Mi prometido, el príncipe heredero del imperio Noah era un buen candidato para mi y mi familia, no me importaba mucho el puesto de emperatriz, solo añoraba estar a su lado.
Pero, ¿Porqué ama a una mujer que no soy yo? A pesar de hacer todo por quitarla de mi camino ella persiste y cada vez noto como se alejan más de mí.
Las respuestas vinieron a mi un día que un libro dorado llegó a la mansión como un regalo para mí.
Era una novela, pero lo que les diferenciaba de las demás fue que aquellos personajes los conocía a la perfección.
Narrado desde el punto de vista de los protagonistas, yo Madeline, era la mujer que se interponía en su amor.
El obstáculo amoroso.
¿Lo que narraba este libro era el futuro? Al ponerlo a prueba pude cerciorarme, la historia era de verdad nuestras vidas.
Por eso me cercioraré que mi vida no sea en vano y comenzaré mi nuevo camino.
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19 - Anillo.
—Los objetos divinos escogen a sus propietarios, —Comienza diciendo el joven Kenta, con el libro en sus manos. —Aaron Maximilian es el dueño original del libro, pero curiosamente la señorita Madeline Barlovento también lo es.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? —Cuestiono con sorpresa, en realidad fue Aaron quien me había facilitado el libro en el pasado.
—Porque solo sus dueños pueden ver el contenido del libro.
Me quedé en silencio. ¿A qué se refiere?
—Aunque yo sea el guardián, yo no sé lo que dice este libro, para mi sus páginas están en blanco.
—Es una locura, —Digo con una media sonrisa, extiendo mi mano tomando el ejemplar del joven Kenta y lo hojeo. —¿Cuál es la finalidad de saber mi futuro?
—Es la gracia de dios, la voluntad de dios es que cambien su futuro. Es la única explicación.
Aunque ahora me quedé más tranquila sabiendo ya el origen del libro, ahora me viene otra incógnita.
—¿Cómo supo Aaron que yo también era la propietaria del objeto?
—Él dijo algo así como que los villanos no merecían morir y se arriesgó a enviarte el libro. —Contesta el joven Kenta rascándose el cuello con desinterés.
Miré a Kenta con una mirada seria, el de verdad me estaba diciendo la verdad.
Me puse de pie con el ejemplar en mis manos y lo dejé en la pequeña librería que estaba en mi habitación, bajo mi mirada destacaba mucho, pero pensándolo mejor, a nadie le interesaba cuando me veían con un libro de brillante color dorado.
—¿Los demás lo ven como un libro cualquiera? —Pregunto.
—Es correcto mi señorita.
Me giré para verlo, la magia era algo extraordinario en este imperio, todos los magos debían estar bajo la custodia de la torre de magos y su existencia era casi un secreto.
Al ver a Miriam en el lugar donde se encontraba el joven Kenta, sonreí. Fui engañada completamente.
*
A la mañana siguiente Aaron me visitaba a la hora del desayuno. Estábamos reunidos en el comedor, el me mostraba una carta que la señorita Rosé le había enviado.
No voy a mentir, el hecho de que tratara de contactarse con el joven Aaron me hacía sentirme un poco celosa.
—" Espero comprenda mi preocupación y espero poder hablarlo en persona." ¿Está loca? —Comento después de terminar la última línea de la carta.
Vaya, pues la inocente Rosé cree que el pobre duque Aaron, está bajo las garras de la señorita Barlovento y si el necesita ayuda ella estará para brindarle todo su apoyo.
Pensando en la próxima festividad que se aproxima es la fiesta de gala de disfraces del imperio, donde las personas se divierten mientras se visten de personajes famosos de la historia del imperio como de personajes de leyendas.
Mi vestuario ya estaba casi listo y sonreí porque mi tema de este año había sido vestirme como la diosa de la guerra y el fuego.
Y como lo representaba mi vestuario, si esa noche la joven Rosé se acerca a Aaron, voy a desatar una guerra.
—¿En qué está pensando mi señorita? —De inmediato mi sonrisa me delata.
—Solo estoy curiosa por saber de qué es capaz de hacer para ayudarte de arrancarte de mis garras. —Digo con una sonrisa. —El joven duque Aaron Maximilian es mío, no voy a permitir que te roben de mi lado.
Lo que había dicho como una broma, era de verdad mis más profundos sentimientos que tengo resguardados en mí. Reía de mi broma, pero Aaron se quedó en silencio mirando sus manos, lugar donde logré ver que algo brillaba entre sus dedos.
—Me alegra no ser el único con esa idea, —Dijo al final con una sonrisa mostrándome el objeto que sostenía con sus manos. —Quiero darte este presente, es una joya familiar que se pasa de generaciones, todas las duquesas de Maximilian lo han llevado.
Aaron tomó mi mano con delicadeza, y deslizó el anillo entre mi dedo anular, era una pieza bastante hermosa, hecha de oro blanco y una piedra de diamante pulida en forma de corazón.
Lograr dicha forma en una pieza tan pequeña era sin duda un trabajo exquisito, sonreí.
—¿Esta es una propuesta oficial de matrimonio? —Digo con una sonrisa. Había escuchado de la existencia de dicho anillo, es bastante famoso en entusiastas de las joyas como lo soy yo. El hecho de verlo en persona es una suerte y ahora yo teniéndolo en mi poder es como un sueño.
—Madeline de verdad espero, que seas mi esposa y vivamos nuestras vidas lejos de la idea de ser unos pobres villanos.
Sonreí con las lágrimas llenando mis ojos.
—No pienso presionarte, este solo es un regalo de mi parte. —Dice Aaron tomando mi mano con el anillo y desando mi dorso. —Tenemos toda una vida para pasarla juntos.
Sonrío.
—Wow vaya que si estás completamente enamorado. —Dice Miriam dejándose caer en la silla del costado de Aaron y de inmediato, su cuerpo comienza a cambiar de forma transformándose en el joven Kenta que había visto en la noche anterior.
Aaron lucía un poco sorprendido por la repentina interrupción de Kenta.
—¿Qué hacías viéndote como una criada? —Cuestiona Aaron, miro curiosa al joven mago. Creí que estaba obedeciendo las órdenes del duque de espiarme como una de mis criadas personales.
—Era la forma más sencilla, si querías que observara cada cosa que hacía mi señorita, debía de ser de esta manera.
Ya lo había pensado la noche anterior, el hecho de que la familia Maximilian tenía un espía en mi casa no me importaba mucho, pero caer en cuenta de que era una de mis criadas si me descolocó por completo, aunque Miriam no era una criada cercana, de inmediato Aaron se puso de pie y tomo del cuello al joven Kenta.
—¿Te treves a llamarla tuya? ¿Como se te ocurre ser una criada? ¿Alguna vez la ayudaste a vestirse?
Levanté las cejas con sorpresa, no había pensado en esa posibilidad. De pronto la pálida cara de Kenta se coloreo de un color rojo intenso. Y quitó las manos de Aaron de su cuerpo.
—¡¿Crees que soy un pervertido?! ¡No importa lo hermosa que sea mi señorita, jamás le faltaría al respeto!
Ahora la sonrojada era yo, de verdad que no estaba acostumbrada a recibir elogios de forma tan directa.
—No la llames tu señorita.
—Esa es la forma correcta de referirme a ella como su criada. —Dijo una voz femenina del cuerpo del hombre y en un parpadeo de nuevo tenía a Miriam o más bien. A Kenta como Miriam.
—¿La verdadera Miriam está bien? —Pregunto con curiosidad.
—En realidad no hay una verdadera Miriam mi señorita, esta es mi forma femenina.
Inclino mi cabeza hacia un costado sin lograr entender, ¿Desde el principio Miriam era el joven Kenta?