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EL PODER DE LOS OJOS DIVINOS

EL PODER DE LOS OJOS DIVINOS

Status: En proceso
Genre:Acción / Magia / Reencarnación / Mundo de fantasía / Edad media / Espadas y magia
Popularitas:2.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Dixon Hernandez

En un mundo donde la magia y la religión se entrelazan en un baile eterno, un chico renacido con un ojo demoníaco despierta en medio de la oscuridad y el desconcierto. Abandonado por sus padres en la infancia, su vida marcada por el sufrimiento y la soledad llega a un abrupto final, solo para dar paso a un nuevo comienzo lleno de misterio y peligros inimaginables.

Conocido como "El Poder de los Ojos Divinos", nuestro protagonista se ve obligado a enfrentar sus propios demonios internos mientras lucha por comprender la verdad detrás de sus inexplicables habilidades. En un mundo donde la paranoia y la desconfianza reinan, deberá aprender a controlar sus poderes sobrenaturales y desentrañar los oscuros secretos que rodean su nacimiento.

Acompaña al protagonista en su épica búsqueda de redención, mientras se sumerge en un viaje lleno de intrigas, traiciones y giros inesperados. ¡Descubre cómo la muerte puede ser el comienzo de una historia que desafía los límites de lo imaginable y te su

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Temp 2 Capitulo 5: Una cueva misteriosa

La historia continúa.

Gabriel entró con determinación en la taberna llena de humo, su paso firme denotaba su propósito: encontrar al grupo de aventureros que lo había contratado para la próxima misión. Al divisarlos en el rincón más apartado, observó a cuatro figuras discutiendo animadamente alrededor de una mesa.

El líder del grupo destacaba por su imponente presencia, un espadachín con una espada larga a su lado y una mirada penetrante. Con cortesía, Gabriel se acercó y se presentó como el nuevo mago que los acompañaría en la aventura de la cueva. Sin embargo, el grupo estalló en carcajadas burlándose de él por su aparente juventud. La reacción de Gabriel no se hizo esperar, conjurando una serie de palabras que crearon varias púas de hielo apuntando hacia ellos.

—Me llamo Gabriel y tengo 11 años. A pesar de mi corta edad, puedo combinar hechizos —dijo Gabriel con determinación.

—Soy un viejo mago de nivel intermedio avanzado. Aprendí a combinar hechizos a los 26 años. Sería una buena idea aceptarlo en el grupo —comentó sorprendido el mago del grupo.

—Está bien, pero no recibirás un pago adicional por ser un mago poderoso —dijo el líder.

—No se preocupe, no pediré más de lo acordado —respondió Gabriel mientras deshacía el hechizo.

El líder extendió la mano en saludo, presentándose como Sir Roderick, el líder del grupo. A su lado, el arquero, un hombre delgado y ágil, se presentó como Tomas, experto en disparos de precisión. El mago intermedio avanzado, con una túnica de colores brillantes y un baculo, era conocido como Alfred. Y finalmente, el escudero del grupo, un joven valiente y leal, se presentó como Gareth, dispuesto a hacer cualquier cosa por proteger a sus compañeros.

Con todo listo, se dirigieron hacia la cueva. El mago abrumaba a Gabriel con muchas palabras, y este respondía como podía.

—Estás poniendo nervioso a Gabriel con tus preguntas, viejo —dijo Gareth, sonriendo.

A Gabriel le agradaba Gareth, un joven carismático y agradable que calmaba los nervios de los demás y los motivaba.

Finalmente llegaron a la cueva. Gabriel pronunció un conjuro y creó un fuego brillante. Todos se adentraron en la cueva junto.

Los pasos del grupo resonaban en la oscuridad de la cueva mientras avanzaban con determinación. Los túneles se multiplicaban como serpientes retorcidas, desafiando al grupo a elegir el camino correcto en medio de la penumbra.

Mientras exploraban los intrincados túneles de la cueva, Gabriel y su grupo se hallaron frente a una bifurcación que los obligaba a elegir entre dos caminos. Decidieron tomar el sendero de la derecha y, tras adentrarse en la oscuridad, descubrieron una sala misteriosa, decorada con antiguos pergaminos y estatuas enigmáticas.

En el centro de la sala, destacaba un pedestal de piedra con inscripciones en una lengua desconocida. Gabriel se acerca al pedestal y lo toca con curiosidad. Al observar detenidamente, reconoce el lenguaje como elfo antiguo y lee para si mismo lo que está escrito: "Estatua con vida de maná, abran los ojos y defiendan".

De repente, la estatuas, que antes estaban inmóvil, comienzan a moverse. El grupo mira a Gabriel en busca de respuestas, pero él no sabe qué ha provocado ese cambio. Todos retroceden y se reúnen junto a Gabriel, quien intenta conjurar un hechizo de viento cortante y lo lanza hacia la estatua, pero no surte efecto.

—Los ataques de maná no le harán nada. Yo ya me he enfrentado a estatuas de maná y los hechizos no les causan daño —explicó Alfred.

Gabriel se encontraba confundido, era la primera vez que se enfrentaba a una situación así. Roderick levantó su espada con determinación, Thomas tensó su arco y Gareth se interpuso entre las estatuas y sus compañeros, listo para protegerlos con su escudo. Juntos, formaron una línea de defensa contra la amenaza que los rodeaba.

—¡Preparados, amigos! ¡Esto no es nada comparado a lo que estamos acostumbrados a enfrentar! —gritó Roderick, infundiendo valentía en sus compañeros.

Las estatuas se lanzaron al ataque, con movimientos torpes pero poderosos. Roderick esquivaba sus golpes con elegancia, respondiendo con certeros cortes de su espada. Thomas disparaba flechas con precisión, buscando debilidades en la dura piedra de sus enemigos. Gareth protegía a sus compañeros con su escudo, resistiendo los embates de las estatuas con valentía.

A pesar de la resistencia del grupo, las estatuas parecían invulnerables a sus ataques. El combate se volvía cada vez más desesperado. Las estatua ganaba más terrenos.

Gabriel, al ver la dificultad que enfrentaban contra las estatuas de maná, no dudó en actuar. Levantó sus dos brazos y combinó conjuros de fuego y aire, generando un poderoso viento cortante y caliente. Este viento atravesó las estatuas, derritiendo y cortando a varios de ellos por la mitad, haciéndolos colapsar en el suelo en pedazos inertes.

Impresionado por la astucia y poder de Gabriel, Alfred decidió seguir su ejemplo y lanzó un hechizo similar. Con la colaboración y determinación del grupo, lograron acabar con todas las estatuas, aunque al final estaban exhaustos y tuvieron que detenerse para descansar un poco. Alfred considera a Gabriel como un mago experto de clase avanzada.

Mientra tanto Lisa estaba en el bosque, concentrada en su trabajo de capturar a un animal exótico muy rápido que estaba revoloteando por los árboles. A pesar de sus habilidades en la creación de trampas, el animal parecía anticipar todos sus movimientos y escapar de ellas sin dificultad. Lisa sabía que debía actuar rápidamente si quería atraparlo, así que tomó una decisión drástica. Se transformó en loba, buscando igualar la velocidad del animal para poder acorralarlo.

A pesar de su transformación, el animal exótico seguía siendo más veloz de lo que Lisa esperaba. Sin embargo, con su astucia y habilidades como loba, logró acorralarlo en un claro del bosque. Antes de que el animal pudiera escapar una vez más, Lisa lanzó una onda cortante con sus garras, apuntando directamente hacia su presa.

La onda cortante cortó rápidamente el camino de escape del animal, haciéndolo retroceder y dejarlo atrapado. Lisa respiró aliviada al ver que finalmente había logrado capturar al esquivo animal exótico. Con cuidado, se acercó a él y lo examinó, maravillada por su belleza y rareza. Con delicadeza, lo atrapó y lo aseguró en una jaula especial, lista para llevarlo al gremio.

Datch se encontraba quitando una enorme roca que obstaculizaba el caminos comercial. Con una determinación inquebrantable, el parecía desafiar a la roca con pura fuerza bruta. Mientras los demás trabajadores observaban con asombro, Datch levantó la roca con un esfuerzo sobrehumano y la apartó del camino, demostrando su increíble fortaleza.

Los trabajadores murmuraban entre ellos, impresionados por la fuerza y ​​la habilidad de Datch. Algunos se acercaron para felicitarlo por su proeza, mientras otros simplemente lo observaban con admiración.

Gabriel y su grupo descansaban tras el enorme esfuerzo que habían realizado para acabar con las estatuas.

—¿Qué tipo de tesoro estamos buscando? —preguntó Gabriel.

—El tesoro pertenece a un sucio mestizo explorador de hace 300 años. Debe de contener todo tipo de reliquias y mucho oro —respondió Roderick.

—¿Cómo supieron que el tesoro estaba aquí, en esta cueva? —preguntó Gabriel.

—Hemos estado buscando este tesoro durante 5 años, rastreando pistas en numerosos libros hasta que finalmente descubrimos la ubicación de esta cueva —contestó Alfred.

—También estuvimos buscando los 3 Libros Prohibidos del elfo —dijo Gareth.

—¿Los 3 Libros Prohibidos? —preguntó Gabriel, quien sabía que se referían a los 3 Libros de Kira.

—Son 3 libros que contienen hechizos muy poderosos, todos los reinos los buscan desesperadamente para obtener el dominio en la hechicería —explicó Thomas.

—Continuemos, grupo, vamos —indicó Roderick.

El grupo reinició la búsqueda. Después de horas de exploración, finalmente llegaron a una caverna donde encontraron una biblioteca oculta, llena de polvo y misteriosos pergaminos escritos en el antiguo lenguaje élfico. Gabriel comenzó a sospechar que todo aquello estaba relacionado con Kira.

De repente, escucharon un susurro entre las sombras, seguido por el sonido de algo moviéndose en la oscuridad. Gabriel y su grupo se prepararon para lo que pudiera venir, con las armas en mano y los sentidos alerta.

De repente, una criatura salida de las pesadillas emergió de las sombras, con ojos brillantes y garras afiladas. Gabriel y su grupo se lanzaron al ataque, enfrentando a la bestia con coraje y determinación. La batalla fue feroz, con golpes y hechizos siendo intercambiados en medio de la cueva iluminada por las llamas de las antorchas.

Finalmente, con un golpe certero, Gabriel logró derrotar a la criatura, que cayó vencida a sus pies. En su cuello encontró una llave, la tomó en sus manos preguntándose de dónde procedía. Continuaron caminando por los oscuros y húmedos pasillos hasta llegar a una sala vacía. A punto de regresar, Gabriel sintió algo extraño en la habitación y decidió conjurar una llama más brillante para iluminar mejor. Al tocar las paredes, descubrieron la presencia de otro túnel oculto.

Gabriel derribó la pared y el brillo del tesoro quedó al descubierto, todos estaban emocionados. Gareth se disponía a entrar, pero Gabriel sintió la presencia de algo más. El tiempo parecía avanzar lentamente en la mente de Gabriel, mientras vislumbraba a una criatura monstruosa con cuerpo de toro y humano, a punto de embestir a Gareth. A pesar de la indecisión, Gabriel sabía que debía actuar rápidamente para proteger a su compañero. Dudaba en utilizar la magia defensiva, consciente de que podrían descubrirlos, pero su prioridad era salvar a Gareth.

La criatura embistió a Gareth con tal fuerza que su cuerno se clavó en su abdomen, arrojándolo luego contra la pared. Gabriel se quedó paralizado, sin saber qué hacer. Mientras tanto, Thomas intentó disparar una flecha hacia la criatura, pero ésta respondió con furia, agarrándolo de un pie y estrellándolo con violencia contra el suelo, dejándolo inconsciente.

—Vete, Gabriel. Alfred y yo nos encargaremos de detenerlo —dijo Roderick con firmeza, aunque visiblemente asustado.

—No te preocupes por nosotros, ya somos viejos. Tú eres muy joven para morir —agregó Alfred, sonriendo.

Roderick atacó con rapidez a la criatura, mientras que Alfred conjuraba una ráfaga de viento cortante. Aunque la criatura logró bloquear los ataques de ambos, con un violento movimiento logró golpear a Roderick con su enorme espada, haciéndolo retroceder y dejando a Alfred solo frente a la bestia.

La criatura levantó su enorme espada y la dejó caer con rapidez y fuerza. Alfred, desesperado, puso su débil bastón para detener el ataque. Roderick cerró los ojos para no presenciar la muerte de otro amigo. Un impacto resonó en toda la cueva. Milagrosamente, Alfred seguía con vida gracias a una barrera mágica creada por Gabriel, quien sin conjurar lanzó una onda de aire que empujó a la criatura. Corrió hacia Gareth y usó su magia curativa para cerrarle la herida.

—¿Cómo pudiste hacer un hechizo sin conjurar? —preguntó Roderick, sorprendido y desconfiado.

—¿Qué tipo de magia es esa? No me digas que es... —comenzó Alfred.

—Primero acabemos con la criatura antes de hacer preguntas —intervino Gabriel, finalizando de curar a Gareth, quien estaba sorprendido y agradecido.

—Quiero respuestas a todas mis preguntas después de matarla —dijo Roderick con gesto serio.

La criatura emitió un rugido ensordecedor y blandió su enorme espada en su mano, desafiando al grupo.

Gabriel extendió sus manos y lanzó un hechizo defensivo que formó una barrera protectora alrededor de Alfred, quien se preparaba para contraatacar con sus poderosos hechizos. Mientras tanto, Gareth se colocó delante de Roderick, levantando su escudo para protegerlo de cualquier embestida de la criatura.

Roderick desenvainó su espada y comenzó a embestir contra la bestia, buscando una abertura en su defensa. La criatura, furiosa, levantó sus brazos con la espada en alto, lista para abatir a sus oponentes con un solo golpe.

Alfred lanzó hacia la criatura un viento cortante logrando cortarle ambos brazos, debilitándola. Roderick vio la oportunidad perfecta y con un certero golpe, logró decapitar a la bestia, poniendo fin a la batalla.

El eco de la cueva resonaba con el silencio y la respiración agitada del grupo. Todos dirigieron su mirada a Gabriel, quien comenzó a explicar al grupo.

Gabriel les contó que desde niño tenía la habilidad de realizar hechizos sin conjurar, sabía que esto era considerado una herejía, por lo que mentía diciendo que solo utilizaba esa habilidad en momentos desesperados.

—Usar los poderes elementales sin permiso es una falta de respeto hacia los seres elementales. Nunca había visto a alguien hacer hechizos sin conjurar —comentó Alfred con gesto serio.

Gabriel explicó cómo había aprendido ese tipo de magia, inventando que desde pequeño un viejo elfo le había enseñado a comprender las raíces del maná y a fortalecerse, instruyéndolo en esa forma de magia para utilizar en momentos como ese.

—No sé quién eres ni si lo que dices es verdad o mentira, pero por ahora lo ignoraré debido a que salvaste a Gareth —declaró Roderick con seriedad.

—Te debo la vida, muchas gracias por salvarme. Si no fuera por ti, estaría muerto —agradeció Gareth.

Roderick tomó el tesoro y Gareth levantó a Thomas, quien estaba desmayado. Salieron de la cueva y Roderick entregó a Gabriel 20 monedas de oro.

—¿Por qué me das más de lo acordado? —preguntó Gabriel sorprendido.

—Gareth te obsequió eso como agradecimiento por salvarle la vida —explicó Roderick.

—Tengo la sensación de que nos volveremos a encontrar, joven Gabriel —dijo Alfred despidiéndose antes de partir.

Gabriel se preocupó al no saber si el grupo revelaría lo que vieron en la cueva a otras personas, pero entonces Roderick se volvió hacia él y aseguró: —No te preocupes, no diremos nada a nadie sobre lo que sucedió en la cueva.

El grupo se retiró y Gabriel se sintió un poco aliviado por haber conseguido suficiente dinero, pero algo en la cueva seguía intrigándole. Decidió ir a la posada para contarle a sus amigos lo que había descubierto.

Fin del capítulo

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Liz Alonso
está increíble la lectura
Liz Alonso
Me intriga la lectura súper buena
Dixon Hernandez: Me motivas a seguir hacia adelante🥺
total 1 replies
Liz Alonso
Me tiene atrapada la lectura es bellísima
Theros
Me mantuvo atrapada hasta el final del capítulo📚😏
Ming❤️
Me encanta tu forma de escribir
Dixon Hernandez: Mucha gracias, aunque me falta aprende un poco más ❤️
total 1 replies
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