojadas, como si hubieras tenido un orgasmo—Ese comentario solo genera que el rojo de mis mejillas se extienda por toda mi cara.

—Qué tonterías dices—le digo un tanto nerviosa.

—¿segura?— Me dice entre cerrando los ojos.

—Sí, vamos que quiero un trago— la agarro de la mano para sacarla del baño.

Ella mira a todos lados antes de seguirme, llegamos dónde están los demás, Mariana me mira con las cejas levantadas, la ignoro.

—¿Mila no ha venido?—Pregunto a mi amiga Lucía que está sentada a mi lado.

—No, en su casa no estaba, seguro anda de conquista.—Lucia ríe.

Al pasar el rato llega Rodrigo con una sonrisa de oreja a oreja, eso hace que mis mejillas se enciendan, no sé por qué, pero siento la mirada pesada de Mariana, me escudriña como buscando algo.

Rodrigo le da un beso sonoro a su mamá.

—¿Dónde estabas Rodrigo?—le pregunta Lucía.

—¡Yo!—Dice señalándose así mismo.

—¿Quién más?—Dice Ella.

—Ah estaba bailando, —Me mira, yo aparto la mirada.

Ustedes dirán que soy una vieja facilita que se dejó llevar por el deseo, pero la verdad es que me gusta Rodrigo Santander, desde el día que llego tan cambiado, su forma de mirarme no sé, pero me gusta, me gusta sentir que le gustó a un muchacho tan bello, tan joven que puede tener a cualquier mujer que le dé la gana, pero no, él quiere tenerme a mí.

—¿Qué coño haces tú aquí?—La voz de Douglas me saca de mis pensamientos, rápidamente me recompongo al ver cómo hala a Fer del brazo.

Ella solo llora—! La Sueltas!—le grito.

—Ah, pero mira nada más, la señora con alma de adolescente—Dice con sorna.

— Respétame Douglas— sugiero con rabia.

— Respétate tu misma primero, después hablamos —Dice ignorando mis palabras.

Veo que Rodrigo estampa una mano en el rostro de Douglas, —Respeta a tu mamá—Le dice furioso.

Lucia lo agarra de la mano para que no siga peleando.

Douglas mira a todos lados los ojos, los tiene rojos de ira, agarra a Fer del brazo para sacarla del lugar, todos los presentes están callados, nadie dice nada.

—Lo siento—Les digo en medio del llanto.

Lucia corre y me abraza—Amiga que fue todo eso que le pasó a Douglas.

—No lo sé amiga, él está muy cambiado—me dejo abrazar.

—Mejor nos vamos, —le digo después de limpiar mis lágrimas.

Veo como Rodrigo está molesto, le molesto que Douglas me tratara de aquella manera, suspiro por haber arruinado la salida.

Gustavo llega a saludar, pero al ver muestras caras largas pregunta muy preocupado —¿Pero qué les pasó? Todos se quedan callados, porque esa respuesta solo la puedo dar yo, pero es Rodrigo quien se acerca a él, lo abraza y me imagino que le está contando.

Gustavo voltea y nos mira con compasión.

Agradezco que estuviéramos en un lugar apartado de los demás, por lo menos sé que nadie se enteró de este bochorno.

Salimos del lugar, cuando estamos afuera esperando los autos, me doy cuenta de que Mila está con nosotros, le pregunto a Lucia cuando llegó Mila, ella me dice que junto a Douglas.

Mi cabeza no puede pensar en otra cosa que no sea en la actitud de Douglas, sé que José Alfredo es dominante, machista, pero él raya en lo normal, es agresivo.

Lucia le dice a Mariana y a Mila que suban en su auto, que Rodrigo me va a llevar a mi casa, mi corazón da un brinco de pensar que estaré sola con él, Mariana nuevamente me mira feo antes de subir al auto.

Rodrigo me abre la puerta, subo al auto recostando mi cabeza en la ventanilla, Rodrigo se pone en marcha, veo a través del vidrio de la ventanilla cuando me mira.

—¿Por qué Douglas se comporta de esa forma? —Le pregunto y después me suelto a llorar—. ¿Qué he hecho mal para que se comporte así?

—Ya mi linda, no hiciste nada mal—Coloca una mano en mi hombro transmitiendo una sensación de tranquilidad.

—Muchas gracias por protegerme—Levanto la cabeza para mirarlo.

— Jamás permitiré que nadie te ofenda—toma mi mano con la suya y enreda sus dedos con los míos, para luego dejar un beso en ella.

Es muy dulce, es muy guapo, me gusta que me mire de esa forma, José Alfredo nunca me miró así, apenas he compartido con él un par de veces y en esas ocasiones he sentido la pasión de Rodrigo, una pasión que José Alfredo nunca me demostró sentir por mí.

—¿Quieres quedarte conmigo?—Me dice Rodrigo, aunque mi corazón empieza a latir de una manera desenfrenada, sin pensar muerdo mi labio inferior.

Lo miró por un largo rato, él me sonríe esperando una respuesta de mi parte.

¿Será que katrina acepta pasar la noche con Rodrigo?