AMOR AMENAZADO, Obsesiones Que Matan

Bea no se siente del todo bien, ya no quiere seguir discutiendo con su madre; solo suspira y trata de dormir, para no pensar en todo lo que le ha ocurrido.

Su madre iba a decir algo, pero la puerta suena e ingresa Edward Safra, con la historia médica en la mano, parecía un ángel con su bata de médico, y en cierta medida así lo sentía Bea, sabe perfectamente que él fue quien impidió que Roberto abusara de ella.

- "Buenos días, soy Edward Safra, neurólogo y vengo a revisar a la paciente", dijo Edward.

- "Buenos días", expresó doña Antonia, mirándolo disimuladamente, el médico de su hijo era bastante apuesto, parecía salido de una revista de modelos.

Edward Safra la revisa por el dolor en la cabeza, la tomografía que le realizaron en la noche, no revelaba daño, pero necesitaba verla y asegurarse que se encontraba bien.

Bea lo observa con detenimiento, por un momento se pierde en los ojos azul cielo, y se sonroja cuando ambos hacen contacto visual.

- "Parece estar todo en orden, igual sería bueno que en un par de semanas le hagamos una revisión", dijo Edward.

- "Gracias. Si no fuera por usted, quizás...", manifestó Bea, bajando los ojos.

- "Lo importante es que está bien", expresó Edward, mientras ambos no se dejaban de mirar.

La madre de Bea prestó atención a cada detalle. Se preguntó si ese médico tendría dinero, tenía ese aire de elegancia nata.

- "¿Su familia no es de esta ciudad, verdad?", preguntó doña Antonia, haciendo que perdieran el contacto visual.

- "No", respondió Edward de manera cortante. "Eso es todo. Me retiro", agregó y procedió a salir de la habitación.

A Edward no le gustaba hablar de su familia, de aquella que había huido con desesperación después del escándalo que se provocó su relación con una mujer que no sabía que era la prometida del hijo del socio de su padre.

*

Kevin ha regresado a su casa, se ha cambiado de ropa, su móvil ha sonado todo el día, y cada vez que observa que se trata de su tío Adrián, voltea los ojos y lo ignora sin remordimiento.

La puerta de su habitación suena y desde fuera el mayordomo le indica que su tío Adrián Valdez está en la sala esperando. Kevin abre la puerta y mira con seriedad al mayordomo.

- "¿Y quién ha dicho que podía ingresar?", inquirió Kevin con cierta molestia.

- "Lo siento joven es su tío y pensé...", respondió el mayordomo.

- "Ya olvídalo. La próxima vez me preguntan si quiero recibir a alguien. Dile que si gusta me espere, ya que llegó sin invitación", expresó Kevin.

- "Sí, señor", dijo el mayordomo.

El mayordomo fue a dar el mensaje, mientras Kevin vuelve a ingresar a su habitación, mandó unos mensajes por el móvil y buscó una casaca que ponerse.

Después de media hora, él baja y encuentra a su tío, en la sala con cara de pocos amigos.

- "Si ibas a dejar los casos botados, debiste avisarme. El mundo no se detiene por esa mujercita, ya te he dicho que ninguna vale la pena, por más inocente que parezca. ¿Vas a tomar las sobras de tu amigo Bruno?, no será difícil que te haga caso, sabes hacerlo, date el gusto y luego quítate la sonsera", cuestionó Adrián.

- "Los casos no están botados, estamos dentro del cronograma, no hagas una tormenta en un vaso de agua; ya pareces jugador compulsivo que no tiene dinero para seguir jugando. Y sobre Bea, te dije que ella no es ese tipo de mujer, además, lo que yo quiera o no quiera, lo que haga o no haga con ella, es muy asunto mío; no te interesa, ni te metas en eso. Adrián tal vez seas mayor que yo, pero no olvides que soy más poderoso que tú, y con una sola llamada puedo hacer de tu vida un infierno; no me obligues a demostrártelo", manifestó Kevin con la mirada fría que pone cuando prefiere mantener la calma, antes de dejarse llevar por las emociones.

- "Ella tampoco sería aceptada en la familia Kevin, ella no tiene ni la categoría, ni el abolengo, en pocas palabras es la nada, con la que solo te puedes divertir; y estoy para recordártelo, precisamente porque eres más poderoso que yo, y eso implica serias consecuencias, no para ti, sino para ella, si en verdad te importa tanto, deberías tener cuidado de cómo te relacionas con ella, yo también puedo hacer una llamada y echar a correr la maldición", dijo Adrián tomando asiento.

- "Si algo le pasa a Beatriz Salinas, te juro que se va a desatar el infierno en la tierra. Me he mantenido precisamente al margen para que nada le ocurra, pero te aseguro que si cruzan la línea, van a saber quién es Kevin Taylor y lo que es capaz de hacer", manifestó Kevin con mirada asesina.

- "Si que te interesa, no te pusiste así de protector con Rebeca, tu antigua prometida, ¿tu primer amor?, era muy linda, y tú muy enamorado, pero en el fondo era una zorra como todas, y se revolcaba con el hijo del socio de tu padre, solo lo viste una sola vez y estabas tan alterado que creo que ni lo recuerdas; por su engaño regresaste a tu ciudad de nacimiento, con tus viejos amigos, y me convertí en tu nana. Kevin, las mujeres son todas iguales, al final siempre traicionan y Bea no es diferente", expresó Adrián tratando de influenciar a su sobrino.

- "¿Sabes qué ocurrió con Rebeca?", preguntó Kevin, sorprendiendo a Adrián.

- "Después de tantos años, preguntas. Sé que se fue al extranjero después del vergonzoso incidente, creo que el otro tampoco sabía de tu existencia y cuando descubrió el engaño, tuvieron una pelea horrible y llegó la policía y todo. Ella solo se fue y no supimos más, no pases de nuevo por lo mismo", respondió Adrián, sin decir toda la verdad.

- "El hijo del socio de mi padre, ¿sigue en la capital?", consultó Kevin

- "Ni idea, que te importa ese hombre, se revolcaba con la zorra de tu novia. No te vuelvas a enamorar, Kevin, solo sufrirás", replicó Adrián.

- "Me hablas como si tuviera una herida abierta y un trauma, hace años que olvidé a Rebeca, tenías razón solo era un amor adolescente, pero eso no te da derecho a decirme si puedo o no enamorarme. Adrián no eres mi papá, a quien por cierto no hago caso y tampoco soy un niño. Ahora vete, tengo cosas que hacer, y por cierto la próxima vez que vengas, avísame, para ver si te voy a recibir", manifestó Kevin con una sonrisa burlesca.

Adrián refunfuñó y no tuvo más remedio que retirarse, Kevin era como un ángel con todos antes del engaño, después de ello, era como un demonio dormido que podría destruir todo a su paso si lo quisiera, tenía el poder, la inteligencia, el dinero y la fuerza; solo que se había refugiado en la indiferencia total, pero ese brillo en los ojos cuando mencionaba a Bea, no le gustaba, porque si por querer quedarse con ella, Kevin tomaba las riendas de todo, entonces, muchas verdades saldrían a la luz, y muchos saldrían perjudicados.