Quien imaginaria que en un contrato no solo vendes tu vida si no también tu alma?
Rebecca Smith, una mujer bella, inteligente y con gran determinación, decide buscar a su misterioso padre Antonio Cipriani, luego del fallecimiento de su madre.
no tiene idea de quién es, ni que está apunto de convertirse en la futura heredera de las empresas Cipriani. Pero está herencia no solo estará destinada a quitarle su libertad, si no que también será vendida al mejor postor.
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CAPITULO 20- CENA FAMILIAR
ya teniamos algun tiempo en España, Victor seguía sin darme una respuesta convincente, el solo dijo que hablo con la directora de Recursos Humanos y le pregunto por mi, y luego mi abuela se puso en contacto con el y le dije que iba a arreglar un matrimonio con su única nieta, osea yo; y el como esta tan encaprichado conmigo acepto con gusto.
sabia que habia mucho mas oculto, pero el no me iba a decir, Mariam era buena compañera, si no fuera por ella viviera en esta gran casa sola.
Victor casi no se ve, tiene que dejar todo arreglado antes de presentarme con su familia y luego viajar a darle la noticia a mi padre.
habiamos salido unas cuantas veces, su compañia era grata, pero por mas que tratara mirarlo de un modo mas real a lo que actualmente vivimos, no podía, vivia pensando en Nicolás, trataba de buscar en Víctor cualquier parecido con el.
se que estaba mal, Mariam siempre me lo decia, pero no podia hacer nada mas, mis sentimientos eran por y para Nicolás aunque me iba a casar con Víctor.
-Preciosa, hoy es la cena con mi familia.
-si lo se- le respondi a Victor sin mostrar emocion alguna.
-aqui tienes- dijo tendiendo una tarjeta y colocandola en la palma de mi mano
-anda con tu amiga a comprarte algo adecuado.
-ok.
Víctor ya estaba adaptado a mi indiferencia y yo a su ausencia, si las cosas serian de esta manera, creo que nuestro matrimonio seria llevadero.
-amiga, no te has dado cuenta que victor siempre espera que seas alguien de su nivel?
-la verdad soy alguien que esta a su nivel.- le respondi de malas.
-no me entiendes, lo que trato de decirte es que si actuaras diferente, a como el espera, quizás se arrepienta, y cancele la boda. En el contrato no dice nada acerca de ser él, el que cancele; asi que podrias anular el contrato.
-primera vez en mes y medio que se te ocurre algo genial. - no podia creer que tuvieramos una esperanza.
el dia transcurrio con normalidad, fuimos al centro comercial a comprar unos vestidos y regresamos a alistarnos.
apenas dejo la luz del sol brillar en el cielo, fuimos mandadas a llamar, la mesa estaba lista y la familia de Victor ya se encontraba en ella.
-estoy nerviosa- le dije a Mariam
-tranquila todo estará bien...
bajamos en silencio una al lado de la otra, Victor me observo de pies a cabeza, puso una mirada de lujuria apenas me vio y luego cambio a una de ira.
tome asiento a mano derecha justo a su lado y Mariam se sento del otro lado, enfrente de mi, tenia que fingir que nos conociamos desde hace rato, y que estaba floreciendo un amor único.
tenia entendido que solo nos acompañaria el hermano menor de Victor, y su padre ya que su madre al igual que la mia habia fallecido; pero quien era esa mujer que estaba ahi sentada?
-papá, ella es Rebecca, mi prometida - dijo Victor, dejandome automáticamente muda, no pense que la cena comenzara con semejante presentación.
-un gusto señor- fue lo que pude articular.
-pense que la gente de New York, con tan importante prestigio como el de tu padre, vestiria algo mas acorde a la ocasión- dijo el señor sintiendose indignado.
la cara de disgusto de Victor ahora daba miedo, parecia como si fuera un asesino.
-ella puede vestir como le de la gana, las novias de bruno andan siempre en brasier y jamas he visto que le digas nada.
-pero tu hermano las busca para un rato, nada serio, como tu.
no sabia que usar un vestido, corto un poco revelador sin mangas iba a causar, la cuarta guerra mundial en una cena.
-creo que ha sido suficiente, Miguel- le dijo la señora colocando su mano encima de la mano del padre de Victor.
-creo que he perdido el apetito- dijo Victor levantandose y marchandose de la mesa.
-te prohibo que te vayas sin cenar -le grito Miguel a Victor
-es mi casa, hago lo que se me venga en gana- dijo sin detenerse, ni voltear a mirar a su padre.
la cena prosiguió en un incomodo silencio, luego se fueron levantando todos y se fueron sin decir ninguna palabra.
-vaya! esto si que fue incomodo- dijo Mariam rompiendo el silencio.
yo seguia muy incomoda por lo ocurrido asi que solo sonrei, terminamos de comer y subimos a nuestra habitación; a mitad de camino una puerta se abrio y la cabeza de Victor se asomo por ella.
-Rebecca, necesito que vengas aca ahora.- su tono de voz, aunque era calmado, daba miedo.
-te vere luego amiga- le dije a Mariam; ella dudo si soltarme el brazo y dejarme ir, o correr hasta la habitación conmigo a rastras.
como Mariam no se movia, ni me dejaba ir, fui yo la que me tuve que soltar de su agarre.
camine hasta la habitación donde estaba Victor y entre muy calmadamente, no habia terminado de cerrar la puerta, cuando su mano se cerro alrededor de mi cuello.
-te crees muy graciosa?- me dijo apretando los dientes, su aliento olia a licor, habia estado tomando durante el rato que duro la cena.
-responde maldita sea!- me grito
-no fue mi intención.- le dije asustada.
el aflojo un poco su agarre, pero no me libero del todo.
-que pretendias con todo esto? avergonzarme?
-solo me quise vestir diferente
-seras mi esposa Rebecca, debes de vestirte como se debe, no como se te venga en gana.- dijo mas como si me dictara una lección que otra cosa.
-sere tu esposa por ese maldito contrato y el trato que tienes con mi abuela, por que si no jamas estuviera aqui.- le dije
-aprenderas a amarme, y esta rebeldia se te quitara.
-jamas se me quitara, no mientras viva esta falsa contigo- le grite.
-te acostumbraras a mi, a mis caricias y a mis besos- dijo mientras con su mano libre tomaba mi cara y me besaba a la fuerza.
cuando me solto le di una cachetada con todas mis fuerzas. pero para mi sorpresa el me regreso el golpe, haciendome sangrar.
-haras lo que te diga, si no te ira peor de lo que te ha ido hoy- dijo y se marcho, dejandome tirada en el suelo de la habitación.