ALMA SIN PIEDAD

La tristeza que invadía a Alma era Aldo que no había experimentado, a pesar que había pasado por mucho, nada se comparaba, Bastian era su pilar de apoyo, el soporte que necesitaba para llenarse energía cada mañana, ella recordaba rodo lo que sufrieron sus padres, y ella misma, sus padres tuvieron que vender casi rodo lo que tenían para sanear deudas y para que ella pudiera terminar sus estudios, fue muy duro para ella, a una corta edad tubo que asumir responsabilidades que no le correspondían, mientras otras chicas de su edad salían a bailar y a compartir con sus amigos, ella estaba resolviendo problema, creando soluciones de negocios, salió adelante escalando en un mundo dirigido por hombres, ella se hizo un nombre, se ganó el respeto del gremio, sabia de las intensiones del matrimonio con su peor enemigo, ella se opuso, no quería ser utilizada como un instrumento de un malvado, el matrimonio con Chris no resulto mejo, pero aquí estaba ella, perdidamente enamorada de aquel hombre, el logro ganarse su corazón, su confianza, ser su mundo, ella dependía sentimental de él, no podía creer que aquel hombre, amoroso, comprensivo, apasionado y sobretodo aquel que la salvó de la muerte, era aquel aquel que ocasionó todos los males de los Peters.

Aquellas palabras que el le había dicho cobraban vida en su mente, solo le quedaría el dolor y la soledad, ella quería escucharlo, si corazón estaba pesado y acongojado, el era el único con el poder de hacerla olvidar sus tristezas, en su celular pasaba la galería de foros, tenían muchas, cada momento a su lado era fotografiado, en su boda allí estaban ellos mirándose sonrientes, el brillo de los ojos de Bastián no podía ser un teatro, luego de tanto pensar, decidió llamarlo, pero la llamada nunca llego, la desesperación se apodero de ella, salió de su habitación, todo estaba oscuro, eran las 2 de la mañana todos dormían, ella salió al jardín, comino por un largo tiempo, el frio de la noche le enfriaba los huesos, ella quería congelar sus sentimientos, siempre dijo que el amor era una debilidad, y aquí estaba ella, deseando tener a Bastián frente a frente no sabía si quería golpearlo o besarlo, o las dos cosas, sus lágrimas salían sin control, cerca de un arbusto, alguien la jalo hacia un arbusto, ella intento gritar pero su boca estaba tapada, no podía ver nada todo estaba oscuro, pero una fragancia estaba presente, una inconfundible.

-¿Bastian? Dijo ella en un susurro, su corazón estaba abrumado, pero él no respondió solo la abrazo, ella dejó salir si llanto sus manos cubrían su rostro mientras él la sostenía, así transcurrió mucho tiempo ninguno de los dos se atrevía a hablar, no querían que esté momento se acabará, cualquier cosa que pidieran decir podría lastimar al otro, solo esperaban que el tiempo se detuviera y nada pidiera afectar el amor, que sentían por el otro.

- Bastian… ¿Dime qué buscas?, no soportaría que me lastimaras, no quiero escucharte decirme que lo sientes… tú no… de todas las personas en este mundo tú, no puedes hacerme daño. Ella sacudió el pecho del hombre con sus manos.

- Eres mi amor, mi salvación, mi luz, te lo había dicho antes, tú me rescataste del abismo, no me odies, nunca quise lastimarte, mi corazón te escogió y se olvidó de la venganza, olvide tomar acción contra tu familia por lo que hicieron, mis padres nunca volverán, eso lo tengo claro, pero tú estás aquí.

- Mis padres son inocentes, ellos no hicieron nada contra tus padres, fue un accidente, mis padres salieron con vida, pero eso no quiere decir que ella, haya tenido responsabilidad, pero tu, solamente decidiste que teníamos que pagar.

- Alma no conoces toda la verdad, solo lo que tus padres te han dicho, ven conmigo y sabrás quién tiene la razón.

- No iré. Ella estaba firme en no ir con Bastian.

- Te prometo que no te haré daño, confía en mí, estoy muriendo sin ti, ven conmigo.

Él la tomo entre sus brazos y beso sus labios, ella era su droga personal, y tenía que probar un poco de su elixir, ella no dudo en corresponder, anhelaba de igual forma su cercanía, ella solo llevaba un camisón, él podía sentir sus pezones erec(tos), con solo rozar su piel, el tomo uno entre sus manos, ella jadeó, y eso encendió la entrepierna de Bastian, tomo la mano de ella y la coloco justo allí, para que ella supiera el estado en el que estaba, el gran tamaño entre la mano de Alma la hizo mojar de inmediato.

- No podemos. Dijo ella con una voz débil y entrecortada.

- Se que quieres esto mucho más de lo que aceptas.

- Sí... Lo quiero, te deseo y te necesito, pero no creo que sea lo mejor en estas circunstancias.

- Y entonces ¿me vas a dejar así? Recuerda que eres mía, y nada nos podrá separar, ni siquiera los errores que hemos cometido.

Bastian alzó su vestido, pido tocar su intimidad, ella estaba lista para él, la humedad entre sus piernas, le decía que ella se excitaba con el peligro de ser descubiertos y de faltarle a sus padres, lo prohibido siempre es lo más apetecido, él no dudo en subirla hasta sus caderas, las piernas de ella se sujetaban a su cintura y sus brazos a su cuello, la excitación y la lujuria del momento los invadió, ella disfrutaba de cada embestida que él le daba, ella sabía que nada de lo que dijeran de él, haría cambiar las emociones que él la hacían sentir, y tenía que morir en manos de su hombre ella estaba dispuesta a morir enterrada en su masculinidad, los jadeos estaba presentes, y el sonido de sus cuerpos en cada choque en medio de la noche los hacía querer disfrutar del momento.

- ¿Piensas matarme, Bastian? Le dijo ella mientras sus muslos temblaban al acercarse su clímax, los gemidos estaban allí, él la azotaba como nunca antes.

- ¡¡SI !! Dijo él. - Pero de amor. El término de decir esa frase cuando los dos llegaron a un orgas(mo) intenso eran como uno solo, sus labios estaban sancionándose, él no la soltaba, quería arraigarse a ella.

- te amo-. Los dos dijeron lo mismo al compas.

- Quiero llevarte conmigo, eres mi esposa y te quiero a mi lado.

- Yo quiero lo mismo, pero déjame buscar una solución, dame unos días.

El asintió con la cabeza, el nunca podía dejar de conceder sus deseos, pero tenía que acelerar las cosas antes que sus padres la envenenaran en su contra.

- Me iré, pero mañana quiero verte otra vez. Dijo él, no se rendiría con ella, ella tenía que decidir volver con él, sin importar nada más.

- Está bien, pero cuídate, no quiero que salgas lastimado.

El se fue y ella regresó a su habitación, ya no lloraba está eufórica por haberlo visto y sentir en ella, ella sabía que sus sentimientos eran genuinos, ella daría todo por el, así como él arriesgo todo por ella.