Atrapada En El Callejón

Byron se levantó muy temprano y le llevó el desayuno a la cama a su esposa, la había visto tan mal antes que decidió por lo menos despertarla con comida que le gustaba.

—Buenos días ¿Te sientes mejor? —Habla Byron al ver a Samara abriendo lentamente sus ojos, ella lo ve algo sorprendida y sonríe al ver el desayuno frente a ella, le parecía un acto muy lindo, pero no entendía por qué si no era su cumpleaños ni nada por el estilo.

—Estoy bien, gracias

—Hoy no voy a estar en todo el día y quizá vuelva por la madrugada, estoy encargándome de un asunto muy importante ¿No te molesta no?

—¿Cuál es ese tema tan importante? Solo quiero saber eso —ella sabía que no podía reclamar nada porque no eran pareja, pero de todas formas esperaba una explicación.

—Es una sorpresa, cuando termine con todo voy a contarte.

—Si estás acostándote con algunas mujeres puedes decírmelo y ya Byron, no es necesario que me mientas si es lo que crees —creía que nuevamente estaba buscando sexo en bares, pero no podría estar más equivocada.

—No estoy acostándome con nadie, hace mucho que no estoy con una mujer y ¿Sabes por qué? —Samara se le quedó viendo en busca de una respuesta por lo que él se acercó y contestó —Porque me di cuenta que la única mujer que deseo es mi esposa —ella se quedó más que sorprendida ante lo que dijo, pero no quiso creerlo y solo se rio como si fuera un chiste

—Señor, es hora de irnos, surgió algo más —Al escuchar esto Byron le robó un beso rápido a Samara y se fue.

—Intenta dormir sin mi cariño, vuelvo tarde —Y sin decir más él fue rumbo a la bodega, el semblante relajado que tenía minutos antes se había convertido en uno serio e intimidante.

—Él sigue intentando escapar y la mujer no para de decir que tiene que hablar contigo —informa Gustavo mientras ambos caminan

—Bien, primero terminemos con Alexis —Byron entró a la habitación donde estaba Alexis todo sucio, colgado de sus brazos y lo saludó con una cínica sonrisa.

—¡Suéltame ya maldito psicópata!

—¿Y arriesgarme que intentes volver a ver a mi esposa? Jamás.

—La vi en todas las posiciones posibles, ya no tengo nada que ver imbécil —Estas palabras lo molestaban cada vez más por lo que se le ocurrió una genial idea

—Ya que me lo recuerdas, tengo que hacer algo con eso —Su sonrisa se volvió aún más grande y ordenó que lo ataran a una camilla en donde se encargó de sacarle los ojos mientras estaba dormido, claro que lo hizo sin matarlo y con un procedimiento adecuado. Luego de unas horas el tipo despertó y se desesperó al notar que no podía ver nada, su miedo era demasiado, comenzó a gritar y rogar perdón, al parecer hacía falta que le saque los ojos para pedir perdón.

—Por favor, juro que nunca más voy a intentar nada en contra de Samara, me arrepiento.

—Te diría que voy a perdonarte, pero no me gusta mentir al respecto, vas a morir hoy mismo, ese va a ser mi acto de misericordia. No debiste haberte metido con mi mujer Alexis —el hombre comenzó a temblar asustado

—¡Eres un demonio! ¡Te Irás al infierno! —El hombre gritaba como un loco y se desmayó del miedo, Byron se había aburrido de torturarlo por lo que decidió que lo mataría en cuanto despertara. Así estuvo esperando unos minutos hasta que el hombre estaba consciente otra vez.

—Ya me aburrí de ti Alexis, y sobre ir al infierno, hace tiempo que estoy condenado a ese lugar, si es que existe... bueno, no fue un placer conocerte

—Espera por favor, sé cosas que pueden importarte —Sin prestarle atención Byron le disparó directo a la cabeza y fue a ver a aquella mujer que tanto quería su presencia, ella sería la próxima castigada.

Luna vio a aquel hombre fuerte y apuesto cubierto con algo de sangre por lo que le dio un poco de miedo; sin embargo, dejó eso de lado y se acercó de rodillas hasta él haciendo que la mirara con enojo.

—¿Qué quieres? Recién acabo de terminar con tu noviecito ¿Sabes algo loco? No te mencionó ni una sola vez en lo que estuve torturándolo

—Él no es importante, sé que vas a sacarme de aquí —contesta ella confiada y se levanta para quedar cerca de él —Cuando me saques de aquí puedo mostrarte que soy mucho mejor que mi hermana, podremos estar juntos las veces que quieras.

—¿Por qué querría algo así? Mi esposa es hermosa —Esa mujer definitivamente estaba loca si creía ser mejor que Samara

—Tú no lo entiendes, ella es la reencarnación del diablo, ni siquiera debería estar viva, escapó de su destino, pero ahora que la encontramos... Ya envié a mis hombres —Byron no podía creer la estupidez que estaba escuchando.

—¿Qué hombres?. Gustavo —Dije yo esperando información, pero el solo dijo que Samara seguía en la casa y que estaba bien, todavía nadie había atacado.

—Enviamos muchos hombres que la obligarán a pecar una y otra vez hasta la muerte, ella no debe existir y como es un demonio va a morir pecando. —Esta mujer estaba más que loca, era una verdadera psicópata, y eso que él acababa de matar a un hombre

—¿Cómo te atreves a hablar así de ella frente a mí? Realmente eres más estúpida de lo que yo imaginaba. No eres diferente a él, pero esto acaba hoy, me aseguraré de que no vuelvas a aparecer —Sacó su arma y le apuntó en la cabeza, pero luego lo pensó bien y ella no merecía morir, por lo que decidió solo cortarle la lengua y enviarla a un conocido el cual le daba asco para que la tenga como empleada en su bar ilegal, allí sería forzada, pero se lo merecía por intentar atacar a su esposa.

Luego de eso volvió a casa, pero antes pasó a comprar una tarta del chocolate que le encantaba a Samara, quería llevarle algo para disculparse de estar fuera tanto tiempo, realmente quiere empezar a pasar más con ella. Todavía no admite estar enamorado porque no lo siente, pero de alguna extraña manera siente que debe cuidarla.