Anastasia

Continuaron conversando durante un largo tiempo, después de lo cual cada una se retiró a sus habitaciones.

Dos semanas más tarde, llegó el viernes, día de la graduación de Ernesto. Anastasia se mostraba emocionada por asistir, pero Ana comunicó a sus padres su deseo de ir a la finca para pasar el día con su hermana. David, al enterarse, le pidió a Anastasia que acompañara a Ana para que pudieran pasar tiempo juntas, sin saber que Ana solo intentaba impedir que Anastasia se encontrara con Ernesto, a pesar de que era la ocasión perfecta para que ella preguntara sobre con quién había intimado.

Anastasia le comunicó a su padre: Papá, hoy no podré acompañar a Ana, ya que es el acto de graduación de Ernesto y deseo estar a su lado.

David respondió: Lo había olvidado, querida. ¿Y si las dos van después del acto?.

Ana, tras reflexionar, sugirió: Si papá, está bien, dejemos que ella vaya con Ernesto. Luego se acercó a su hermana y le dijo: Escúchame, Anastasia, hoy es el momento oportuno para que él te sea sincero. Recuerda que es esencial saber con quién comparte su vida, además de contigo.

Anastasia pensó para sí: ¿Hasta cuándo seguirás con eso?.

Posteriormente, le comentó: Está bien, Ana, le preguntarè todo. Si no hemos tenido la oportunidad de vernos antes, hoy es el día. Anastasia consideró mencionar esto para que Ana se mantuviera tranquila.

Ana le respondió: Bueno, ve a arreglarte y ponte bonita.

Anastasia subió a su habitación y se preparó; pronto sería la hora. Al bajarse, tanto sus padres como su hermana la miraron asombrados, ya que realmente lucía maravillosa. Ese vestido morado le quedaba de manera encantadora.

Al descender las escaleras, sus padres le dijeron: Estás hermosa, cariño.

La abrazaron y le dieron un beso en la mejilla. Ana se acercó a ella y le dijo: Estás muy bien. Ve y habla con él; que sea muy sincero y tu sé sincera contigo misma. Anastasia, recuerda que, pase lo que pase, yo siempre seré tu hermana.

Anastasia la miró con cierta confusión y, tras un momento de reflexión, respondió: No sé qué pensar, pero está bien, ahora me voy.

Ana la observó mientras se alejaba, y con una sonrisa interior pensó que ese día podría marcar el final de la relación de Anastasia.

Anastasia reflexionaba en el taxi sobre las palabras de Ana y el comportamiento tan extraño que había mostrado. Decidió que no valía la pena seguir pensando en ello, ya que hoy era un día especial para Ernesto.

Al llegar al acto, se sentó y comenzó la ceremonia. Cuando mencionaron a Ernesto, él se levantó para recoger su diploma. En ese momento, no se había percatado de la presencia de Anastasia, pero al verla al lado de su madre, sonrió y levantó su diploma hacia ellas.

Una vez finalizado el acto, Ernesto se acercó a Anastasia, la abrazó, la besó y ella lo felicitó, al igual que sus padres.

Iniciaron el servicio y compartieron con los padres por un buen tiempo, hasta que estos se fatigaron y se retiraron. Anastasia se quedó con Ernesto y sus compañeros disfrutando del momento. Ernesto comentó: Ya son más de las 2 de la madrugada, querida, vámonos a un lugar especial que tengo reservado. Anastasia lo siguió mientras conducía hacia otro hotel, que también resultó ser muy bonito. Al llegar a la habitación, Anastasia vio unas maletas y preguntó: ¿Y estas maletas, amor? A lo que Ernesto respondió: Son nuestras pertenencias, cariño. Mañana nos marcharemos.

Anastasia lo mira y comenta: Mañana.

Ernesto responde: Sí, amor, te mencioné que teníamos planeado viajar y tú me dijiste que te encantaría acompañarme. ¿Lo recuerdas?

Anastasia asiente: Sí, claro, pero no pensé que fuera a organizarse tan rápido.

Ernesto, insistiendo: Son solo unos días, amor. No podemos permitirnos esperar más, ya que eso nos restará la oportunidad de disfrutar del viaje.

Anastasia reflexiona: Tienes razón, pero había quedado con mi hermana para ir a la finca mañana.

Ernesto, sintiéndose nervioso ante la mención de la hermana, responde: Amor, ¿me dejarás solo?

Anastasia no responde, y Ernesto le comenta: Amor, deseo estar a tu lado. Puedes ir con tu hermana más tarde, por favor.

Anastasia sonríe y responde: Tienes razón, iré con ella más tarde. Aunque su forma de ser en este momento es un tanto extraña. Ahora, cuéntame, ¿qué has metido en esa maleta para mí?

Ernesto le contestó: He empacado todo lo que puedas necesitar, y si falta algo, lo compraremos allí.

Anastasia lo abraza y le dice: Está bien, entonces disfrutemos de esta noche. Ernesto la levanta y la besa, llevándola hacia la cama.

Durante su momento de intimidad, Ernesto le susurraba al acariciarla, expresándole su amor y su deseo de estar siempre a su lado. Anastasia también le manifestaba su amor y disfrutaba cada instante que pasaban juntos.

Al llegar al clímax, ambos caen exhaustos sobre la cama. Ernesto la abraza y le dice: Te amo, Anastasia; te has adentrado en mi corazón de una manera encantadora. Anastasia sonríe y responde: Eso me encanta, porque tú también eres el dueño de mi corazón. Se besan y, finalmente, se quedan dormidos.

A la mañana siguiente, Ernesto se levanta con precaución y se dirige al baño. Posteriormente, solicita el desayuno. Anastasia se despierta y se encamina también al baño, donde se ducha. Tras esto, se pone una toalla y sale. Ernesto ya ha preparado la mesa, a lo que ella se acerca, lo besa y le dice: Qué delicioso, amor.

Se sientan a desayunar y, después de un momento, Anastasia pregunta: Amor, ¿hay algo en esa maleta para que me vista? No puedo irme al aeropuerto con este vestido. Ernesto, con una sonrisa, responde: Claro que sí, amor, he pensado en todo y te compré muchas cosas.

Él camina y saca de su maleta dos trajes deportivos idénticos, uno para él y otro para ella. Anastasia, emocionada, se levanta y le dice: Me encanta que nos vean vestidos igual.

Ernesto responde: Son trajes para parejas, amor.

Anastasia se viste y, posteriormente, juntos se dirigen hacia el aeropuerto.