¡Casada Con Un Mafioso! ¡El Contrato!

Dean

Después del beso, la tomo en mis brazos y la acuesto en su cama, luego me recuesto a su lado y la abrazo. Puedo sentir su tensión, pero la atraigo hacia mi pecho. No sé si fue por la bebida, pero me quedé dormido de inmediato.

Me despierto sin dolor de cabeza, lo cual es un milagro divino. Ella todavía está aquí, durmiendo tranquilamente con la cabeza en mi pecho. Quiero levantarme, pero me niego. Solo cuando ella despierta logro moverme un poco.

— Buenos días, Hazel. Y feliz año nuevo.

— Buenos días, Dean. Feliz año nuevo para ti también. Necesito ducharme, tengo que ir a trabajar.

— Sabes que el día tres es nuestra boda, ¿verdad?

— Te empeñas en recordármelo desde que me obligaste a quedarme contigo. – dice ella levantándose, pero la atraigo hacia mi regazo.

— No hables así. Seré lo mejor que te ha pasado en la vida, solo necesitas darme una oportunidad. – la atraigo un poco más y le doy un pequeño beso en los labios. Ella se levanta y va al baño.

Dentro del baño, Hazel comienza a hablar sola, dudando de sí misma y yo escucho sin querer.

— Por favor, que esto que estoy sintiendo en mi cuerpo sea solo atracción sexual. No puedo enamorarme del hombre que me compró como una mercancía. No puedo.

Mientras tanto, regreso a mi habitación también pensando en la situación. Me doy una larga ducha y al mismo tiempo pienso:

— ¿Podré ganarme su amor? ¡Ni siquiera yo sé lo que estoy sintiendo! A veces creo que es solo deseo, pero cuando estoy con ella todo en mí se enciende de cierta manera.

El agua corre por mi cuerpo y anhelo que fuera su mano. Le digo a Mayra y Anthony que hoy pueden quedarse y descansar, ya que solo voy a la oficina para recibir el informe de la noche anterior y luego volveré a casa. Por supuesto, están emocionados como dos niños.

Al llegar a mi oficina, una vez más me sorprendo con el valor de las ganancias. Las cosas nos fueron más que bien.

*****

De vuelta en la mansión, Hazel intenta convencer a Jordan de que elija solo el vestido de novia.

— Jordan, necesito ir a trabajar. Puedes tomar mis medidas y elegir tú mismo este vestido. Sabes que no me estoy casando por amor, así que no me emocionaré por eso. – digo impaciente.

— ¡Ah, pero vendrás conmigo! Quiero verte con el vestido para poder ayudarte a elegir el maquillaje, las joyas y el peinado. Amiga, cuñadita, cariño, a veces el amor llega después del matrimonio. A veces eso no es una prioridad, hay parejas que se casan solo por estar enamoradas y aún no hay ese amor.

— No conozco esos dos sentimientos cuando se trata de tu hermano. – encogí los hombros — Hagámoslo así... Dado que es tan importante para ti, vayamos a la cafetería y resolvamos todo ahora por la mañana y a la hora del almuerzo saldremos a comprar ese... vestido.

— ¡Me encanta! Estaremos cerca del taller de mi amiga y podremos almorzar en el restaurante que me encanta justo enfrente. – Jordan aplaude emocionado y yo termino riendo con él.

Él está rebosante de alegría, lástima que yo no me sienta de la misma manera. Me siento como un canario atrapado en una jaula de oro, cada vez que salgo de aquí, él envía diez autos llenos de seguridad detrás de mí. No voy a huir, no quiero que lastime a mis padres y sé que tiene una fuerte influencia aquí en la ciudad.

— Estás pensativa... Apuesto a que ni siquiera te diste cuenta de que ya llegamos a la cafetería. – miro a mi alrededor y luego suspiro — Sabes que podemos hablar de esto, ¿verdad?

— Creo que sí necesito... – llevo a Jordan a una de las áreas VIP, ya que es un ambiente bastante privado y podemos conversar.

— Estamos solos y tenemos café. Puedes empezar a hablar.

— Tuve una discusión con Dean ayer. – explico — hasta ahí todo normal. Pero él me dijo algunas cosas sobre mis padres que me dejaron molesta.

— Mi hermano parece grosero cuando habla, pero es porque odia las mentiras y su sinceridad puede parecer arrogancia frente a otras personas. Pero el hecho es que él no sabe ser amable... Pero cuéntame, ¿qué dijo él?

— Que mis padres no me aman como pensaba. – reconozco frustrada — Que tampoco les importa el hecho de que su hija menor está casi casada con un mafioso que podría matarme si así lo quisiera.

— Vamos a los hechos que están ahí delante de tu lindo hocico. Has estado trabajando aquí una semana, ¿cuántas veces tus padres vinieron a intentar verte? – pregunta Jordan — Ninguna, ¿verdad? – asiento apretando los labios — Estoy seguro de que tus amigos ya deben haber contado que estás trabajando aquí. Los padres que aman a sus hijos no los venden a extraños para pagar deudas altas. Lo siento, pero es la verdad.

Mis ojos arden, sé que tiene razón, pero no voy a ceder tan fácilmente. Me siento miserable en este momento.

— Jordan, voy a ver si todo está yendo bien ya que tendremos que salir en poco tiempo y tal vez no vuelva aquí hoy, porque ya sé que inventarás otra cosa antes de que termine el día.

— No invento, querida. Vamos al salón a hidratar el cabello y hacernos las uñas.

De vuelta a Dean en su oficina.

*****

Termino lo que vine a hacer en la oficina y decido hacer las inspecciones personalmente en algunos clubes, hasta que en uno de ellos encuentro a alguien a quien no quería volver a ver nunca más, Ayleen Mitchell.

— Hola, Dean, sigues siendo guapo y atractivo. ¿Qué tal una salida para recordar los viejos tiempos? – dice con voz melosa.

— Tienes mucha valentía para aparecer por aquí, ¿no crees

? Me traicionaste con mi enemigo, quedaste embarazada de un hijo suyo y me abandonaste cuando íbamos a casarnos. ¿Qué haces en mis dominios? ¿Quieres morir? – estrecho los ojos.

— Oh, guapo, han pasado tantos años y todavía guardas rencor. – intenta acercarse y yo me alejo — Me engañaste, yo te engañé y al final solo fue un intercambio de cuernos.

— No fue un intercambio de cuernos porque me drogaron para que me acostara con esa mujer. Y ella no quedó embarazada de un hijo mío. – ella se acerca a mí pasando su mano por mi pecho.

— ¿Vas a decir que no extrañas atar mis manos detrás de mi espalda y ponerme en esa posición en la que quedo expuesta para que me penetres por ambos agujeros que tengo? Recuerdo claramente cómo disfrutabas al penetrarme por delante y por detrás, te encantaba cuando te corrías en mi trasero.

— Lo único que siento ahora es asco. Venías a mi cama toda sucia de ese desgraciado.

— ¡Cierto! Él también tenía un miembro enorme como el tuyo y era tan bueno como tú, terminé confundiéndome.

Miro al guardia que ya viene hacia mí y la sujeta por el brazo.

— ¡No dejen entrar a esta escoria aquí de nuevo!

— ¡Tu cama me pertenece, Dean! ¡Y tú lo sabes! – grita hacia mí — ¡Y voy a volver a ella!

Si ella intenta, solo se hundirá en su propia muerte.