El Secreto Del CEO

Capítulo 9

Habían pasado varios días después de haber comido con Viridiana, Levent esperaba pacientemente obtener una respuesta de ella. Sin embargo no había ninguna señal, pasó por la academia para ver si podía reencontrarse con ella pero nada, hizo guardia afuera de su casa y no tuvo éxito. Se armó de valor para llamar a su puerta, asi poder verla. Dolores abrió.

—¿Si diga?—

—Disculpe podría hablar con Viridiana.—aún Levent no podía pronunciar correctamente su nombre.

—Se pronuncia Vi-ri-dia-na, y no. No puede hablar con ella.—

—¿Por qué?—preguntó extrañado.

—Porque no se encuentra en casa, viajó fuera del país.—

—¿A dónde?—

—¿Acaso es usted policía? Digo porque está haciendo demasiadas preguntas.—Dolores se comportaba de manera hostil.

—No, no soy policía, estoy esperando una respuesta sobre un proyecto que le ofrecí.—

—Entonces, si tiene que esperar a que ella lo contacte. Si me dice su nombre le diré que vino a buscarla, es todo lo que puedo hacer por usted, lo toma o lo deja.—Levent sabía que no le sacaría información alguna, menos si intentaba pedir su número celular.

—Dígale por favor que la busca Levent Akyürek, gracias.—

Levent regresaría a su oficina, no entendía porque le afectaba demasiado no ver a Viridiana, tampoco podía dejar de pensar en su conversación de aquel día. Estaba conociendo una parte de él que nunca había visto, esa ansiedad por estar cerca de una persona. Dos días después Viridiana estaba devuelta en Roma, al llegar a casa le esperaba una maravillosa sorpresa.

—¡Llegué Lolita!—

—Bienvenida.—decía Miroslava, de inmediato Viridiana la abrazó.

—¿Pero qué bonita sorpresa?¿cuando llegaste?—preguntaba mientras ambas caminaban a la sala para tomar asiento.

—Ayer, tengo una reunión con el presidente de RAI Antonio Parolin. Quiere comprarme los derechos de Días de otoño en Roma. Tu padre me convenció de venir a negociar personalmente mi película.—

—Excelente me alegra verte, estuve en Madrid ayudando a mi maestro con un proyecto. He aprendido bastante, en verdad es un genio, en fin hablando de tu película. El CEO de la televisora me ofreció la oportunidad de componer la música para la telenovela.—

—Días de otoño en Roma me cambió para siempre, me enamoré por primera vez y única, Tulio fue el amor de mi vida. Y no tengo dudas de que harías un gran trabajo componiendo las canciones para la telenovela. Recuerda el éxito de tu último trabajo, esa telenovela tuvo un auge como no se veía en años. Villaseñor está esperando con ansias tu regreso para que formes parte de su dirección musical.—

—Tengo poco tiempo para dedicarme a esta oportunidad.—

—Se que puedes hacerlo, eres muy talentosa y disciplinada. ¿Te parece si mañana me acompañas a la reunión con Antonio?—

—Está bien, ¿como están mis papás?—

—Tu papá está ocupado y estresado por la adaptación de la novela turca, sobre todo porque son diferentes culturas. Y tu mamá será galardonada por su trayectoria.—

—¿En serio? Necesito llamarla.—dijo Viridiana emocionada y fue inmediatamente por su celular.

—Regrese señora Miroslava, ¿ya llegó Viri?—

—Si Lola se fue rápido a llamar a su mamá, ¿encontraste los ingredientes que te pedí?—

—Si, todos señora.—

—Bien Lola, ahora te enseñaré a preparar los mejores ravioles del mundo. Receta secreta de mi querido esposo.—

—¿de verdad?—

—Si, de verdad. Yo actuaba y él cocinaba. Mi esposo disfrutaba de recrear las recetas que aprendió de su madre.—

Viridiana hablaba con su mamá, extrañaba estar con ella, sobre todo para compartir sus logros. Eran una familia unida, después de terminar la llamada. Fue por su pequeña maleta para acomodar su ropa, mientras lo hacía pensó en lo dicho por Miroslava, ninguna oportunidad debe ser desaprovechada. Al día siguiente las dos llegaron a la televisora, Antonio ya estaba esperándola.

—Bienvenida señora De Sicca.—

—Tenía años sin que me llamaran por mi nombre de casada.—

—Créame que es un privilegio para mí recibirla, recuerdo que mi mamá amaba sus películas.—

—Gracias Antonio me halagas, disculpa. Permíteme presentarte a Viridiana Escalante, nuestra promesa musical en México.—

—Si escuché de ella, es alumna de Franco Beccu. También está siendo reconocida aquí en Italia.—Viridiana sonreía

—Me alegra escucharlo sus papás estarán orgullosos de ella, bien es hora de hablar de negocios.—dijo Miroslava

Pasaron a la sala de juntas para llegar a un acuerdo monetario justo, Viridiana ponía total atención a lo que hablaban.

—Mi esposo compró los derechos de la historia, cuando me casé con él me cedió los derechos como regalo de bodas, independientemente del valor económico, tiene un gran valor sentimental.—

—Me imagino, es una gran historia. El nuevo dueño de la televisora la eligió entre más de cincuenta historias.—decía Antonio

—La verdad es muy hermosa, mi madre se inspiró en ella para crear la novela de Hoguera.—agregó Viridiana

—Es buenísima esa novela por cierto.—la apoyaba Miroslava

—La voy a buscar, me podría dar el nombre de la escritora.—Antonio hacía notas

—Eloísa Jacome de Escalante.—

Levent llegaba a la oficina cuando le informaron que estaba Antonio con Miroslava en reunión, de inmediato fue ahí para conocerla.

—Buen día lamento interrumpir.—al ver a Viridiana sentada, sintió como se apagaba su cerebro. Ella le sonrió, pero una vez más por cortesía.

—Señora De Sicca, le presento al dueño de la televisora.—

—Bienvenida soy Levent Akyürek.—

—Es un placer, debo decir que usted es muy guapo.—

—Gracias.—Levent no dejaba de sonreír.—Es un gusto volver a verla Viridiana.—

—¿cómo estás?—

—Bien, ¿tú cómo estás?—

—Excelentemente bien.—

—¿Ustedes ya se conocían?—pregunto Miroslava

—Si, la escuché en un concierto y la busqué para ofrecerle participar en la producción musical de la nueva telenovela. ¿espero que no vaya a rechazarme?—

—Debo organizar mi tiempo, pero cuenta con mi participación.—respondió Viridiana

Levent no dejaba de sonreír, Miroslava veía en él un interés especial en Viridiana. Conociéndola ese hombre no la tendría nada fácil, ella había aprendido de su padre que no se mezclaba lo profesional con lo personal. Terminando la reunión, Levent se acercó a Viridiana.

—Fui a buscarte a tu casa.—

—De verdad, yo creo que olvidó Dolores decirme.—

—¿A dónde fuiste?—

—Por ahí.—Levent no esperaba esa respuesta, no pudo evitar reír

—Creo que fue una pregunta muy inoportuna.—

—Está bien, no hay problema. Aunque es obvio que no te gusta ser ignorado.—antes de que pudiera justificarse Levent, los interrumpieron.

—Disculpe que los interrumpa, Viri nos vamos.—decía Miroslava

—Si vámonos, hasta luego Levent.—dijo Viridiana

—Fue un placer recibirlas.—

—Nos vemos después señor Akyürek.—se despidió Miroslava.

Parolin las acompañó a ambas hasta la salida, donde ya las esperaba un taxi. Levent desde el ventanal las observaba marcharse, se hacía presente de nuevo ese sentimiento de soledad que dejaba Viridiana en él, ansiaba permanecer cerca de ella.