Un Padre Para Mí Hijo.

Desde las cinco de la tarde hasta las nueve de la noche que era el horario inamovible que en el chalet de la señora Flor se cenaba, ni Clark ni Manuela, aparecieron en el comedor.

_ El señor Clark y la señora Manuela no vendrán a cenar. Están arreglando muebles y trabajando sobre un artículo,- dijo el serio Chófer a su patrona.

_ Un artículo? - dijo Luis - pero abuelita Flor, yo tengo la revista de los loritos -

_ Debe ser en la computadora Luisito. Cenaremos y luego la abuela te leerá sobre las nuevas aventuras de Tom Sawyer para que te duermas , que dices ? Quieres dormir en tu antigua recámara? - dijo Doña Flor.

_ Pero, mi mamá ...

_:Mañana vendrá tu abuelito Marcos. Y seguro dormirás cerca de el. Tu pobre abuela dormirá solita en esta parte. Que dices ? -

_ Okay. Te quiero abuelita - dijo Luis.

- Yo también mi nieto amado - dijo Doña Flor.

Así la pobre señora Flor convenció al niño y logró que se bañara, Cenara y durmiera escuchando las aventuras de Tom.

Esa noche mientras se ponía con paciencia sus múltiples cremas y elegía el camisón con que dormiría, pensó en como su nuera y su nieto habían cambiado su vida.

Había estado vegetando en esa casa por largos años, resignada a morir con dignidad cualquier día, hasta que sucedió el famoso acontecimiento de su hijo dando el discurso del día de padres y la afortunada intervención de un loco acosador.

A pesar de las opiniones de Gotti, poco le interesaba a Doña Flor, quien era el padre de Luis.

Luis era el nieto perfecto. Era amoroso, divertido e inteligente. Y quién dice, pensó, con tantas horas arreglando muebles, quizás vendría otro nieto a la familia.

Por fin, ella también podría cuando se reuniera con sus amigas hablar de su nieto y no solo escuchar lo que las otras contaban.

Recordó de golpe que estaba a cargo del niño y se fue, antes de dormir, a mirarlo en la habitación de al lado. Luisito dormía y un pote de helado de fresa se descongelaba en su mesa de Luz.

Con sumo cuidado sacó el pote y caminando despacio se fue al comedor.

Apenas llegada a la puerta vio a su hijo semi desnudo saqueando la heladera y colocando cosas en una fuente. Esperó con paciencia que saliera. Tenía unos brutales arañazos en la espalda y si ella no veía mal, una mordida en el inicio de su glúteo.

Cuando el polizón salió de puntillas, Doña Flor colocó el helado en la nevera , pensó en que tipo de pose sexual había sellado en el glúteo de su Clark ese chupón aparatoso.

Cómo cambian las cosas! Reflexionó la buena señora. Ella hacía el amor con su difunto marido con el camisón puesto y el con su pijama con solo dos botones desprendidos.

La señora realizó sus oraciones, rezo por el alma de su esposo, por la salud del acosador, tomó su pastillita para dormir y se entregó al sueño.

Bastante lejos de ese lugar una mujer llamada Brigida y un hombre llamado Irineo, habían terminado de hacer el amor.

No era que la mujer no fuera afecta al sexo. El problema era la falta de variedad. Eso la estaba matando. Quizá las oraciones de doña flor llegaron a destino porque el tal Irineo dejó un poco en paz a su mujer y se fue a bañar.

Brigida dijo :

_ Sacaré la basura , mí amor - dijo junto a la puerta del baño.Estaban en un minusculo apartamento a dos cuadras del mar , donde nunca todavía habían ido. Su marido que parecía haber salido de la cárcel, quería hacerlo día y noche. Brigida salió con su camisón volando por el viento del mar con el saco de basura rumbo al contenedor. El sindico la miró y cordialmente se encaminó a ayudarla. La mujer del síndico era una señora muy celosa y los miraba desde la ventana. De inmediato le dijo a su hijo policía:

_ Mira un poco hijo. Ahí va tu padre con esa nueva inquilina que tiene cara de zorra. Quiero que averigües todo lo que sepas de ella y del hombre que le acompaña.

El hijo sacó una foto de la ciudadana Brígida y la mando al sistema. En realidad él no pensaba hacer nada, pero cuando vio a su padre sacudir el contenedor junto a esa mujer, decidió intervenir.

Grande fue su sorpresa al saber que ambos eran buscados por la policía de Londres. Que en realidad se llamaban Briggite e Irkan y no los nombres falsos que habían dado en el humilde hotel de su madre. Así que al amanecer del nuevo día la pareja de esposos estaba rodeada por la policía.

Así fue que Irkan y Briggite fueron capturados por la autoridad. No sabemos si fue gracias a las oraciones de la señora Flor o solo por la insaciable pasión de Briggite, pero ambos tenían mucho que explicar a los investigadores.

La pareja que dormía desnuda y abrazada en el ala oeste del chalet de doña Flor, no se había enterado de nada.

Eran las siete de la mañana cuando el Señor Clark le dio la siguiente misiva al chófer para que lleve a la dirección del Royal College:

Estimada Directora:

Mí hijo Luis Rigatti estará ausente este día debido al cambio de domicilio de su abuelo Marcos Rigatti. A partir de hoy, nadie más que yo o su madre puede retirarlo del colegio. Nadie Extraño a nosotros puede tocar ni un solo cabello de su cabeza. Por recomendaciones médicas Luisito concurrirá desde hoy al establecimiento con una gorra tejida por su madre. Esperando su comprensión ,le saluda atentamente.

Clark London y Manuela Rigatti ( padres )

La directora quedó realmente preocupada. Estaba segura que había un tema de liendres en su afamado colegio. ¿Cómo eso era posible? Todos los padres recibieron la orden de la dirección de limpiar y cuidar de probables infecciones de piojos las cabezas de sus hijos. Al otro día cuando Luisito protestando llegó con gorra azul a su colegio vio que todos sus compañeros también estaban.

A Dina , el gorrito rosado le quedaba Guay.