Esther es una mujer llena de luz, apasionada por el ballet y la vida. Su mundo parece perfecto al lado de Lucas Belmonte, su esposo y el amor de su vida. Pero todo cambia en un instante cuando un trágico accidente automovilístico le arrebata al amor dejándola rota, perdida y convencida de que jamás volverá a amar.
En busca de sanar sus heridas, Esther emprende un viaje por el mundo, decidida a reencontrarse consigo misma. Cada lugar, cada rostro, cada paso la confronta con su dolor, pero también le abre puertas a nuevas emociones, aprendizajes y posibilidades.
¿Será capaz de reconstruir su vida? ¿Podrá abrir su corazón otra vez y volver a amar?
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Un Último Adiós Al Amor!!
...El funeral se celebró en la iglesia donde se habían casado dos años atrás. Era un edificio de piedra clara, con vitrales de colores que filtraban la luz de manera suave, como si el cielo también llorara con ella....
...Esther llegó vestida de negro, el rostro pálido, los ojos vacíos. Las lágrimas ya se habían agotado, se habían quedado atrapadas en el espacio entre su alma y su cuerpo....
...El ataúd estaba cubierto con lirios blancos, los mismos que Lucas le llevaba cada vez que quería decirle, en silencio, “estoy aquí”. Esa flor, ahora sobre él, parecía recordarle que nunca había sido necesario un “te quiero” explícito, porque su amor siempre estaba en los detalles más sencillos, en los gestos sin palabras....
...Uno a uno, los amigos y familiares se acercaron a hablar. Todos lo describían como un hombre brillante, generoso, lleno de vida y risas. Un compañero leal, un hijo amoroso. Pero nadie sabía cómo describir lo que Lucas había sido para Esther. Su amor no era ruidoso, ni se mostraba a los demás. Era profundo, callado, una corriente silenciosa, pero infinita que se entrelazaba con su ser....
...Cuando fue su turno de hablar, Esther se levantó lentamente, sosteniendo una carta en la mano. Su voz era baja, quebrada, pero firme, como si hablara desde un lugar muy profundo de su corazón....
—Lucas me enseñó que el amor no necesita promesas eternas, solo la presencia real. Me enseñó que, incluso sin música, es posible bailar con los ojos cerrados, si estás con la persona correcta.
—Y aunque hoy el cuerpo que amaba ya no está, su amor vive en mí. No sé cómo seguir. Pero por ti, Lucas… voy a intentarlo.
...Los padres de Lucas lloraban a su lado, intentando consolarla, pero había algo en su dolor que no podía compartirse. Solo el silencio de la iglesia, testigo de ese adiós, les abrazaba....
...Después de la ceremonia, Esther se quedó sola frente al ataúd. Tocó la madera con la yema de los dedos, con la esperanza de sentir algo, cualquier cosa, que la conectara con él por última vez....
—Te amaré todos los días de mi vida —susurró, su voz temblorosa.
...Y luego, se fue....
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...Las semanas siguientes se desdibujaron en una sucesión interminable de relojes que marcaban el tiempo sin significado, de ventanas abiertas a una vida que ya no tenía forma....
...Esther dejó de bailar. Cerró su estudio, canceló proyectos, dejó que la música se desvaneciera en el aire, porque cada nota la desgarraba. La casa, que alguna vez fue su hogar, ahora se sentía vacía. Las sábanas seguían en la cama, las camisas de Lucas estaban en su armario, su perfume aún permanecía en el baño. La taza de café, intacta. Todo estaba tal cual lo había dejado él, como si esperara su regreso....
...Hubo días en que Esther no salió de casa, en que no podía salir de su propia mente. Otros días caminaba sin rumbo por las calles, buscando señales, buscando algo que la conectara con él, aunque fuera un recuerdo fugaz. Lo soñaba cada noche. A veces le hablaba en esos sueños. Otras veces solo lo veía, sin poder alcanzarlo....
...Un día, semanas después, encontró un archivo en su computadora. Pensó que era parte del libro que Lucas había querido escribir, pero al abrirlo vio que la carpeta llevaba el título:...
...Para mi amada esposa....
...“Si alguna vez la vida nos separa, recuerda esto: tú me hiciste completo, y si algún día sientes que no puedes más… baila. Porque ahí estaré, cada vez que cierres los ojos y dejes que tu alma se mueva.”...
...Esther lloró como si su corazón volviera a romperse. Pero al día siguiente, por primera vez desde su muerte, se puso las zapatillas de ballet. No para bailar aún, sino solo para recordarse que algún día lo haría de nuevo....
...La casa, que alguna vez fue un refugio, ahora era solo un cuerpo sin alma. Respiraba, pero no vivía. Esther se movía entre las sombras, entre los recuerdos. Había días en que comía, y días en que no. A veces se vestía, y otras no se quitaba la pijama. Cada rincón estaba impregnado de él, y eso la desgastaba....
...Una tarde, el teléfono sonó. Esther no contestó, y dejó que el contestador lo hiciera por ella....
...“Has llamado a Lucas y Esther Belmonte. Deja tu mensaje después del tono.”...
...Reprodujo el mensaje una y otra vez, como un eco del pasado que ya no existía, hasta quedarse dormida con el aparato pegado a ella....
...Otro día, sacó todos los álbumes de fotos. Se sentó en el suelo, rodeada de imágenes de viajes, cenas, risas. Escribió una palabra detrás de cada foto. “Primavera” “Casa” “Felicidad” Hasta llegar a la última. La más reciente, de ellos bailando descalzos en la sala. Y en el reverso, escribió: “Última vez.”...
...Hubo días en los que se llenó de rabia. Contra el mundo. Contra Dios. Contra el destino. ¿Por qué él? ¿Por qué tan rápido? ¿Por qué sin despedida? Odiaba a las parejas que reían por las calles. Odiaba el olor del café por las mañanas. Odiaba su reflejo en el espejo, tan vacío, tan roto....
...Una madrugada de lluvia, se sentó en el suelo de la cocina y gritó. No un grito histérico, sino un grito seco, contenido, y lleno de soledad. Nadie la oyó. Solo el refrigerador y el reloj, que seguían marcando la hora absurda....
...Pasaron días así....
...Luego, una mañana, vio una carta de su madre, enviada semanas antes, antes de que Lucas muriera. Era una postal desde Lisboa....
...Esther acarició la postal. Dudó. ¿Ir? ¿Estaba preparada para salir de ese agujero en el que se encontraba? Sabía que Lucas ya no estaba en esa casa. Solo su ausencia persistía, profunda, palpable....