Mi Galán De Telenovelas

Marcos conducía con la mirada fija en la calle.

(-Si aquella mujer no hubiera llegado… ¿Qué habría pasado? En verdad deseaba besarla.) Desvió por un momento su mirada para observar de reojos a Lucia, que al igual que él, solo miraba hacia el frente.

(-Estoy nervioso… en verdad estoy nervioso, como cuando Marga me pillo besando a la amiga de mi hermana… con la diferencia que allí tenía 12 años) mientras estos pensamientos pasaban por su cabeza, pudo notar como sus manos sudaban y su cuello recibía toda la tensión del momento.

Lucia, por su parte, sentía que debía romper aquel silencio. Aunque su cabeza no dejaba de sacar conclusiones.

(-Tal vez, todo esto de la separación lo lleve a querer sentir que alguien se fija en él, por eso actuó de ese modo. Aunque pensándolo bien, casi todo el mundo se fija en él, entonces… ¿Qué paso en el parque del restaurant?) Dejo sus pensamientos de lado y reflexionando en voz alta dijo

-¿Cuánto haría que estaba allí?-Marcos volvió su mirada hacia Lucia-¿La mujer que nos atendió?- siguió diciendo ella sin mirarlo aun.- Pobre, que situación incómoda… aunque más incómodo habría sido que se prendieran los regadores y nosotros siguiéramos allí… ¿Te imaginas?

Marcos, que había vuelto a mirar la carretera, comenzó a reírse contagiando rápidamente a Lucia.

-Posiblemente solo querían que nos vayamos, recuerda que es día de semana.- Le remarco el galán

-O, tal vez le molesto que me hicieras pisar el césped…- Agrego Lucia que reía de tal modo que caían lágrimas de sus ojos

-A lo mejor creyeron que a las 12 de la noche este auto se convertiría en una inmensa calabaza- siguió enumerando posibilidades Marcos sin dejar de reír también.

Al igual que los amigos de Lucia, Marcos pensaba que ella se veía como una Cenicienta en medio de esta historia.

 Minutos después llegaron a la puerta de la casa de la mujer. Esta se despidió, agradeciendo la velada.

-¿No me vas a invitar a entrar?- pregunto Marcos deteniendo la marcha del vehículo.

-No creo que sea apropiado- Le respondió Lucia sin descender aun.

-¿Por qué no? ¿Todavía crees que soy una mala persona?

La mujer dudo por un momento y luego dijo sonriendo

-ok, pero solo un café y vuelves a tu guarida.

 Ambos descendieron del automóvil y llegaron a la puerta de la casa, Lucia tomo las llaves y abrió.

Menuda fue la sorpresa que se llevaron ambos cuando, al ingresar, se encontraron con las 3 “hadas

madrinas” sentadas en la mesa del comedor.

-¿Que hacen aun aquí?- solo pudo decir Lucia ante la sorpresa de encontrarse a sus amigos

en su casa.

- Reina\, queríamos estar seguros de que volverías sana y salva- dijo Gabriel poniéndose de pie mientras se dirigía hacia donde se encontraban los recién llegados.

-En esta ciudad debe haber muchos hombres malos- murmuro Marcos al escuchar aquel comentario

-¡Pero mira que habías sido guapo!- exclamo el estilista y, extendiendo su mano saludo al afamado hombre.

Brisa y Ramón, al contrario, parecían dos estatuas clavadas en el suelo del comedor.

-Él es Gaby y ellos son Brisa y Ramón- fue toda la presentación que en ese momento salió de la boca de Lucia.

-Pero pasen, pasen… hace un momento terminamos de cenar y ahora íbamos a jugar al póker… ¿Sabes jugar al póker?- siguió diciendo el estilista como si fuera su casa y aquellos dos unos invitados inesperados.

Marcos miro a Lucia, quien seguía atónita por aquel confuso momento

-Pensé que vivías sola- le remarco suavemente

-Sí, vivo sola- Aclaro la mujer y con una sonrisa muy forzada siguió diciendo- Pero ellos me cuidan mucho…

 Después de unos minutos, el momento incomodo había quedado atrás.

Marcos estaba tranquilamente acomodado en una de las sillas del comedor y trataba de contestar a todas las preguntas cholulas que Gabriel y Ramón le hacían.

Lucia, por su parte, se había retirado a cambiarse a su alcoba, necesitaba sacarse los tacones y le pareció excelente idea ponerse el pijama y las pantuflas.

(¿Por qué no?) Se dijo (Al fin y al cabo no estoy intentando seducirlo)

Al salir fue directo para la cocina donde estaba Brisa preparando café.

-¿Qué haces vestida así?- la increpo su amiga, susurrando entre dientes, al verla en esas ropas

-Estoy cómoda, solo eso- se defendió Lucia

-Vos sos consiente que tenes un galán hermosísimo en el comedor de tu casa-

-Sí, obviamente que sí, pero también estoy consciente de que ese hombre jamás se fijaría en una mujer como yo.

-¿Y qué tiene de malo una mujer como vos?- Quiso saber Brisa

-No tengo nada de malo, obvio. Pero ese hombre que está en mi comedor- Siguió susurrando Lucia mientras señalaba la puerta de la cocina- está acostumbrado a supermodelos de 20-25 años.

-Amiga, si encuentras a alguien con la misma vibración que vos, no te va a importar su cuerpo o su edad. Es cuestión de piel- término la charla Brisa mientras que tomaba la bandeja con los jarritos de café y salía rumbo a la otra habitación.

Por un instante Lucia se quedó de pie, inmóvil en la cocina, pensando en las últimas palabras que su amiga le había dicho. Luego pestaño varias veces, como para volver a la tierra, levanto sus hombros en señal de desconocimiento y se dirigió al comedor.