MATRIMONIO CON UN DESCONOCIDO

Soraya cerró sus ojos con fuerza, sentía tanto miedo y el dolor en su espalada la hizo derramar unas lágrimas, estaba temblando por el terror que sentía, pero peor se puso para ella cuando lo escucha decir.

—Vamos, abre los ojos, me gusta que la gente me mire cuando hablo.

Ella, sin nada de ganas, abre sus ojos y lo primero que mira enfrente de ella, a unos centímetros en su mano derecha, sostenía un cuchillo de mesa, se lo mostraba de manera amenazante; ella realmente quería salir de ahí, se iba a empezar a mover, para quitárselo de encima.

Pero apenas hizo por mover su mano, él puso el cuchillo de mesa en su cuello, lo presionó un poco, pero sin cortarla; en ese momento, con un tono amenazante y ronco, le dice.

—No te muevas, o te degollo.

Interesante situación, la que me propones. No me imaginé que alguien más tuviera los mismos intereses que yo, pero la verdad no me importa.

No necesito de tu ayuda, como habrás visto, María Eugenia hará todo lo que yo le ordene, realmente tengo todo bajo control y pedirte apoyo sería compartir mi fortuna, cuando puedo quedarme con todo.

Tú, mujer tonta, me sugieres dividir mi hermosa fortuna en tres partes; sería muy tonto si me dejo manipular por esa propuesta tonta.

Una cosa más, en tu vida vuelvas a tocarme. No me gustan las mujeres viejas, las prefiero tiernas, así como María Eugenia, jovencitas, delicadas, inocentes, no recorridas como seguramente lo estás tú.

Ahora te voy a dejar algo en claro, tú te vas a apartar de mi fortuna, de María Eugenia; será mejor que no me la molestes, quiero disfrutar de su cuerpo un buen tiempo antes de quitarle todo y los deje en la calle.

Como consejo será mejor que pidas el divorcio y te vayas de esta casa, créeme, no vas a querer estar cuando yo decida sacar mi verdadero yo, no va a ser nada agradable.

Nain quita el cuchillo de su cuello y lo deja sobre la mesa, la suelta, se da media vuelta para retirarse de ella, pero justo cuando estaba por cruzar la puerta que daba a la sala, la escucha decir.

—Eres un tonto por rechazar mi ayuda, tu avaricia hará que salgas de esta casa sin nada en las manos, vas a terminar en la cárcel; tú realmente no conoces a María Eugenia, lo malcriada, lo insensible y vanidosa que es, seguro te está usando.

Esto de haberla mandado a trabajar te va a traer problemas con ella, seguro en la noche la encuentras enojada, hasta te podría pedir el divorcio y yo pienso aprovechar ese momento para descubrirte.

Le diré a Óscar que estás aquí por su dinero, que solo te estás aprovechando de María Eugenia, seguro te pondrá en la calle, porque Óscar confía y cree en todo lo que yo le digo.

Nain se para en la pura puerta, se gira para verla y en ese momento le dice con ironía.

— Óscar es un hombre tonto. Si terminó casado con la responsable de la muerte de su esposa, para mí convencerlo será algo muy fácil y créeme, soy mucho más inteligente que tú, una verdadera serpiente con la que no quieres encontrarte.

Soraya nunca se imaginó que él supiera sobre la muerte de la madre de María Eugenia, los nervios y la desesperación la traicionaron, sin poder evitarlo, preguntó.

—¿Cómo sabes de la muerte de Carmen?

Nain sonríe con malicia y con una voz amenazante le dice.

—Soraya, ¿realmente me crees tan tonto? ¿Creíste que no investigaría a la familia antes de entrar aquí?

Soraya no entendía por qué, pero su cuerpo estaba temblando de miedo, realmente quería alejarse de él. No tuvo fuerzas de seguir hablando, solo se quedó callada, viendo cómo cruzaba la puerta y la cerraba, dejándola sola.

Nain al estar en la sala, tomó su celular y marcó a un taxi, para que lo llevara a su trabajo; tuvo que esperar unos 15 minutos a que llegara.

Al estar arriba del carro, le dio la dirección de su trabajo. Algo que le pareció extraño al hombre, alguien de esa colonia llegando a un lugar como ese, era como ponerse en peligro.

El taxista estaba curioso por saber por qué iba a un lugar así, pero Nain ignoró todas sus preguntas, no le interesaba dar explicaciones de sus actos y menos a un desconocido.

El hombre, al ver que Nain no le pensaba contestar sus preguntas, decidió manejar en silencio, mientras que Nain iba en su celular; estaba viendo los trabajos que le habían llegado, había unos muy tentadores, pero el problema que no eran en el país tenía que viajar y eso era salir como una semana.

Nain se empezaba a sentir molesto, porque a pesar de que deseaba tomar uno de esos trabajos, su mente, su subconsciente, le decía que no, solo pensaba en ella, en lo mal que seguro la iba a pasar si se iba ese tiempo.

Nain llegó a su trabajo y en el momento en que entró por la parte de la cocina, sus compañeros de trabajo lo recibieron con abrazos y gritos de alegría por su matrimonio.

Algunas de las trabajadoras no estaban tan contentas, ya que siempre esperaron ser ellas las que llamaran su atención.

Apenas sí lo felicitaron sin mucha emoción, pero aprovecharon ese momento para abrazarlo, puesto que él nunca se dejaba tocar.

Nain realmente se sentía molesto y no tuvo que preguntar para saber quién había regado la información de su matrimonio, ese fue Mauricio, que había sido el testigo de su boda; al ver todo el relajo que se armó en el trabajo, se arrepintió de haberle pedido el favor.

Todos querían festejarlo, hasta los tres jefes que tenía el lugar, que también lo habían felicitado, él era un joven querido por todos en su trabajo, al no participar en casi nada, siempre estar atento en su trabajo ayudando a todos, haciendo lo que sus tres jefes le pedían, se había ganado el cariño y la gratitud de todos.

Nain dio gracias a que su celebración por ese momento solo durara unos 15 minutos porque todos tenían que regresar a sus puestos de trabajo, pero ahí salió el jefe pidiéndole que les presentara a su esposa, todos querían conocerla; su jefe principal, el encargado de los repartidores, se acercó a él y le pidió que pusiera un día, que el restaurante lo cerrarían en la noche para festejarle su matrimonio.

Él realmente no quería eso, pero ya no había de otra, tenía que hacerlo. Si no se podría ver muy mal, sabía que no hacerlo era como despreciarlos a ellos o dar a demostrar vergüenza por su esposa.

Terminó diciendo que le comentaría a su esposa para ver qué día podía y les diría, terminó con una disculpa por no llegar a tiempo a su trabajo.

Pero sus tres jefes lo entendieron bien y también le dieron la sorpresa de darle tres días de descanso, con los gastos pagados como regalo de bodas, para que las pasara con su mujer, uno de ellos le sugirió llevarla a una buena playa o algún lugar cerca, como su luna de miel.

Pero lo que más le sorprendió es que la mayoría cooperó para juntar una cantidad de dinero, para que eso pasara; ese era su regalo de bodas de todos, eso lo dejó sin palabras, nunca se imaginó algo así, realmente se sentía conmovido y no sabía cómo corresponder a lo que todos habían hecho por él.

Terminó dándoles las gracias y se despidieron de todos. Tenía tres días para no ir a trabajar, algo que realmente le molestaba, ya que no deseaba estar tanto tiempo en esa casa.

Aunque también tenía que convencer a esa mujer de que cuando conociera a sus compañeros de trabajo, les inventara alguna buena historia de lo que habían hecho esos tres días, que supuestamente tendrían que ser para su luna de miel.

Todo le parecía una mala broma, solo sentía que el haber conocido a María Eugenia era una mala señal, algo que estaba haciendo que su perfecto mundo se volteara de cabeza y eso sí le empezaba a molestar.

Al llegar a su departamento, se tiró en la cama, tomó su celular y empezó a investigarla. Él no necesitaba de un investigador privado para sacar información de alguien, realmente él podía hacer eso sin ningún problema.

Era un estupendo hacker, sabía dónde tenía que entrar para sacar información, no ocupaba más que unas horas para poder tener la información más importante de una persona y eso pensaba hacer.

Tenía que saber quién era en realidad María Eugenia, pero sobre todo su familia, entender por qué ella estaba tan desesperada por mantener un matrimonio falso.

Nain no confiaba en nadie y realmente, aunque ella le hubiera dicho la verdad, no le hubiera creído nada, tenía que investigarla él mismo para entender su proceder, saber la realidad de lo que pasaba en esa casa.

Ya había llegado el momento de saber que era lo que haría con María Eugenia, no quería seguir perdiendo su tiempo, eso le estaba haciendo perder dinero y le quitaba el placer de hacer lo que más le gustaba y eso era matar gente.

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