Desde antes de nacer mi cruel destino estaba escrito, soy Lucía Rivas única hija de María de Rivas, desde que mi mamá supo que vendría al mundo me odio, yo le recordaba su tragedia, yo era el fruto de una violación, debido a eso mi vida siempre ha sido un infierno, pero algún día vengare todo mi sufrimiento y ni siquiera mi madre se salvará del infierno que desatare en la tierra...
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Capitulo III Eres una Ferrer
Había pasado una semana y Lucía seguía encerrada en aquella enorme casa, después de ese día donde él le dijo aquellas palabras que le causaron tanto miedo, ella optó por no salir de aquella habitación, pensó que si él no la veía seguramente se olvidaría de ella y por esa semana así fue, hasta que una noche él llegó tomado y subió a buscar a la chica que tenía encerrada en su casa, la Sra. Ana al verlo en ese estado pensó lo peor, sintió mucha pena por ella.
Mauricio abrió con brusquedad la puerta de la habitación donde Lucía descansaba, ella al escuchar el ruido se sobresaltó y se sentó en la cama viendo la figura que estaba frente a ella.
— Qué hace aqui?. — Pregunto, Lucía desesperada.
— Eres mía y vengo a reclamarte. — Contesto Mauricio caminando hasta ella, desatansose la corbata.
— Qué quiere decir? Pregunto la muchacha presa del pánico.
— No eres una niña y por lo que sé, eres bastante experimentada o es que acaso pensaste que no me daría cuenta de que eres una Ferrer. — Dijo, Mauricio acorralando a Lucía en la cama.
— No te equivocas!, no soy una Ferrer...
— Cállate! no pienso seguir escuchando mentiras, ahora sabrás lo que les pasa a los que me mienten.
Mauricio empezó a destrozar la ropa de Lucía, mientras ella temblaba debajo de él, ella le suplicaba que no la lastimara, pero él no entendía razones.
— Señor por favor al menos sea amable, está sería mi primera vez. —Acalro Lucía entre sollozos y lágrimas.
Mauricio se detuvo viendo a la chica debajo de él, el terror estaba escrito en su rostro en letras mayúsculas y vio en su mirada una tristeza tan grande, era como si esto fuera lo único que le faltaba a su miserable vida, no pudo continuar con lo que pretendía hacer esa noche, él no entendía el por qué no podía hacerle daño a esta chica si ni siquiera la conocía, él solo se levantó y se fue, poco tiempo después entro Ana para consolar a la muchacha, ella sabía que Mauricio no la había lastimado, pero también sabía que la pobre chica había sufrido mucho en manos de su familia, Lucía tuvo confianza en Ana y le contó todo sobre su vida, obviamente no le dijo quien era su padre biológico.
— Ay! Ana!, por qué tengo que sufrir tanto?, yo solo quiero tener una vida tranquila, estoy tan cansada, sabes a veces yo solo quiero morir, nunca debí haber nacido. Lucía no paraba de llorar, Ana busco ropa nueva para ella y la ayudo a cambiarse, también cambio las sábanas y se quedó al lado de Lucía hasta que está logro dormir, Ana pensó en la manera de hacer que está niña pudiera salir de esta casa, era obvio que Mauricio solo la había secuestrado por su gran parecido con Daniela y ahora que sabe que son hermanas y que Daniela era en realidad Adele Ferrer seguramente hará pagar a la inocente Lucia por lo que esa desdichada mujer le hizo, él no tiene ni idea del sufrimiento de la muchacha y de todo lo que ha tenido que soportar, mientras Ana ayudaba a Lucia a vestirse, está se dio cuenta de todas las marcas que la niña tenía en su cuerpo, la persona que le había hecho esto era peor que una bestia.
Llegada la madrugada Ana salió de la habitación de Lucía al bajar las escaleras se encontró con Mauricio sentado en la sala.
— Ya se durmió?. —Pregunto, el hombre con una copa en la mano.
— Así es señor, con su permiso me retiro a mi habitación. — Dijo Ana yendo a su habitación.
Mauricio se quedó pensativo, ella le había dicho que nunca había estado con un hombre antes, como era eso posible, pues es la hermana de Adele y esa víbora era una promiscua, seguramente estaba mintiendo para resguardarse de mí. Los pensamientos de Mauricio estaban hechos un lío, este se quedó dormido en el sillón y lo que quedaba de noche solo soñaba con los ojos aterrados de Lucía y de cómo eso lo hizo sentir.
Ana se encontraba preparando el desayuno, cuando el olor de la comida llegó a Mauricio, este se despertó con un terrible dolor de cabeza y un sentimiento de culpa inigualable, camino a la cocina y le pidió a Ana una pastilla para su migraña, está se la paso sin dirigirle palabra alguna y siguió en lo suyo, Mauricio la ignoro y subió las escaleras, sintió remordimiento por lo que había tratado de hacer la noche anterior, así que entró a su habitación se dio un buen baño y luego salió para desayunar, al pasar por frente de la puerta de la habitación de Lucía se detuvo y la escucho llorando, él empujó la puerta y entró a la habitación, Lucía a penas lo vio se tensó y una ola de miedo recorrió su columna vertebral.
—Qué hace aquí?. —Pregunto Lucia aterrada.
— Tranquila no vine a lastimarte. — Respondió Mauricio acercándose a ella.
Por instinto Lucía retrocedió y se tapó con las sábanas.
— No tengas miedo, solo quiero hablar contigo. — Dijo Mauricio en un tono más relajado.
Lucía no respondió solo espero a que él hablará, ella sabía que si lo hacía enojar seguramente él reaccionaria mal y podía lastimarla.
— Perdón por lo de anoche, no soy un violador y el día que estemos juntos es porque tú así lo deseas, ahora me gustaría saber quién eres tú realmente. — Dijo Mauricio mirándola a los ojos.
— ¿Qué quiere saber de mí? — Pregunto, la chica, ya más relajada.
— ¿Por qué nadie sabe de tu existencia? Por qué si eres la hermana de Adele yo no sabía nada de ti. — Pregunto Mauricio intrigado.
— Adele es mi media hermana, nuestra madre es María Ferrer, pero Ignacio Ferrer no es mi padre, fui el resultado de una vxxxxxxxx, después de ese suceso Ignacio Ferrer continuo su relación con María, pero con la condición de que no dijeran quién soy ni de dónde vengo, cuando fui creciendo mi parecido con Adele se fue notando mucho y bueno decidieron encerrarme para siempre en esa mansión.
Pero Adele tiene dieciocho años y si eres menor que ella, entonces cuál es tu edad?. —Pregunto Mauricio desconcertado.
— A penas tenemos diez meses de diferencia. — Respondío, Lucía sinceramente.
Estuvieron hablando por un largo rato contando algunas cosas sobre sus vidas, Lucía no le dijo de los maltratos recibidos por esa familia y mucho menos le dijo quien era su papá y él no le contó sobre lo ocurrido entre él y Adele.