Una huérfana es llevada a un orfanato luego de perderá sus padres en un fatal accidente. Con el pasar de los años, solo quiere un sueño, ser novicia. Pero es destino quiere algo más.
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Úsame como quieras
O qué lobo. Pensó ella. -No, no Pilar, deja ya tus pendejadas. Decidida toma su móvil, ve la hora son las ocho de la mañana y recoge su cartera. Abrió la puerta con cuidado llevando en una de sus manos sus zapatillas evitando hacer el menor ruido. Poco después descendió las escaleras que conducían a la gran puerta, giró la perilla y cuando estaba dispuesta a escapar una voz le llamó.
-¿A dónde crees que vas?. César la observaba disfrutando cada movimiento de aquella mujer sigilosa. Lo que ella no esperaba era que él ya estaba despierto hacía más de dos horas , él al igual que ella no había dormido muy bien pero ya estaba acostumbrado a sus insomnios.
-¿A mi casa? Pilar le mira sin soltar la perilla aún.
-No has desayunado. César la ignoró.
-Gracias, pero lo mejor es no molestarlo.
-Tenemos que hablar, César se acerca a ella tranquilo. La toma de la mano y la lleva a la barra de la cocina. Le quitó sus zapatillas y su cartera.
-Pero… no tenemos nada de qué hablar. Lo que pasó anoche fue la circunstancia de los tragos. Pilar ha bajado su rostro , no quiere tener contacto visual con César.
-Te aclaro que no tomo. Una chiquilla impertinente y grosera rompió mi botella. César está frente a ella colocando sus manos sobre sus piernas.
-Me disculpo si le ocasioné problemas . Pilar sube su mirada. -Por Dios, por Dios. No lo mires. Su yo interior le objetaba.
-Mira Pilar, tú no eres ni serás un problema para mi. No sé de dónde diablos sacas eso. Los besos que juntos compartimos son producto de que nos gustamos, nos deseamos. Falta ver cómo te pones cuando estoy cerca de tí. Pilar tiembla como una hoja.
-Y como tú me pones. César toma su mano y la coloca sobre su pecho. El pálpito de su corazón asustó a Pilar. Sentía que su corazón saldría en cualquier instante.
-Su corazón… está… Pilar no sabe qué decir pero su voz es preocupada.
-Jodidamente necesito de tí. César la atrae a él y arrebata su boca.
-Te necesito Pilar, desde el primer día que te ví en aquel café. César respira densamente reposando su frente a la suya.
-No, no sé qué decir. Pilar trata de componerse mientras responde con su voz entrecortada.
-Dime, ¿Qué sientes por mi?. César alzó su mentón obligando a confrontarlo.
-Yo… Pilar traga saliva. -Debo irme, por favor. Pilar baja de su silla buscando sus cosas. De repente, una mano la sujeta suavemente de su muñeca.
-Pero César busca sus ojos ahora suplicando un poco de su atención. - Yo no quiero que te vayas. Por favor quédate.
Si me quedo perderé toda cordura, iría en contra de mis principios y mi moral. ¡Pero por qué estoy en estas circunstancias!. Siempre he calculado todo en mi vida y luego llega este hombre que parece un adonis a perturbar mi mente y corazón. . Ahhhhh. que desespero, no sé qué hacer, está situación es impredecible. Odio no tener el control. Ahora mi guerra interior se posterga y César aún mantiene sus manos sosteniendo las mías. ¿Qué debo hacer?
-Por favor, no creo que sea sensato que debamos estar juntos o solos en este lugar . Yo solo estoy confundida, su voz sonaba tensa ..Pilar se suelta de sus manos, recoge sus cosas y sale de la mansión. No se había fijado en lo amplia y exquisita que era hasta que devolvió su vista atrás. Tomó aire, ajustó su saco y salió de allí en el primer taxi público que encontró.
