En un mundo asediado por la oscuridad, Elara y sus amigos, Kael, Lila y Thalion, se embarcan en una peligrosa expedición para invocar el poder del dragón y descubrir un antiguo artefacto en el Valle de la Luz, con la esperanza de proteger su hogar, Eldoria, de las sombras que amenazan con regresar.
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Capítulo 20: La Primera Prueba
El día de la segunda sesión de entrenamiento amaneció en Eldoria con un ambiente de anticipación y nerviosismo. Los aldeanos se preparaban para enfrentar no solo el desafío del día, sino también la creciente amenaza de la sombra que acechaba en el bosque. Elara, Kael, Lila y Thalion se encontraron una vez más en la plaza, listos para guiar a su comunidad en la defensa de su hogar.
“¿Cómo se siente todo el mundo esta mañana?” preguntó Elara, sonriendo mientras miraba a su alrededor.
“Listos para enfrentar cualquier cosa,” respondió Kael, su mirada determinada. “Hoy nos enfocaremos en poner en práctica lo que aprendimos la última vez.”
“Sí, pero también debemos recordar que la sombra sigue siendo un peligro real,” advirtió Thalion, su tono serio. “La vigilancia y la preparación son clave.”
Lila asintió, sintiéndose emocionada y nerviosa al mismo tiempo. “Estoy lista para ayudar a nuestros sanadores a estar preparados. Cada uno de nosotros tiene un papel importante en esto.”
“Exactamente,” dijo Elara, sintiendo que la energía en la plaza comenzaba a aumentar. “Hoy trabajaremos en simulacros de combate y en situaciones de emergencia. Debemos estar listos para actuar en cualquier momento.”
A medida que los aldeanos comenzaban a reunirse, Elara se dirigió a ellos. “¡Gracias a todos por estar aquí hoy!” exclamó. “Hoy vamos a enfocarnos en practicar nuestras habilidades y en estar listos para cualquier evento inesperado.”
“¿Qué tipo de simulacros vamos a hacer?” preguntó un joven, su voz llena de curiosidad.
“Hoy, realizaremos simulacros de combate en grupo y ejercicios de respuesta rápida,” explicó Kael. “También practicaremos cómo actuar si la sombra se presenta de repente.”
“Es importante que mantengamos la calma y la comunicación en situaciones de estrés,” añadió Lila. “Cada uno de nosotros debe saber cuándo y cómo actuar.”
“Y también debemos estar atentos a nuestra seguridad,” advirtió Thalion. “No debemos subestimar la amenaza de la sombra.”
Con eso, Elara dividió a los aldeanos en grupos, asegurándose de que cada uno tuviera la oportunidad de practicar en diferentes situaciones. “Los guerreros, por favor, reúnanse aquí conmigo,” dijo, señalando un área despejada. “Hoy practicaremos tácticas de combate y defensa.”
Kael se unió a Elara, observando cómo los guerreros se alineaban. “Vamos a comenzar con ejercicios de calentamiento,” dijo, alzando la voz. “Es esencial que todos estemos listos para lo que venga.”
Mientras tanto, Lila reunió al grupo de sanadores. “Hoy vamos a practicar cómo atender heridas en situaciones de combate,” explicó. “Simularemos diferentes tipos de lesiones y aprenderemos a actuar rápidamente.”
Thalion, por su parte, se encargó del grupo de vigilancia. “Hoy practicaremos el uso de señales y la observación del entorno,” dijo, mirando a su grupo. “Es vital que estemos atentos a cualquier cosa inusual.”
A medida que el entrenamiento avanzaba, Elara sintió que la energía en la plaza se intensificaba. Los guerreros practicaban sus movimientos, mientras que los sanadores aprendían a preparar ungüentos y a atender heridas. Los vigilantes se comunicaban entre sí usando señales y silbidos.
“¡Eso es, mantengan la guardia alta!” gritó Kael a los guerreros, mientras observaba sus movimientos. “Recuerden que deben trabajar juntos como un equipo. Si uno de ustedes cae, los demás deben estar listos para cubrirlo.”
“Me siento más fuerte cada día,” dijo un guerrero, sonriendo mientras practicaba un movimiento de defensa.
“Eso es lo que queremos,” respondió Kael. “Cada uno de ustedes tiene el potencial de ser un defensor formidable.”
Mientras tanto, Lila guiaba a su grupo de sanadores. “Ahora, simulemos una herida en el brazo,” dijo. “Necesitamos que todos aprendan a actuar rápidamente. El tiempo es esencial en estas situaciones.”
“¿Y si no tenemos todos los ingredientes para los ungüentos?” preguntó una sanadora, preocupada.
“Debemos ser creativos y usar lo que tengamos a mano. La improvisación es clave,” respondió Lila, sintiendo la importancia de la preparación.
En el grupo de vigilancia, Thalion estaba enseñando a sus aldeanos a observar su entorno. “Recuerden que la atención a los detalles es crucial,” dijo, señalando un árbol. “¿Ven cómo algunas hojas parecen haber sido aplastadas? Eso podría ser una señal de que algo se ha movido por aquí.”
“¿Y si vemos algo sospechoso?” preguntó un joven vigilante.
“Debemos comunicarnos inmediatamente y alertar a los demás,” respondió Thalion. “La vigilancia es nuestra primera línea de defensa.”
A medida que pasaba el tiempo, Elara notó que los aldeanos comenzaban a mostrar signos de cansancio, pero también de determinación. Todos estaban dispuestos a aprender y a prepararse para lo que podría venir.
“Recuerden, esto es solo entrenamiento,” dijo Elara, alentando a su grupo. “La práctica nos hará más fuertes y nos dará la confianza que necesitamos.”
Con el paso de la mañana, Elara decidió que era momento de realizar un simulacro. “¡Atención, todos!” gritó, llamando la atención de la multitud. “Vamos a realizar un simulacro de emergencia. Imaginemos que la sombra ha aparecido. Quiero que cada grupo actúe de acuerdo a su entrenamiento.”
Los aldeanos se miraron entre sí, sintiendo la tensión en el aire. “¿Están listos?” preguntó Elara, sintiendo la adrenalina fluir. “¡Aquí vamos!”
“¡La sombra ha aparecido!” gritó Kael, actuando como el líder del simulacro. “¡Todos a sus posiciones!”
Los guerreros comenzaron a moverse, formando un círculo alrededor de la plaza, mientras los sanadores se preparaban para atender a los heridos. Los vigilantes se dispersaron, observando el entorno.
“¡Mantengan la calma!” gritó Lila, tratando de guiar a su grupo. “Estamos aquí para ayudar. No hay razón para entrar en pánico.”
“¡Miren hacia el bosque!” gritó un vigilante, señalando hacia un grupo de árboles. “Algo se mueve allí.”
“¡Regresen aquí!” ordenó Thalion. “¡No se separen del grupo!”
Elara sintió que su corazón latía con fuerza mientras observaba la escena. “¡Concentren su energía en la luz!” gritó, sintiendo la necesidad de unir a todos. “¡La luz siempre prevalecerá!”
A medida que el simulacro avanzaba, los aldeanos comenzaron a actuar con más confianza. Los guerreros practicaban sus movimientos mientras los sanadores atendían a los “heridos” de manera simulada.
“¡Eso es! ¡Bien hecho!” animó Kael a sus guerreros. “Recuerden que la clave es moverse en equipo.”
“¡Aquí viene otro herido!” gritó Lila, señalando a un aldeano que actuaba como si estuviera herido. “Necesitamos atenderlo rápidamente. ¡Preparémonos!”
A medida que el simulacro continuaba, Elara sintió que la tensión comenzaba a disiparse. Los aldeanos estaban aprendiendo a trabajar juntos y a confiar en sus habilidades.
“¡Muy bien! ¡Eso es!” animó Elara, sintiendo la energía positiva. “Están haciendo un gran trabajo. Mantengan la calma y sigan adelante.”
Finalmente, Kael decidió que era momento de concluir el simulacro. “¡Alto!” gritó, levantando la mano. “¡Simulacro terminado!”
Los aldeanos se detuvieron, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción. “¿Cómo se sintieron?” preguntó Elara, mirando a su comunidad.
“Fue un poco aterrador, pero creo que hicimos un buen trabajo,” dijo un joven guerrero, sonriendo.
“Sí, definitivamente aprendimos a trabajar juntos,” respondió otra guerrera. “Me siento más segura ahora.”
“Lo hicimos bien, pero debemos seguir practicando,” dijo Thalion. “La sombra no se detendrá, y debemos estar listos.”
“Exactamente,” asintió Kael. “Hoy fue solo un simulacro, pero nos dio una idea de lo que podríamos enfrentar.”
Mientras los aldeanos comenzaban a relajarse, Lila se acercó a Elara. “Me siento orgullosa de todos,” dijo, sonriendo. “Han demostrado que están dispuestos a luchar por su hogar.”
“Sí, y esto es solo el comienzo,” respondió Elara, sintiéndose llena de esperanza. “Debemos seguir adelante y mantenernos unidos.”
“¿Cuál será nuestro próximo paso?” preguntó un aldeano, mirando a Elara con interés.
“Continuaremos con nuestras sesiones de entrenamiento y también debemos establecer un sistema de vigilancia más sólido,” explicó Elara. “La comunicación es clave, y debemos asegurarnos de que todos estén informados.”
“Podemos hacer reuniones semanales para evaluar nuestro progreso y ajustar nuestros planes,” sugirió Thalion. “Así podremos mantenernos organizados y listos para cualquier eventualidad.”
“Me parece una excelente idea,” dijo Lila. “También podríamos incluir sesiones de meditación para ayudar a todos a mantenerse tranquilos y centrados.”
“Perfecto,” asintió Elara. “Vamos a seguir adelante y a construir un futuro más fuerte para Eldoria. Juntos, somos más fuertes.”
A medida que el día avanzaba, la comunidad continuó trabajando unida. Los aldeanos compartieron sus experiencias y se sintieron más conectados que nunca. Con cada sesión de entrenamiento, la luz del dragón brillaba más intensamente en sus corazones.
Al caer la tarde, Elara se sintió llena de esperanza. Sabía que aún había desafíos por venir, pero también sabía que estaban listos para enfrentarlos. La unidad de Eldoria sería su mayor fortaleza, y la luz siempre prevalecería sobre la oscuridad.