Un chico solitario, incrédulo de lo fantástico, ve su vida tranquila y aislada tras tocada por un encuentro inesperado con lo desconocido.
Ese momento cambiará todo: su corazón, antes apagado, latirá con fuerza, y la soledad que lo envolvía comenzará a desvanecerse poco a poco.
Ahora deberá enfrentarse a una decisión que definirá su destino:
¿Elegirá la luz o se rendirá ante la oscuridad?
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La visita
29/01/2019
Sin darnos cuenta, el martes llegó a su fin, y ya teníamos encima los tres días de clases restantes de la semana. Pensar que todos me verían con los mismos ojos, después de lo ocurrido, me hacía dudar de si realmente quería ir. Pero Elizabeth, con su calma habitual, me convenció para que enfrentara las consecuencias de mis acciones.
Esa noche, cuando me preparaba para dormir, recordé lo más importante: Elizabeth necesitaba beber un litro de sangre, lo que no era un detalle menor. Después de asegurarnos de que todo estaba en orden, me deslicé bajo las cobijas, y rápidamente me sumergí en un sueño profundo.
Los días transcurrieron lentamente, y el ambiente escolar seguía siendo el mismo. Sin embargo, había una diferencia notoria: ya no me miraban con lástima o asco, sino con... terror. Al menos era algo nuevo.
El viernes por la tarde, tras el final de la escuela, pasé un rato con Elizabeth. Quería saber más sobre sus padres, especialmente porque el sábado se acercaba rápidamente y ellos vendrían a vernos.
2/02/2019
Losert: (Preocupado) ¿Qué puedo hacer de comer para tus padres?
Elizabeth: (Tratando de calmarlo) No es para tanto. Puedes hacer lo que quieras. Mis padres no son tan quisquillosos con la comida.
Losert: (Alterado) Pero no sé qué hacer... ¡Solo soy un híbrido! ¿Está bien que vengan?
Elizabeth: (Confusa) ¿Qué tiene que ver que seas un híbrido? Eres mi familiar.
Losert: (Mirándola preocupado) Exacto, solo soy un familiar. Mi rango no es digno.
Elizabeth: (Enojada, pero burlona) No seas idiota. A mi familia no le importa el rango. Para nosotros, el familiar es muy importante, ya que gracias a su sangre podemos vivir bajo el sol.
Losert: (Recapacitando) Acerca de eso, ¿tus padres ahora solo salen de noche?
Elizabeth: (Relajada) Sí, ahora que mamá es vampira, solo salen de noche.
Losert: (Curioso) ¿Y en qué trabajan?
Elizabeth: Mi padre es maestro de historia en una escuela nocturna, y mi madre es editora, trabaja desde su computadora.
Losert: (Sorprendido) ¡Wow! Han encontrado una manera de vivir bajo el cielo nocturno.
Elizabeth: (Aburrida) Supongo. Pero yo no quise vivir así. Por eso me fui antes de que terminara mi séptimo día.
Losert: (Sabía lo que venía) Sí, lo sé. Me encontraste a mí.
Elizabeth: Correcto. Así que no te martirices. Solo haz algo delicioso y todo estará bien.
Losert: (Con una sonrisa nerviosa) Ok, haré lo que pueda.
"En mi mente solo podía pensar qué prepararles de comer. Supuse que los padres de Elizabeth no serían tan sencillos como ella, quien disfruta prácticamente todo lo que cocino.
Revisé algunas recetas en un libro que compré hace tiempo. La respuesta llegó a mí casi de inmediato: verduras salteadas y pollo con mantequilla. Era un platillo sencillo, pero elegante. Al verlo, supe que era la opción correcta. Quería causar una buena impresión. Después de todo, ser el familiar de Elizabeth significaba cuidarla, o al menos así lo entendía yo.
Mientras revisaba los ingredientes en la cocina, noté que Elizabeth me miraba de reojo de vez en cuando, aunque mantenía la vista fija en la pantalla de su celular. No dijo nada, pero su expresión era más tranquila de lo habitual, como si se divirtiera viendo cómo intentaba organizar todo.
El día terminó sin grandes eventos, pero el sábado llegó más rápido de lo que esperaba.
03/02/2019
Por la mañana, le pedí a Elizabeth que me ayudara a limpiar un poco el comedor y la sala. Para mi sorpresa, accedió sin quejarse. Mientras ella se ocupaba de quitar el polvo, yo salí a comprar los ingredientes necesarios.
A las cinco de la tarde, todo estaba listo. La casa olía a limpio, la mesa estaba perfectamente arreglada y los ingredientes esperaban en la cocina. Sin embargo, mis nervios no dejaban de atormentarme. Me paseaba de un lado a otro, repasando mentalmente cada detalle del menú, las posibles conversaciones y cómo comportarme.
Mientras tanto, Elizabeth estaba tirada en el sofá, viendo televisión como si fuera cualquier otro sábado.'¿Cómo puede estar tan relajada?', pensé, intentando ignorar cómo su indiferencia hacía que mis nervios aumentaran aún más."
Estaba terminando los últimos detalles en la mesa cuando el sonido de la puerta me sobresaltó. Eran las ocho en punto. La puntualidad siempre me pareció un signo de buenos modales, pero esta vez, solo logró aumentar mi ansiedad.
Justo cuando estaba por ir a abrir, Elizabeth se levantó con una calma exasperante y caminó hacia la puerta. Su actitud relajada contrastaba tanto con mis nervios que casi me hacía enfadar.
El sonido de la puerta cerrándose resonó en la casa, y en ese instante sentí cómo el ambiente cambiaba. Una sombra intangible pareció extenderse por la sala, y un escalofrío recorrió mi espalda. El frío sudor hizo que mi camisa se pegara a mi piel, pero no me atreví a moverme.
Miraba fijamente hacia la sala, como si intentara prepararme para lo que vendría. Entonces, en un parpadeo, ellos estaban allí. De pie frente a mí, como si hubieran aparecido desde las sombras mismas. Apenas pude distinguir sus siluetas; lo único claro eran sus ojos, fijos en mí, analizándome con una intensidad que me hizo sentir expuesto, pequeño.
Intenté tragar saliva, pero mi boca estaba seca. A medida que se acercaban, mis nervios aumentaban. Mi mente se llenó de preguntas: ¿Por qué el ambiente es tan pesado? ¿Por qué hay tanta hostilidad en su mirada?
Cuando por fin reaccioné, ya estaban frente a mí. Fue entonces cuando escuché la primera voz. Era la madre de Elizabeth. Su tono era frío, elegante, pero había algo en él que me puso aún más tenso.
María: (Fría, pero con un aire de elegancia) —Así que tú eres Losert, ¿eh?
(Se inclina hacia adelante, acercando su rostro como si quisiera examinarme más de cerca.)
Asmodeus: (Con una voz fuerte, pero igual de elegante que su esposa) —Nuestra pequeña nos ha hablado mucho de ti.
Losert: (Todavía incapaz de verlos con claridad entre las sombras, respondí con una risa nerviosa.)
—¿E-En serio? Jejeje... Sí, yo soy Losert, el familiar de Elizabeth. Mucho gusto.
Asmodeus: (Dando un paso más hacia mí, con los ojos que de repente se tornaron de un rojo intenso.)
—Mmm... Vaya... (Dijo con sorpresa en su voz, examinándome como si hubiera notado algo extraño.)
Elizabeth: (Llegando al comedor y cortando el momento antes de que pudiera empeorar.)
—Papá, ¿puedes dejar de ponerlo a prueba?
En ese instante, las sombras que cubrían la habitación se disiparon como si nunca hubieran estado allí. Asmodeus no pudo contenerse más y estalló en carcajadas.
Asmodeus: (Riéndose a carcajadas.)
—¡Jajaja! Lo siento, hija.
María: (Rompiendo en risas también, aunque con un aire más refinado.)
—Tu reacción fue exactamente como dijo Eli.
Losert: (Confundido, mirando a Elizabeth con incredulidad.)
—¿Eh?...
Elizabeth: (Me miró con una sonrisa traviesa.)
—Lo siento, Lost, pero estabas tan tenso que pensé que esto sería divertido. (Rió al final, claramente disfrutando de mi incomodidad.)
Asmodeus: (Con su tono cambiando a algo más sereno y cordial.)
—Lamento mucho el susto, chico. Yo soy el padrastro de Eli, me llamo Asmodeus Velmor.
María: (Su voz también cambió, manteniendo la elegancia, pero ahora más amigable.)
—Y yo soy su madre, María de Velmor.
Losert: (Finalmente relajándome, respiré profundo mientras mis hombros se destensaban y, por fin, pude verlos claramente.)
—Mucho gusto.
CONTINUARA...