Lo Que Nos Une

Luca

Hoy me desperté con la sensación de que algo iba a pasar. No sé si fue el sueño raro que tuve o el hecho de que finalmente me sentí un poco más adaptado a la ciudad, pero la mañana fue diferente. Todo parecía un poco más claro, como si las piezas de este rompecabezas raro que es mi vida empezaran a encajar.

La mudanza había sido un caos, como siempre. La caja de cartón que se cae, las cosas que desaparecen en el camino, y la angustia por estar en un lugar nuevo, en un barrio extraño. Pero había algo que me había llamado la atención desde el principio: la casa de al lado. Danara.

Ayer, cuando la vi por primera vez, no pude dejar de mirarla. Estaba en su jardín, sentada sobre el césped, concentrada en sus dibujos, como si el mundo a su alrededor no existiera. Ella me parecía diferente a las demás personas, no porque fuera rara, sino porque... no sé, había algo en ella que no entendía. No era la típica chica que te hablas de inmediato. Pero la vi y algo dentro de mí, algo instintivo, me dijo que tenía que conocerla.

A lo lejos, cuando la saludé, me respondió con una sonrisa. Fue pequeña, tímida, pero al menos lo intentó. No entendí por qué no quiso hablar más, no lo entendí hasta que me di cuenta de algo: ella no estaba cómoda.

"¿Desde cuándo vives aquí?" me preguntó, con una mueca que casi no vi. Algo en sus ojos me decía que no quería estar hablando de nada más allá de lo necesario. Y entonces, como soy un poco cabezón, insistí, porque siempre hay algo que me hace seguir, aunque no quiera.

Me contó algo sobre sus padres, sobre su hermana, sobre lo que parecía ser su vida, y aunque no era mucho, me bastó para darme cuenta de que, de alguna forma, la estaba incomodando. Así que, de alguna manera, decidí cambiar de tema y soltarle una broma, solo para aligerar el ambiente. Tal vez me metí demasiado rápido. Pero es que soy así, no sé cómo frenar.

Cuando le hablé de su hermana, de repente vi cómo sus ojos brillaban, cómo su rostro se suavizaba. Claro, estábamos hablando de su hermana, una parte importante de su vida, y eso... eso me hizo pensar que tal vez yo no sabía nada sobre ella. Tal vez no entendía nada. Tal vez solo quería ser un chico amable que quería encajar, igual que ella.

La forma en que se despidió, fue... diferente. Me miró con algo en los ojos, algo que no supe leer. "Me agradas", dijo. Pero no lo dijo como lo diría alguien que realmente lo pensara. Era como si estuviera diciéndome lo que esperaba que dijera. Lo sentí. Y aunque mentía, me hizo sonreír. Es difícil decirle a alguien lo que piensas, sobre todo cuando no sabes qué pensar de ti mismo.

Vi cómo se alejaba, cómo se sentaba nuevamente en el césped. ¿Qué quería hacer? ¿Quería estar sola? ¿Qué quería de mí? No lo sé. Pero había algo en ella que me atraía, algo en su forma de ver el mundo que me hacía querer entenderla.

Yo nunca he sido bueno con las palabras. No soy el tipo de chico que se pasa el día intentando caer bien. Pero algo en Danara me hace querer intentar, aunque no sé cómo hacerlo. Y tal vez, solo tal vez, este año sea el año en que finalmente entienda algo de todo esto.

Me quedé parado frente a la cerca, pensando en lo que había pasado. Tal vez la había interrumpido, tal vez no era el momento. Pero no puedo evitarlo. Algo en mí quiere más. Más de ella. Más de lo que esconde.