NovelToon NovelToon
Bajo El Mismo Veredicto

Bajo El Mismo Veredicto

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Arrogante / Ligador / Completas
Popularitas:7.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Deiver Gutierrez

Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.

Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.

Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.

¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?

NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 17

POV Rafael

Sentía la luz del sol contra mi rostro, intenté abrir mis ojos acostumbrándome a ella percatándome de que mi hermosa Aurora se encontraba plácidamente dormida entre mis brazos, una sonrisa enorme apareció en mi rostro al recordar lo de anoche y me sentía simplemente pleno por ello.

Realmente podría acostumbrarme a despertar de este modo cada mañana, ahora que sabía lo que se sentía despertar a su lado, me parecía difícil no tenerla conmigo. Estuve observando el rostro tranquilo de mi chica varios minutos solo pensando en lo afortunado que era, tiempo después noté que comenzaba a desperezarse.

-Buenos días- Susurró cuando abrió del todo sus ojos con la voz adormilada.

-Buen día, cielo- Respondí dejando un beso en su frente.

-¿Dormiste bien?- Preguntó con una linda sonrisa viéndome directo a los ojos, yo me acomodé para tenerla frente a mí.

-Perfectamente, nunca he dormido mejor- Afirmé rozando mi nariz con la suya.

-Creí que no disfrutabas dormir con alguien acompañándote...- Susurró dibujando líneas imaginarias en mi pecho con sus dedos.

-¿Sabes? Jamás vi el gusto por querer dormir a lado de una persona, me parecía una tontería honestamente, nunca antes había dormido con una mujer, pero te puedo asegurar que no hay sensación más increíble que dormir contigo en mis brazos, no hay nada que desee más ahora que sentir eso cada noche...- Aseguré con honestidad mirándola a los ojos, ella sonrió aún más ampliamente y se lanzó a abrazarme con fuerza.

-Me encantas Rafael Novoa- Susurró haciéndome estremecer.

-Tú a mí más mi princesa- Dije sintiendo la sensación de su cuerpo junto al mío, adoraba con locura a esta mujer.

Estuvimos conversando un poco antes de irnos a cambiar, Aurora decidió que ya era tiempo de volver a Boston, por lo que organizaría sus cosas para volver esta misma tarde a la ciudad, yo estaba dispuesto a quedarme los días que ella me pidiera, pero ella era demasiado responsable como para descuidar la empresa tantos días sabiendo que yo no me movería ni un segundo de su lado y mucho menos regresaría a Boston si no era con ella junto a mí.

Esa mañana Aurora le dio la noticia a sus padres de que volveríamos por la noche a Boston, se pusieron un poco tristes pero les aseguré que traería a su hija de visita lo más pronto posible, me habían agradado bastante mis futuros suegros, eran personas muy amables, respetuosas y educadas, entendía el por qué Aurora era el ser humano tan maravilloso que era.

Narrador omnisciente

Tal como lo habían planeado Aurora y Rafael, volvieron a Boston esa misma noche, Rafael dejó a su querida chica en su departamento para que pudiera descansar, le cruzó por la mente quedarse con ella pero sabía que de hacer eso concluiría lo que habían empezado en Portland, y esta vez lo culminaría de la forma que tanto había ansiado, pero él aun creía que debía esperar.

POV Aurora

Habían pasado casi dos semanas desde que Rafael y yo volvimos de Portland, volvímos a la empresa al día siguiente que llegamos a Boston; aunque Rafael insistiera en que nos quedáramos en Portland hasta que yo lo quisiera, no quería que descuidara de su trabajo por mi culpa, así que nos reincorporamos lo antes posible.

Respecto a nosotros aun manteníamos lo que sea que tuviésemos en secreto, nadie en la oficina a excepción de Sebastian y Darcy sabían que teníamos algo, me pareció la cosa más divertida del mundo ver como Sebastian molestaba a Rafael cuando le dijimos que estábamos intentando algo. No habíamos oficializado nada aun, me causaba curiosidad si realmente Rafael planeaba oficializarlo en algún momento o solo nos mantendríamos así como hasta este momento.

No habíamos vuelto a dormir juntos y por supuesto aun no habíamos hecho nada físico más allá de besos necesitados y algunas caricias, más nada. Yo ardía de deseo por él, cada que me besaba se prendía una llama en mi interior que solo me hacía querer gritarle a Rafael que me consumiera por completo, pero intentaba mantener la cordura lo más que podía.

Aunque Rafael no mencionara mucho el tema de lo que teníamos respecto a ponerle etiqueta o no, no le prestaba demasiada importancia ya que él me hacía sentir de una manera tan linda y única, me hacía sentir como si yo fuese su mayor tesoro, cuidaba de mí, me consentía, se preocupaba por mi bienestar y me daba todo el amor del mundo, él era un completo sueño hecho realidad... Yo intentaba no distraerlo mucho en el trabajo, considero que estábamos manejando esto bastante bien.

En este momento me encontraba alistándome en mi departamento para un evento al que Rafael me pidió que lo acompañase, mi amiga Darcy se encontraba conmigo ayudándome a arreglar mi cabello mientras yo me maquillaba, Darcy se había vuelto mi mejor amiga, amaba su compañía y el tiempo que pasábamos juntas.

-Enserio Aurora, aun me parece imposible de creer que el jefe haya dado ese giro tan drástico y radical respecto a su forma de ser, es algo que jamás creí que nadie vería- Comentaba Darcy con incredulidad cepillando mi cabello.

-Si te soy honesta, aun también me es difícil creer todo lo que ha pasado, pero muy en el fondo sabía que esta versión de él estaba en algún lado, realmente me encanta...- Admití en un suspiro sintiéndome muy feliz por lo que estaba viviendo.

-Me alegra tanto por ti preciosa, lo digo de verdad- Añadió mi amiga.

-Gracias Darcy, agradezco que estés conmigo y tu hermosa amistad-

-No tienes que agradecerme nada, te has convertido en alguien muy especial para mí- Terminó por decir acabando con el arreglo de mi cabello que consistía en unas suaves ondas, yo me voltee para verla a la cara.

-Tú igual para mí, nunca había tenido una amiga a decir verdad, y me alegro que seas tú- Dije dándole un abrazo.

Era cierto, jamás había tenido una amiga de verdad, siempre terminaban por traicionarme, y ahora que conocía lo que era una amistad verdadera me sentía realmente feliz. Una vez que mi cabello y maquillaje estuvieron listos, fui por el vestido que me iba a poner, era un regalo de Rafael, que pidió específicamente usara para esta ocasión. Era un vestido negro de tirantes anchos, largo hasta debajo de la rodilla, ceñido al cuerpo, con un escote de corazón por la parte de enfrente, la espalda desnuda y una abertura en la pierna derecha, era un vestido muy bonito, él tenía muy buen gusto...

-¡Vaya! Que linda te ves Aurora, el señor Novoa estará babeando por ti cuando te vea- Me aduló Darcy.

-Gracias amiga, es un vestido bonito- Admití con una sonrisa viendo mi reflejo en el espejo.

-Bueno, creo que ya es hora de que me vaya, suerte esta noche preciosa, diviértete mucho y nos vemos el lunes- Se despidió mi rubia favorita con una gran sonrisa dándome un abrazo y dejando un beso en mi mejilla.

-Nos vemos el lunes Dars, muchas gracias por tu ayuda- Solté antes de que se fuera.

Faltaba poco para que fuera la hora en que Rafael dijo que pasaría por mí, así que de forma rápida terminé de dar los últimos retoques a mi arreglo, agregué perfume, me puse unos altos tacones y alisté mi bolso. No muchos minutos después, escucho que tocan a mi puerta, por la hora suponía que era Rafael, así que tomé mis cosas y abrí la puerta dejando ver al dueño de mis suspiros luciendo tan guapo y sexy como solo él puede lucir, sin poder evitarlo sonreí al instante en que lo vi.

-Hola Rafael- Le dije cerrando la puerta detrás de mí, notaba que él me repasaba con la mirada de arriba abajo.

-Aurora, cielo te ves preciosa...- Me dijo con una linda sonrisa poniendo su mano en mi cintura.

-Gracias, tú igual te ves muy guapo Rafael- Admití con el rostro cerca del suyo.

-Veo que hice una buena elección, te miras deliciosamente perfecta en ese vestido- Susurró dejando cortos besos en mis labios.

-Es un vestido muy bonito... Tienes buenos gustos- Respondía entre besos, Rafael dejó un beso en mi mejilla y me vio directo a los ojos.

-Pues claro que tengo buenos gustos cariño, me gustas tú- Comentó provocando que riera –Aunque hubieras lucido hermosa en cualquier cosa, amor- Añadió dejando un último beso en mis labios.

Yo negué con la cabeza y lo miré con una sonrisa, me encantaba esta versión de Rafael, tan seductor, afectuoso, amable y tan perfecto, me sentía dichosa de estar con él y que por fin le diera una oportunidad a lo que formábamos poco a poco.

-Vamos cariño- Soltó Rafael tomando mi mano con suavidad caminando fuera del edificio.

Caminamos hasta llegar a su auto que se encontraba estacionado justo frente a la puerta de entrada, él abrió la puerta del copiloto para mí para después entrar del otro lado y arrancar el auto. No tenía mucha idea de a dónde íbamos exactamente o qué clase de evento era, pero me daba enteramente igual, no me importaba mucho si estaba al lado de él.

Durante el camino estuvimos conversando muy amenamente como nos era costumbre, era muy entretenido el tiempo a su lado. Llegamos unos 30 minutos después a un muy alto edificio, no sabía con exactitud en donde estábamos. Bajámos del auto y caminamos al interno del edificio, no veía a ninguna persona en el lugar, entramos al elevador y Rafael marcó el penúltimo piso.

-¿Dónde estamos, Rafael?- Pregunté aún más confundida al llegar al piso caminando por un pasillo.

-Ya lo verás, cariño- Respondió simplemente con una pequeña sonrisa.

Llegamos a una gran puerta que fue abierta enseguida dejando ver un muy lindo restaurante, al ver el nombre del lugar pude reconocer que estábamos en uno de los restaurantes más prestigiosos y exclusivos de Boston, me sorprendí al instante en que lo vi, pero me sorprendió aún más ver el lugar completamente vacío, la gente esperaba meses por una reservación en el lugar, ¿Qué estaba pasando?

-¿Qué hacemos aquí Rafael?- Pregunté viéndolo directamente a los ojos con una ceja alzada y una sonrisa acusatoria.

-Digamos que... cambié un poco nuestros planes para hoy, no venimos a un evento laboral, esta noche es solo tuya y mía, hoy quiero tenerte solo para mí, ¿Sí?- Susurró tomándome por la cintura con su rostro muy cerca del mío, yo sonreí al escucharlo.

-Si me querías tener solo para ti solo tenías que pedirlo...- Dije riendo un poco.

-Me pareció más interesante de esta forma- Respondió de la misma manera, besó mi mejilla rápidamente y tomando mi mano caminó hacia las mesas dejándome escoger en donde quería sentarme.

Sentada desde mi silla podía observar más que maravillada el lugar, tenía unos amplios ventanales por los que se podía apreciar la hermosa vista de la ciudad, era un espectáculo de lugar, me hacía ponerme a pensar en lo mucho que debió costarle a Rafael hacer esto, reservar todo el lugar solo para nosotros, no debió hacerlo...

-Rafael, esto es impresionante, estoy tan conmovida por lo que hiciste, fue un gesto hermoso, pero no debiste, debió costarte una fortuna...- Decía conmovida hasta que me interrumpió con suavidad.

-Haría esto y mucho más por ti cariño, el cielo y las estrellas es lo mínimo que mereces y daré todo de mí para hacértelo saber cada día- Comentó de la forma más dulce y tierna.

Yo solo lo miré sintiendo mi corazón lleno de alegría, me acerqué sobre la mesa y dejé un beso en sus labios queriéndole transmitir de alguna manera todo lo que sentía por él. Unos minutos después alguien llegó a atendernos.

Tuvimos una cena fantástica, la comida estuvo deliciosa y por supuesto la compañía era más que perfecta. El tiempo nunca era suficiente cuando tenía a Rafael a mi lado, siempre teníamos algo de qué hablar, él era un hombre muy inteligente, culto, educado, y no podía sentir nada más en mi corazón que no fuera amor y admiración por él, me asustaba admitirlo en voz alta, pero creo que... lo amaba.

Nos pusimos de pie después de terminar, yo aún seguía fascinada con todo esto, creí que la cita había terminado aquí, pero opuesto a lo que pensaba, Rafael me condujo a una puerta que estaba al fondo del lugar dejándome un poco confundida.

-¿A dónde vamos, Rafael?- Pregunté mientras lo seguía con nuestras manos entrelazadas, él me miraba de una forma traviesa y cargada de complicidad.

-Es una sorpresa cielo- Respondió él con voz suave dejando un beso en mi mejilla.

-Estas muy misterioso el día de hoy- Le dije sonriendo.

Continuamos subiendo por una escalera, al llegar al final había una puerta que Rafael abrió dejando ver el techo del edificio, mi impresión creció al ver un helicóptero estacionado ahí, miré a Rafael denotando confusión en mi rostro, él solo me veía con un brillo muy particular en sus ojos, se acercó hasta mí, me tomó por la cintura y juntó su frente con la mía.

-¿Te gustaría dar un paseo, amor?- Preguntó en un susurro.

¡¿Enserio me llevaría en un helicóptero?! Bien, mi momento como "Anastasia Steele" ha llegado, no pude contener mucho mi emoción y asentí con una gran sonrisa.

-Claro...- Afirmé sin ocultar mi efusividad.

Él besó mi frente rápidamente, tomó mi mano de nuevo y caminó hacia aquel helicóptero. Sumándole a mi sorpresa, no había nadie ahí con nosotros, lo que significaba que Rafael iba a pilotar esta cosa, gran cualidad tenía escondida mi sexy abogado... Una emoción indescriptible me inundaba, después de prepáranos Rafael comenzó a volar el helicóptero como un profesional, se veía tan varonil de esta forma, la ciudad desde aquí era tan bonita, estaba realmente maravillada.

-No sabía que sabias pilotar, Rafaeltian Grey...- Le dije con un poco de diversión en mis palabras, él rió al escucharme y me miró un par de segundos.

-Bueno, tenía que encontrar algo para impresionar a mi chica que conduce autos de carreras, espero haberlo logrado- Devolvió el comentario haciéndome reír.

-Realmente lo hiciste, esto es maravilloso Rafael, muchas gracias por hacer esto por mí- Admití mirándolo cautivada y conmovida por todo lo que ha hecho en estas últimas semanas.

-Esto es lo mínimo que mereces, cielo- Respondió él unos segundos después tomando mi mano y dejando un corto beso en ella.

El paseo continuó de una forma perfecta, recorrimos toda la ciudad de Boston, pasamos frente a su edificio y frente a todos los lugares importante, fue demasiado impresionante. Después de casi una hora de estar volando, fue tiempo de volver, regresamos al mismo edificio y estacionó el helicóptero en el techo, al bajar ambos corrí y lo abracé con fuerza aun sintiendo mi corazón latir desenfrenado.

-Jamás me había sentido tan especial como hoy Rafael, y no encuentro palabras para agradecerte eso- Dije con honestidad separando mi rostro del suyo, él me sonrió con ternura y apretó su agarre en mi cintura.

-Aurora... Quiero dedicar el resto de mi vida a hacerte sentir de esta manera, a hacerte sentir como mereces, tú me cambiaste cielo, a pesar de que me dediqué a engañarme a mí mismo y decirme día tras día que no sentía nada por ti, lograste derretir el hielo de mi corazón y te adentraste en lo más profundo de él. Me has hecho ver la vida con otros ojos y quiero dedicar cada segundo de mi existencia a hacerte feliz así como tú me haces a mí...- Soltaba él en voz baja sobre mis labios haciendo que mis ojos se humedecieran.

-Esto que siento por ti va a en contra de todo lo que creía, la palabra amor no estaba en mi vocabulario hasta que te conocí, tú eres el significado de esa palabra cariño. Algo cambió en mí cuando te vi por primera vez, ese día en la oficina, tan hermosa y perfecta como siempre. Me encantas Aurora, me vuelves loco y estoy tan jodidamente enamorado de ti, hasta los huesos... Quiero estar contigo cielo, te quiero para toda una vida juntos, y sé que eres tú porque nadie jamás me haría sentir lo que tú provocas en mí. Nunca imaginé que preguntaría esto, pero... Aurora West, ¿Me concederías el gran honor de ser tu novio?- Preguntó finalmente provocando una sensación en mi interior inexplicable.

Un millón de fuegos artificiales explotaron en mi interior al escuchar cada palabra que él dijo, jamás imaginé que me diría una cosa tan dulce, nunca imaginé que alguien me querría de la forma tan pura, intensa y sincera como él lo hacía, y eso me convertía en la mujer más afortunada del mundo, por permitirme tener a alguien que sintiera eso por mí.

-Rafael, yo...- Apenas y podía hablar, tenía la voz entrecortada –Jamás imaginé que llegarías a sentir algo por mí, admito que desde que te conocí sentí algo, porque podía ver al hermoso ser humano que tratabas de esconder, me fascinas Rafael Novoa, te volviste tan importante para mí, y no hay nada que desee más en el mundo que ser tu novia- Respondí sintiendo la alegría invadir mi cuerpo por completo.

Una bella sonrisa se dibujó en el rostro de Rafael al escuchar mi respuesta, me abrazó con emoción y giró conmigo en sus brazos, al separarnos tomó mi rostro entre sus manos y me besó con intensidad, pasión y sentimiento provocando que me derritiera en sus brazos, varios segundos después se separó manteniendo su rostro a escasos centímetros del mío.

-Te amo Aurora...- Susurró mirándome con seguridad. Al escuchar esas palabras no pude evitar sentir un nudo en la garganta, esto es lo que había deseado desde que lo conocí, esto es lo que imaginaba cuando pedía al universo a una persona que completara mi vida, él era todo lo que necesitaba y con lo que alguna vez soñé.

Acaricié su rostro con mi mano y respondí en un susurro.

-También te amo Rafael- Admití observando cada detalle de su rostro, definitivamente no podía pedir nada más, me sentía plena en este momento y me gustaba pensar que era el inicio de una bella historia juntos...

POV Rafael

Finalmente lo hice, abrí mi corazón y le dije a mi hermosa Aurora todo lo que sentía, a la mierda todo lo que pensaba antes, el amor si existe y ella es la definición de ello, no puedo imaginar una vida sin Aurora, sin tenerla cada día a mi lado y sin pasar nuestra vida juntos, la amaba y necesitaba hacérselo saber. Desde que la conocí se volvió la dueña de mi mente, de mis pensamientos, de mis fantasías y ahora también de mi corazón, todo le pertenece ahora y no podía sentirme más feliz de que por fin lo supiera y fuese correspondido con el mismo sentimiento.

Después de que me hiciera el hombre más dichoso del jodido mundo y aceptara ser mi novia, salimos del restaurante dirigiéndonos a mi auto, abrí la puerta del copiloto para ella y yo subí del otro lado para conducir.

-¿A dónde te gustaría ir cariño?- Pregunté mirándola manteniendo mi mano en la parte alta de su muslo.

-A donde tú quieras, solo quiero estar contigo...- Respondió de forma dulce dedicándome esa sonrisa tan bonita que tiene, yo tomé su mano dejando un beso en ella y encendí el auto para dirigirnos a nuestra última parada.

Emprendí camino a mi departamento, quería que conociera el lugar donde vivía, el que era para mí un lugar sagrado, deseaba que supiera que ahora todo era para ella, ninguna mujer nunca antes visitó mi hogar, para mí estaba prohibido permitir que alguien traspasara mi intimidad, pero me encantaba que Aurora fuese la primera y única en hacerlo.

Durante el trayecto hablábamos solo de nosotros, Aurora se había convertido en mi prioridad ahora, sabía que teníamos un hermoso futuro juntos, eso era seguro. Llegamos unos veinte minutos después al lugar donde vivía, era un enorme edificio de departamentos muy exclusivos, metí mi auto en el estacionamiento, bajé para abrir la puerta de mi chica y tomé su mano conduciéndola hasta llegar al ascensor donde marqué el último piso, que era donde estaba mi departamento.

-¿Ya me dirás dónde estamos, Rafael Novoa?- Preguntó ella con una mirada traviesa abrazándome por el cuello una vez que entramos en la caja metálica.

-Adivina...- Susurré con diversión.

-Creo que estoy casi segura... Es tu hogar, ¿Cierto?- Devuelve la pregunta enarcando una ceja.

-Bingo- Respondí dejando un corto beso en sus labios -¿Estás bien con eso?- Cuestioné con un deje de preocupación solo deseando que se sintiera lo más cómoda posible.

-Claro, amor... Descuida- Soltó despreocupándome.

Sonreí al escucharla, la besé con suavidad hasta que el ascensor indicó que habíamos llegado. Caminamos por un pasillo hasta llegar a la única puerta que había ahí, yo al tener el "Penthouse" del lugar, obviamente tenía el lugar más grande del edificio, lo cual significaba todo un piso entero para mí, algo excéntrico y egocéntrico de mi parte teniendo en cuenta que vivía yo solo en este lugar, pero ahora tenía a mi preciosa novia con quien podría compartir mi hogar.

-Vaya...- Susurró Aurora al entrar a mi departamento viendo a su alrededor.

-Bienvenida a mi hogar, cielo- Le dije tomándola por la cintura con un brazo.

-Es muy bonito Rafael... ¿No te sientes solo en un lugar tan grande? Mi departamento es una décima parte de este lugar y detesto estar ahí por el sentimiento de soledad- Admitió ella viéndome directamente.

-No realmente, paso la mayoría del tiempo en la empresa, y ahí te tengo a ti...- Susurré besando sus labios tomándola fuertemente de la cintura.

Aurora me siguió el beso de inmediato, comenzó de una forma cariñosa y tierna, pero a los segundos se tornó demandante e intensa, el deseo entre ambos era algo palpable, después de lo que pasó en Portland solo aumentó todo lo que sentía al momento de estar cerca de ella. Realmente era inhumano el deseo que sentía por esta mujer...

Bajé mis manos de su cintura a su trasero el cual tomé con mis manos presionándola contra mí cuerpo y restregándola en mi miembro que se encontraba más duro que una piedra, ella jadeó contra mis labios al sentir el contacto, y eso solo me incitó a continuar. Mi cuerpo me pedía a gritos una liberación que solo Aurora me podía dar, luego de Portland había tenido que recurrir a darme auto placer ya que no había noche en que no me pusiera duro solo de recordar lo que pasó aquel día, pero nada lograba sentirse mínimamente parecido a lo que ella me había hecho sentir ese día simplemente usando su mano.

-Pídeme que pare amor, por favor, porque me será tan difícil detenerme después...- Rogaba entre susurros y besos desesperados, no podía controlarme más.

-No quiero que pares Rafael, solo quiero que me hagas tuya- Pidió de la forma más jodidamente sexy haciéndome enloquecer.

Eso fue como un detonante para mí, sin esperar más, la tomé por la parte trasera de los muslos haciendo que enrollara sus piernas en mi cintura. Me dirigí a mi habitación aun con mi chica en mis brazos y sin despegarme de sus adictivos labios, la recosté con cuidado en la cama y me posicioné entre sus piernas.

-Eres la primera y única mujer que ha tocado este lugar Aurora, ahora todo te pertenece, incluyéndome...- Susurré dejando un camino de besos en su cuello mientras me deshacía de cada una de sus prendas.

-Me alegra saber eso- Respondió en un suspiro sonriendo levemente, volvió a atacar mis labios de forma salvaje mientras nos deshacíamos del resto de la ropa rápidamente.

Yo estaba delirando en este momento, desde hace meses que había deseado por este momento, literalmente mi cuerpo le pertenece a ella desde que la conocí, aunque intenté alejarla de mi mente intentando algo con alguna otra mujer, no pude, mi cuerpo solo le respondía a Aurora, y me alegro que haya sido así, porque ha valido la pena cada jodido segundo.

En un abrir y cerrar de ojos ya la tenía desnuda frente a mí, me detuve un par de segundos para poder contemplar su glorioso cuerpo en todo su esplendor, detallaba con detenimiento su piel suave, mientras bajaba mi mirada noté una amplia cicatriz entre su pierna y el vientre, a la altura de la cadera. Pude recordar que una vez me contó que tuvo un grave accidente en un auto cuando era mucho más joven, suponía que aquella marca se atribuía a aquel hecho.

Me acerqué hasta tener su rostro cerca del mío, dejaba cortos besos en sus labios y rostro mientras acariciaba con suavidad aquella cicatriz, no había nada de qué avergonzarse.

-Eres hermosa mi vida, tan, tan hermosa...- Susurraba bajando mis besos a lo largo de su cuello dejando leves mordidas, yo me deshice de mi ropa sintiéndome con una adrenalina increíble solo queriendo consumir a mi chica y dejarme llevar por el deseo que nos abrumaba a ambos...

-Me detendré en este momento si lo deseas, amor, si no estás lista paramos en este momento- Le dije dificultosamente viendo su rostro a punto de sumergirme en ella.

-Estoy lista Rafael, no te detengas...- Afirmó viéndome a los ojos.

La besé con suavidad, tomé mi miembro con mi mano y lo dirigí a su entrada presionando lentamente sin querer hacer esto de forma brusca, sabía que era su primera vez y aunque deseaba partirla en dos tenía que ser cuidadoso con mi mujer. Sentía sus uñas arañando mis hombros, seguí hasta que estuve completamente dentro, me quedé quieto esperando a que ella se acostumbrara.

-¿Estás bien, cielo?- Pregunté dejando besos en su rostro -¿Quieres que pare?-

-No... Solo dame un segundo- Pidió suspirando, me sentía un jodido egoísta, ella estaba intentando aguantar el dolor mientras yo me sentía en la jodida gloria, se sentía mejor de lo que alguna vez llegué a imaginar, estaba tan condenadamente estrecha que sentía que me correría en cualquier momento, vergonzoso honestamente.

Yo no dejaba de besarla e intentar que el dolor pasara, a los segundos ella me dio una señal para que comenzara a moverme, comencé con movimientos lentos y suaves, pero en el momento en que ella me pidió más no pude contenerme, mis estocadas se volvieron rápidas y casi salvajes, estaba en el maldito paraíso. Aurora me siguió el ritmo de inmediato, solo se escuchaban nuestros gemidos y jadeos en toda la habitación.

-Dios... Eres mía Aurora, eres tan mía, me perteneces por completo mi amor....- Solté entre gruñidos besando su cuello –Te pertenezco cielo, deja eso grabado en tu mente-

-No pares Rafael...- Gemía por lo bajo enterrando sus uñas en mi espalda.

Continué dando estocadas rápidas un par de minutos más hasta que los dos alcanzamos un clímax arrasador que nos dejó tan plenamente satisfechos. Me tumbé sobre el cuerpo de Aurora sintiendo mi cuerpo relajado, ella acariciaba mi cabello mientras intentábamos regular nuestras respiraciones, eso había sido tan... perfecto, jamás en mi vida había experimentado lo que acababa de sentir esta noche.

Me separé un poco de Aurora para poder verla a los ojos, su cabello estaba revuelto, sus labios hinchados y una preciosa sonrisa adornaba su rostro. Acomodé un poco su cabello y besé cortamente sus labios.

-¿Estás bien, amor? ¿Te lastimé?- Pregunté aun preocupado, me dejé llevar un poco y fui algo... salvaje, realmente mi autocontrol se fue por un puto tubo.

-Estoy bien cariño, descuida, fue más que perfecto- Respondió acomodando mi cabello.

-Te amo tanto Aurora, demasiado- Admití viendo sus bellos ojos, estaba tan enamorado de ella.

-Yo también te amo Rafael, más de lo que crees- Añadió besándome con ternura.

Después de eso, me recosté junto al cuerpo desnudo de mi chica y la abracé aferrándome a ella, dormir juntos se había convertido en mi actividad favorita, adoraba tenerla a mi lado, aspirar su aroma y saber que al despertar, ella estaría conmigo, definitivamente acababa de regalarme la mejor noche de mi vida.

Mi corazón latía fuerte solo de pensar en mi mujer y en lo que acababa de suceder, una sonrisa estúpida se mantenía estampada en mi rostro, y el hecho de pensar en que ahora era completamente mía me hacía el hombre más condenadamente dichoso y feliz del universo, Aurora fue hecha para mí, era mía por completo, así era y así sería siempre...

1
Yuly Ponce
Hermosa historia felicidades ❤️
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
la recomiendo
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
hermosa historia
Tanny Farfan: Felicitaciones escritora, me gustó mucho esta historia, muy linda, bien cuidada, excelente ortografía,
total 1 replies
America Lopez
cobarde...
America Lopez
me gusta la fuerza de voluntad de Rafael
America Lopez
exquisita escritura, me fascina la interpretación de los personajes, felicito a la escritora. Sigamos con la lectura
Deiver: gracias que bueno que te guste la historia
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto, de los protagonistas
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play