Yura Pregonas es una mujer muy distinta a las que comúnmente se ven en la calle, ya que su piel, su pelo y sus ojos la hacen única entre tantas.
Con sus rasgos delicados, su altura y cuerpo dignos de una modelo, se siente de otro planeta, pero en el mal sentido de la palabra, ya que en su adolescencia todo eso la ha mantenido catalogada como la rara del local estudiantil, hasta que conoció a alguien casi tan exótico como ella, quien más tarde se convirtió en su mejor amigo y por el cual tuvo sentimientos silenciosos para no romper el vínculo de protección que ambos conllevaron con el otro. Sin embargo, no supo más de él luego de su graduación porque su familia se mudó.
Recientemente divorciada y escapando del poder de su exmarido, viajará en busca de una nueva vida.
¿Qué pasará con su mejor amigo cuando se reencuentren?
¿Será que, nuevamente, sus corazones estarán dispuestos a proteger al otro?
¿Su ex esposo le dejará el camino libre sin causar problemas?
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Picardía pública
Mientras su pie sube lentamente, él cierra los ojos aguantando las ganas de saltarle encima, hasta que siente su entrepierna siendo acariciada por esa delicada mujer.
—¡Yura!— susurra deteniéndola en un suave agarre a su pie y robándole una sonrisa.
—Déjame seguir— pide en voz baja.
—No, esto no puede pasar aquí y menos sin un final feliz.— se niega sintiendo su dureza.
Lo peor de todo es que, están sentados en una mesa de Restaurante, con más comensales a su lado, y sí bien no se han dado cuenta, lo malo sería ensuciar su ropa por una mínima caricia y palabras de doble sentido.
—BIEN. – se rinde.
—Estás casada— se excusa aún sin soltar el pie de Yura.
— Eso es una mierda— menciona enojada— Jamás lo quise y lo sabes. Fue un matrimonio a conveniencia para él y nunca quise tener relaciones con David.
—Lo sé, pero respeto tu estado civil.
—Y yo quisiera que no lo hicie…— responde con coquetería, siendo interrumpida por Aldana.
—Buen provecho – saluda sentándose en una silla libre— Llamé a tu jefe y me dijo que almorzarías aquí.— dice viendo a su hermano.
—Gracias, hermanita— responde tenso.
—Quiero disculparme contigo— dice ella— Me comporté mal por culpa de…
— Lo sé, ya vi las noticias— interrumpe.
—¿Estás bien?— consulta al verlo sonrojado y casi tieso en su lugar.
El pelirrojo suelta a Yura al sentirse un poco más tranquilo, pensando que su intimidad casi dormida le daría la paz que merece. Pero eso no está en los planes de la albina que vuelve a acariciarlo, mientras sonríe con suficiencia.
—No…— responde ahogado.
Ni siquiera puede respirar bien porque siente que explotará en cualquier momento y sería vergonzoso tener su clímax allí, más sabiendo el tonto motivo.
—Yura, ¿qué ha comido?— cuestiona Aldana preocupada.
—Lo que ves en su plato, pero no quiere postre— responde
—¿De qué hablas? Le gustan las cosas dulces y jamás se negaría–dice inocentemente.
—¡Yu, detente!— gime él, agarrando nuevamente su pie.
—¿Qué se traen ustedes?— indaga con sorpresa y un toque de curiosidad.
—¿Qué crees que significa esto? – cuestiona la albina pateando su sandalia fuera de debajo de la mesa, dándole a entender que se descalzó para hacerlo sufrir.
—No seas cochina, amiga— ríe con disimulo, finalmente entendiendo.— Aquí no.
Yura vuelve a sonreír y Aarón disfruta verla así, por lo que la suelta nuevamente y coloca las manos sobre la mesa, dejando que haga lo que quiera.
Si es lo que quiere, se lo dará, aunque tendrá que asumir las consecuencias.
—Hazlo— la invita él, haciendo que Aldana abra los ojos y se aleje, sabiendo que no hará mal tercio, no pasará vergüenza ajena, ni los desconcentrará.— Te has vuelto atrevida en pocos días.— susurra aguantando un gemido, luego de quedar solos en la mesa.
—La verdad es que, no soy así— avisa— Pero verte, me despierta ciertas cosas— guiña el ojo mientras siente su respiración mucho más rápida.
—Nos tenemos que ir…— ordena él— ¡Ahora!— dice levantándose, mostrando sin querer, su gran prominencia.
Agarra la cartera de Yura y la coloca delante de su intimidad para esconder la obviedad que ha dejado muda a su acompañante. Le brinda su mano y ella la agarra para levantarse, aunque después caminan a una distancia prudente para no crear malos entendidos.
Como él vino en taxi, le pide las llaves de su auto a Yura para manejar hasta su departamento, al cual llegan en pocos minutos.
Se supone que están en horario laboral, por lo que se apura a hacer lo que quiere, ducharse. Mientras alivia esa tensión que lo tiene adolorido.
Ella, al estar más tranquila, lo espera en la sala, completamente sonrojada porque no sabe qué la llevó a eso, ni cómo lo mirará cuando salga de su baño.
Cuando él termina, se seca, se viste y sale en busca de su albinita, encontrándola nerviosa en el sofá.
—Yu…— la llama, logrando que ella lo mire a los ojos, provocando que vuelva a sonrojarse con más intensidad.
—Perdón, yo… no sé qué…— no supo cómo excusarse.
—No hay problema— ríe divertido— Me encanta que tengas la confianza de liberarte conmigo. Además, confieso que es la primera vez que me pasa esto, más que nada en un lugar público.
—Pero, fui muy atrevida— se lamenta porque no quiere que él piense mal.
—Sí y estoy fascinado— asiente con sus ojos brillosos— Veo que detrás de esa carita angelical, se esconde la perversión hecha mujer— se muerde el labio inferior queriendo descubrir absolutamente todo.— Pero como dije, no quiero avanzar porque estás casada— ella quiere reclamar y no se lo permite— Pueden enterarse y hablarán muy mal de ti, será perjudicial para tu empresa y hoteles.
En este momento, por más que quiera contradecirlo, sabe que tiene toda la razón del mundo. Actualmente, debe cuidar cada cosa que haga, más que nada cuando los medios de comunicación se enteren que está en un proceso de divorcio con David, por lo que buscarán una posible razón, dónde la podrían tachar de infiel, perjudicándolo a Aarón también.
Viendo que Yura se ha quedado en silencio, decide volver a sus trabajos y verse en la noche, porque no pueden demorar más.
—Debes volver a tu trabajo— avisa.
—Sí, ¿quieres qué te lleve?— consulta ella.
—Me encantaría, pero creo que no es buena idea porque te verán conmigo.
—Lo sé, pero siempre fuiste mi amigo.
—Un motivo fuerte para culparte.— le señala— ‘’La CEO hotelera, Yura Pregonas, se divorciará de su esposo, el senador David Castro, luego de que su amigo volviera a España. Se dice que tienen una relación y eso ha llevado al final de su matrimonio. ‘’— recita las palabras como si fuese un períodista
—Eres un fastidio y piensas demasiado— voltea los ojos.
—Soy abogado y he visto casos así— le responde convencido.
—¿No sería malo que salga de tu casa?— contraataca para saber qué excusa dará.
—Eres amiga de mi hermana y nadie sabe que vivo aquí. Además, por ahora no te siguen los medios de comunicación, pero a los abogados sí, por lo que estarán en el despacho— avisa.
—Ya entiendo— se rinde— Entonces, me voy sola— hace un puchero y Aarón se acerca a besarla, mientras le agarra las mejillas.
—Extrañé tus labios— menciona sabiendo que desde la mañana no ha podido saborearlos.
—Yo también los tuyos— dice abrazándolo de la cintura— Déjame llevarte— vuelve a pedir.
—No seas caprichosa— ríe con ternura— Me voy en mi auto, recuerda que hoy nos fuimos en el tuyo— menciona.
Y sí, es cierto, en la mañana salieron en el auto de Yura, la dejó a algunas cuadras de su empresa y desde allí subió a un taxi para ir al despacho de abogados, por lo que su propio vehículo todavía está guardado.
—Bueno— acepta robándole otro beso. – Hoy vengo más temprano— le guiña el ojo— Salgo de la empresa directo para aquí.
—Me gusta tu idea. Aunque podrías traer ropa y dejarla en mi habitación para no tener que dar explicaciones cada vez que te cruces con alguien en la mansión.
—No puedes estar sin mí— bromea felizmente.
—Han sido muchos años, Yu— responde— Compréndeme.
—Lo hago y me parece bien— asiente— Yo tampoco podría estar sin ti— confiesa para que sepa que es mutuo.
—Entonces, te espero, preciosa— pasa sus manos de las mejillas hasta la cintura de la albina y esta lo rodea del cuello, atrayéndolo a ella para darle un beso fogoso.
—Nos vemos, fueguito— dice soltándolo y saliendo como si nada.
—¿Fueguito? —Se cuestiona él, aunque luego recuerda que es un antiguo apodo que ella "inventó" por su color de pelo.
Es raro volver a escucharlo; sin embargo, no quiere decir que no está contento con él.
Todo lo que salga de los labios de su hermosa albina, le encanta.
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Mensaje de la autora:
¡Gracias por su paciencia!
Como algunas personas ya saben, estoy trabajando fijo y con varias actividades extracurriculares diarias. Además, tengo una diferente novela en otras dos aplicaciones, por lo que me he consumido un poquito 🤣
Gracias por sus mensajes privados, por sus me gustas, regalos, votos y comentarios 🖤
Prometo que la novela no será extensa, ni existirán muchos enredos.
¡Las quiero! 🖤
Yura y Aaron se enamoraron en su adolescencia y nunca se abrieron a contárselo, después de 9 años se reencuentran más maduros y cada uno con sus vivencias a cuestas, pero no se olvidan de lo que sintieron y que ahora cambió aceptando que el amor 💘 siempre estuvo allí 😉 entre la albinita y el rojito; ahora voy por la historia de Gonzalo y Aldana, gracias escritora la disfrute un montón
Imagínate que sea con el bombón 🤤 que chocaste 😉🙃🙈👍🏻
Y Yura, no se dio cuenta que el había trancado la llamada