Oliver, un chico que oculta ser sigma, es descubierto por Allen, un alfa, quien lo comienza a molestar y amenazar con revelar su secreto. Oliver decide vengarse de una manera que Allen no lo pueda olvidar, pero poco sabría Oliver que Allen terminaría disfrutando aquello, teniendo sentimientos encontrados.
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Venganza y redención (+18)
Contenido sexual explícito para mayoresa de 18
POV Allen
Me encontraba sorprendido por la intensidad de mi excitación al ver el cuerpo desnudo de Oliver. Disfrutaba de ese juego de poder entre los dos, nunca pensé que podría sentirme tan atraído por un sigma o por ese tipo de juegos. La energía entre nosotros era palpable, cargada de tensión y deseo. A pesar de todo lo que había sucedido entre nosotros, había algo en la manera en que Oliver se movía y expresaba que despertaba una pasión que nunca había experimentado.
Cada movimiento de Oliver parecía calcularse con precisión, cada gesto cargado de un deseo intenso y una determinación feroz. Me sentía cautivado por la intensidad de su mirada, por la forma en que sus manos exploraban mi cuerpo con confianza y destreza. Era como si estuviéramos bailando una danza peligrosa, un juego de poder en el que ambos luchábamos por dominar al otro.
A pesar de nuestras diferencias y del dolor que nos habíamos infligido mutuamente, no podía negar la atracción que sentía hacia Oliver en ese momento. Era como si estuviéramos conectados de una manera que trascendía las barreras sociales y las etiquetas impuestas por la sociedad. En ese instante, éramos solo dos personas, entregándose al placer y la pasión sin reservas.
-Quiero ver cómo saltas sobre mí.- Dije, con un tono de deseo palpable en mi voz.
Oliver me miró son una mezcla de incredulidad y excitación, aparentemente sorprendido por mi solicitud, pero podía notar la oleada de anticipación recorrer su cuerpo.
-¿De verdad crees que haré algo así después de todo lo que has hecho?- Respondió Oliver, con una sonrisa burlona.
Le devolví la sonrisa, con una mirada traviesa en mis ojos.
-Oh, vamos. Sabes que ambos deseamos esto, y no es como si no lo hubieras hecho antes.- Dije, con un gesto sugestivo.
Oliver vaciló por un momento, pero finalmente, se acercó a mí con una mirada desafiante en sus ojos-
-Está bien.- Dijo Oliver con determinación, antes de lanzarse sobre mí con un ardor que estaba más que dispuesto a jugar.
Me sorprendí por la respuesta de Oliver, sintiendo una mezcla de emociones en mi interior. Aunque la situación era tensa y complicada, algo en la disposición de Oliver me conmovió de alguna manera. Por un momento sentí un destello de ternura hacia él, reconociendo la valentía que demostraba al acceder a pesar de la vergüenza que podía sentir.
Mientras Oliver se dirigió a buscar los condones y el lubricante, regresando con su rostro reflejando una determinación inquebrantable.
-Escucha bien, Allen.- Dijo Oliver con voz firme. -Te odio tanto… Te odio tanto que haré que nunca más se te ponga duro con nadie más que no sea yo.-
Quedé momentáneamente en silencio, sorprendido por la intensidad de las palabras de Oliver. Aunque podía sentir la hostilidad en su tono, también percibía una chispa de desafío y pasión que me intrigaba.
Oliver se concentró en la tarea, poniéndome el condón con habilidad y cubriéndolo con lubricante. Mientras lo hacía, solté una risa suave.
-Esas amenazas tuyas son adorables.- Comenté con una sonrisa traviesa. -Pero, ¿crees que puedes respaldarlas?-
Gemí ligeramente cuando Oliver apretó mi miembro con su mano, sintiendo una mezcla de sorpresa y excitación ante su gesto audaz.
Oliver se puso sobre mi y dejó que mi miembro entrar en él, sabía que él sentía una mezcla de dolor y excitación mientras se acostumbraba a la sensación. Un gruñido escapó de sus labios mientras se ajustaba a la invasión, y soltó un insulto entre dientes.
-¡Maldita sea, Allen!- Murmuró Allen, pude sentir como su cuerpo se tensaba ante la intrusión. Era obvio que a pesar del dolor inicial, una oleada de placer comenzaba a filtrarse a través de él, confundiéndolo y excitándolo al mismo tiempo.
Todavía sujeto contra la cama, comencé a embestir a Oliver con fuerza, mi respiración agitada mezclándose con los gemidos de placer que escapan de mis labios. Cada embestida enviaba una ola de sensaciones a través de nosotros, Y Oliver se encontraba aferrándose a mí con una mezcla de necesidad y deseo.
-A pesar de todo, sigues igual de apretado. Definitivamente, hacerlo con un sigma es diferente a hacerlo con un beta o un omega… es como tener lo mejor de ambos mundos.- Comenté entre jadeos.
-Cállate.- Dijo Oliver con una mezcla de dolor y rabia, deslizando una mano hacia mi cuello, aplicado una presión que denotaba su enfado y deseo de control.
-Hey, no te pongas así..- Intenté hablar entre gemidos y con un tono divertido, pero Oliver me interrumpió bruscamente.
-¡Cállate! Te gusta, ¿verdad? Te gusta ser…- Su voz se entrecortó mientras sus manos seguían aplicando presión sobre mi cuello.
Con la excitación dominándome, embestía a Oliver con fuerza, tomándolo por la cintura con un ímpetu brusco y apasionado, pero Oliver, pareció sentir el deseo mezclado con ira, y apartó mis manos con firmeza, sujetándolas con fuerza y mirándome fijamente.
-No pienses que por ser un sigma debes tratarme como a un omega.- Dijo Oliver entre dientes, su voz cargada de una determinación intensa y desafiante.
-Perdón.- Murmuré con una sonrisa que mezclaba deseo y desafío.
Luego, con un movimiento ágil y decidido, giré a Oliver y lo puse en cuatro sobre la cama. Sin perder el tiempo, comencé a embestirlo con fuerza renovada, mis movimientos intensos y rítmicos. Jalando del cabello de Oliver, lo obligué a arquearse, aumentando la tensión y la pasión del momento.
Oliver dejó escapar un gemido, de lo que parecía una mezcla de dolor y placer, mientras sentía mis embestidas profundizándose con cada movimiento. La habitación estaba llena de la mezcla de nuestras respiraciones agitadas y el sonido rítmico de nuestros cuerpos chocando.
Oliver se aferró a las sábanas, sus nudillos blanqueándose mientras yo jugaba con su trasero. Lo apretaba, separaba y juntaba las nalgas Oliver con una mezcla de fuerza y precisión, disfrutando de cada reacción que provocaba. No contento con solo explorara, comencé a nalguear a Oliver, asegurándome de dejar marcas rojas en su piel, evidencias de mi dominio y control.
-Lo siento por todo lo que hice, Oliver, pero tu aroma… esas feromonas ambiguas me tienen loco. La verdad deseo penetrarte hasta el cansancio.- Confesé, entre jadeos y embestidas.
Oliver se aferró más fuerte a las sábanas, sentía su corazón latir con fuerza. Respiró hondo, su voz saliendo entrecortada mientras intentaba mantener el control.
-No me importa lo que desees.- Respondió Oliver, apretando los dientes. -Solo quiero que te calles y sigas haciendo lo que haces.-
Sonreí, mi mirada oscurecida por el deseo y la culpa.
-Como quieras.- Murmuré. Apretando con más fuerza las cadera de Oliver.
Con cada embestida, parecía perderme más en el momento, en el aroma y la sensación de Oliver. A pesar del resentimiento y la rabia, había una conexión indiscutible en ese acto primal, un intercambio de poder y vulnerabilidad que ninguno de los dos podía negar.
Jalé el cabello de Oliver, inclinándome hacia adelante para susurrarle al oído.
-No puedo sacarte de mi cabeza, Oliver. Tus feromonas me están volviendo loco…-
-Sé… sé más brusco.- Dijo, su voz cargada de necesidad.
No necesité más estímulo. Sujeté las manos de Oliver detrás de su espalda, inmovilizándolo completamente. Con una mano libre, presioné la cabeza de Oliver contra el colchón, asegurándome de que no pudiera moverse.
-¿Así?- Pregunté, mi voz ronca y llena de un deseo que apenas podía contener.
Oliver solo pudo gemir en respuesta, la mezcla de dolor y placer intensificándose con cada movimiento. Comencé a embestirlo con más fuerza, mi respiración entrecortada mientras mis caderas chocaban contra el cuerpo de Oliver.
-Es esto lo que quieres, ¿verdad?- Susurré con una sonrisa torcida, apretando aún más fuerte las manos de Oliver.
Oliver jadeaba, su cuerpo se estremecía con cada embestida. El placer y dolor se mezclaban de una manera que nunca había sentido antes. Sabía que estaba a punto de explotar, así que moví una mano y coloqué un dedo firmemente en la punta de su miembro.
-Resiste.- Ordené, mi voz baja y cargada de autoridad. -Aún no he terminado contigo.-
Oliver gimió, su cuerpo tensándose mientras luchaba por mantener el control. Mis embestidas continuaron, más profundas y rítmicas, mientras mi dedo mantenía el orgasmo de Oliver a raya. Cada movimiento sabía que hacía que su deseo se incrementara, llevándolo al borde del abismo sin dejarlo caer.
-Quiero verte aguantar.- Susurré, mi tono mezclando crueldad con una extraña ternura. -Quiero ver cuánto puedes soportar.
Oliver cerró los ojos, mordiéndose el labio para no gritar. El control mío sobre su cuerpo era absoluto, y sabía que Oliver, aunque odiara admitirlo, una parte de él disfrutaba de esta rendición total. Sentía cada fibra de su ser encendida, cada nervio al borde de la sobrecarga.
-Por favor…- Gimió Oliver, su voz quebrada por la necesidad. -Déjame…-
Reí suavemente, disfrutando del poder que tenía sobre Oliver.
-No aún.- Respondí, incrementando la intensidad de mis movimientos. -Aguanta un poco más.
Oliver parecía sentir que estaba a punto de romperse, pero sabía que sentía satisfacción al hacerlo. La lucha, la resistencia y la eventual rendición eran un juego que ambos estábamos disfrutando.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, retiré mi dedo, permitiendo que Oliver alcanzara el clímax que había estado anhelando. Oliver gritó, su cuerpo convulsionándose mientras alcanzaba un orgasmo explosivo, sabía que cada fibra de su ser se desbordaba de placer.
Apreté el trasero de Oliver mientras alcanzaba mi propio clímax, liberando un gemido gutural. A medida que me dejaba llevar por el placer, me incliné hacia adelante, susurrando con voz entrecortada al oído de Oliver.
-Desearía que el condón no se interpusiera entre nosotros.- Murmuré. Mi respiración aún agitada. -Quiero llenarte por competo… pero no quiero sorpresas después de nueve meses.-
Oliver, todavía temblando por el éxtasis que acababa de experimentar, estaba demasiado agotado para responder, podía ver su cuerpo aún sensible por la intensa experiencia.
Me retiré lentamente, quitándome el condón y deshaciéndome de él con cuidado. A pesar de la intensidad de lo que acabábamos de compartir, no había duda de que ambos aún guardábamos rencor y resentimiento, pero en ese momento, cubiertos de sudor y jadeando por aire, parecía que nuestros deseos habían encontrado un terreno común, por más retorcido que fuera.
Oliver se dejó caer sobre la cama, agotado y aliviado, intentando recuperar el aliento. Yo lo observaba con una mezcla de curiosidad y satisfacción.
Oliver me observó con indiferencia y frialdad mientras me levantaba de la cama y comenzaba a vestirme. No había palabras entre nosotros, solo el eco de nuestras respiraciones agitadas.
-Supongo que debería irme.- Dije finalmente, rompiendo el silencio incómodo.
Oliver asintió con la cabeza, sin mirarme directamente.
-Sí, será mejor. Tengo clases temprano mañana.-
Me reí, un sonido amargo que resonó en la habitación.
-Claro, no te preocupes. No quiero interponerme en tu brillante futuro académico.-
Sin decir más, me dirigí a la puerta, mi presencia desvaneciéndose gradualmente mientras abandonaba la habitación.
Aunque feliz por la llegada de la bendi 🤭😊.
porque Oliver lo violo, con todo lo aberrante que eso es.
triste , no esperaba eso de Oliver, me desilusionó