En el bullicio del siglo XXI, Ana, una joven de 25 años, se siente como un extraño en su propia época. Con una fascinación por las épocas antiguas, especialmente los períodos históricos de esplendor y elegancia, Ana se sumerge en sus fantasías de ser una mujer de otra era.
Lo que ella no se espera, es que su deseo se hará realidad después de un accidente.
Tendrá que enfrentar desafíos y papeles en los cuales todavía no estaba preparada, lo lograra.
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Capitulo 18
El día del parto llegó y Ana estaba nerviosa pero emocionada por conocer a su hijo o hija. Eduardo, por otro lado, estaba visiblemente ansioso. Habían pasado nueve meses de preparación, pero el momento final siempre parecía estar lleno de emociones abrumadoras y expectativas inciertas. La pareja se dirigió al hospital con un aire de anticipación y nerviosismo palpable en el aire.
Cuando llegaron al hospital, fueron recibidos por el personal médico y una partera que los acompañaría durante el proceso de parto. Ana fue llevada a una habitación mientras Eduardo la seguía, aferrándole la mano con un apoyo silencioso pero firme. La habitación estaba llena de una atmósfera de calma y anticipación mientras Ana se preparaba para dar a luz.
El trabajo de parto comenzó lentamente, pero pronto se intensificó a medida que las contracciones se volvían más frecuentes y fuertes. Ana se aferraba a la mano de Eduardo mientras respiraba profundamente y se concentraba en su respiración, tratando de mantener la calma en medio del dolor y la incomodidad.
A medida que el trabajo de parto progresaba, el equipo médico monitoreaba de cerca la salud de Ana y del bebé, asegurándose de que todo estuviera progresando según lo planeado. Eduardo estaba junto a ella en cada momento, ofreciendo palabras de aliento y apoyo mientras esperaban la llegada de su hijo o hija.
Finalmente, llegó el momento del parto, y Ana se preparó para dar a luz con determinación y valentía. Con el apoyo de Eduardo y del equipo médico, comenzó a empujar, concentrando toda su energía en el proceso de traer a su hijo o hija al mundo.
Después de varios minutos de esfuerzo intenso, el primer bebé finalmente nació, y el sonido de su llanto llenó la habitación con una sensación de alivio y alegría. Eduardo miró con asombro mientras el bebé era colocado en los brazos de Ana, sus ojos llenos de lágrimas mientras contemplaba la pequeña vida que habían creado juntos.
Pero la sorpresa no había terminado aún. A medida que el equipo médico continuaba con el proceso de parto, descubrieron que había más de un bebé en camino. Eduardo y Ana se miraron el uno al otro con sorpresa y emoción, asombrados por la noticia de que no solo tendrían un hijo, sino tres.
El nacimiento de los trillizos a los cuales nombraron Cielo,Rosa y Javier llenó la habitación con una sensación de asombro y alegría, y Ana y Eduardo se sintieron abrumados por la bendición de tener no solo uno, sino tres hermosos bebés. Aunque estaban sorprendidos por la noticia, también estaban emocionados por la idea de tener una familia grande y amorosa.
Después de un período de recuperación, Ana finalmente fue dada de alta del hospital y pudo reunirse con sus hijos en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Los trillizos eran pequeños y frágiles, pero llenaban el corazón de Ana y Eduardo con una profunda sensación de amor y gratitud.
Los primeros días en casa fueron un torbellino de emociones y actividades mientras Ana y Eduardo se ajustaban a su nueva vida como padres de trillizos. Aunque el desafío de criar a tres bebés al mismo tiempo era abrumador, también era increíblemente gratificante, y la pareja se sumergió en la tarea con determinación y amor.
A medida que pasaban los días, los bebés comenzaron a crecer y desarrollarse, llenando la casa de Ana y Eduardo con el sonido de su risa y sus travesuras. La pareja se sentía bendecida por la oportunidad de ser padres de tres hermosos hijos, y estaban decididos a hacer todo lo posible para asegurarles un futuro brillante y lleno de amor.
Aunque había momentos de cansancio y frustración, también había momentos de pura alegría y felicidad mientras Ana y Eduardo veían crecer a sus hijos y se maravillaban con cada hito y logro. Desde sus primeras sonrisas hasta sus primeros pasos, cada momento era una celebración de la vida y el amor que compartían como familia.
Con el tiempo, los trillizos se convirtieron en niños activos y curiosos, explorando el mundo que los rodeaba con entusiasmo y asombro. Ana y Eduardo los animaban en cada paso del camino, brindándoles amor, apoyo y orientación mientras crecían y se desarrollaban.
A medida que los años pasaban, la familia de Ana y Eduardo creció y floreció, llena de amor, risas y recuerdos preciosos. Aunque enfrentaban desafíos y obstáculos en el camino, siempre se mantenían unidos, apoyándose mutuamente y compartiendo el vínculo inquebrantable que habían formado como familia.
En medio de la agitación de la vida cotidiana, Ana y Eduardo encontraban momentos para detenerse y apreciar la belleza y la maravilla de la vida que habían creado juntos. Cada día era un regalo, lleno de amor, aventuras y la promesa de un futuro brillante y emocionante juntos.
Y así, mientras la familia de Ana y Eduardo continuaba su viaje juntos, sabían que estaban bendecidos con el amor y la felicidad que compartían, y que su vínculo como familia seguiría creciendo y fortaleciéndose con cada momento compartido juntos. Todo era alegría en su territorio, ya no era un anhelo era una realidad lo que soñó Ana.