"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Capitulo 20:"Sangre en la nieve"
El cielo amaneció gris sobre el Bosque Imperial.
Era el día de la fiesta de caza.
La tradición dictaba que nobles y príncipes cazaran juntos… mientras los juegos de poder se libraban en las sombras.
"Darius piensa usar esta fiesta para humillarme. No le daré ese placer."
Aelina sonrió mientras se ajustaba el broche.
El símbolo del viejo linaje imperial, que Darius había usurpado.
Kael entró. Al verla con el broche, palideció.
—¿Estáis decidida a provocar una guerra?
Aelina le sostuvo la mirada.
—La guerra ya está declarada, Kael.
Yo solo la haré visible.
Kael apretó los labios.
—Entonces… me quedaré a vuestro lado. Pase lo que pase.
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El campamento de caza era un hervidero.
Carpas de seda, banderas imperiales, armas relucientes.
Los nobles cuchicheaban, esperando ver caer a la "dama rebelde".
Aelina llegó, escoltada por Kael, Ronan, Aurelian y Lucas.
Su vestido de montar era negro y rojo.
Y el broche… brillaba con descaro en su pecho.
Cuando entró al salón de caza, un silencio sepulcral cayó.
Todos miraban… luego a ella… luego a Darius.
El príncipe heredero se levantó.
Su sonrisa era puro veneno.
—Lady Aelina… qué honor teneros aquí.
Veo que portáis… un símbolo olvidado.
Aelina avanzó con paso seguro.
—No tan olvidado, Alteza.
Algunos de nosotros… recordamos.
Los nobles contuvieron la respiración.
Darius se acercó, demasiado cerca.
—Jugáis un juego peligroso.
Aelina sonrió.
—Solo juego con quienes merecen ser vencidos.
Los ojos de Darius destellaron de furia.
Pero no podía actuar allí, frente a todos.
"Primer golpe… asestado."
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La cacería comenzó.
Los nobles se dispersaron por el bosque nevado.
Aelina cabalgaba junto a Lucas.
Kael y Aurelian la seguían a corta distancia.
Ronan, por su parte, se mantenía siempre visible… como un escudo provocador.
Lucas susurró:
—My lady… hay extraños entre los batidores.
Aelina asintió.
—Mantén los ojos abiertos. No confío en nadie hoy.
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Más tarde, en un claro, Kael y Ronan se cruzaron.
El aire entre ellos chisporroteaba.
Ronan sonrió, cínico.
—Os veo más nervioso que de costumbre, Kael.
¿Acaso teméis perderla?
Kael desenvainó ligeramente la espada.
—No sois rival para mí.
Ronan se inclinó, divertido.
—¿Ni en la guerra… ni en el amor?
Antes de que la pelea estallara, Aurelian intervino.
—¡Basta!
Hoy debemos protegerla. No matarnos.
Los dos hombres se apartaron… pero las miradas quedaron cargadas.
"Tendré que controlar esto… antes de que explote." —pensó Aelina.
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Mientras tanto, Lucas descubrió un pergamino en la alforja de un caballo cercano.
Era una lista.
Con nombres.
Entre ellos… un miembro del Cónclave interno de Aelina.
"El traidor está cerca. Y hoy… podría actuar."
Corrió a informar a Kael.
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La tarde avanzaba.
El bosque se tornaba más frío.
La nieve empezaba a caer.
Aelina, cada vez más atenta, sintió la amenaza.
Entonces, en un paso estrecho, una flecha silbó hacia ella.
Lucas se lanzó.
La apartó justo a tiempo.
La flecha se clavó en el árbol, envenenada.
Kael y Aurelian reaccionaron al instante.
Ronan saltó hacia el tirador… pero el hombre huyó entre la maleza.
Kael gritó:
—¡Atrás! ¡Protegedla!
Aelina se incorporó, temblando.
Lucas sangraba levemente por un rasguño.
—Estoy bien —jadeó—. Pero fue por poco.
Kael tomó a Aelina de los brazos.
—¿Estáis herida?
—No… —susurró ella— pero ya no es un juego. Quieren matarme.
Ronan regresó, furioso.
—Se escapó. Pero era un mercenario. No un cazador.
Aelina respiró hondo.
—Entonces… atacaremos primero.
Todos la miraron.
—Al regresar… revelaremos parte de sus crímenes.
Y el traidor entre nosotros… también caerá.
Kael tensó la mandíbula.
—Estamos con vos.
Aurelian asintió.
Lucas, herido, sonrió.
Ronan añadió:
—Si Darius quiere guerra… se la daremos.
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Mientras regresaban al campamento, Aelina acarició el broche.
"Padre. Madre. Esta vez… sobreviviré. Y os vengaré."
Pero en lo alto, Darius los observaba con sonrisa de hielo.
"Muy bien, Aelina. Has mostrado los dientes.
Ahora… prepárate para perderlo todo."