En un mundo donde la realidad se desvanece en las sombras, una única verdad permanece: el destino siempre tiene la última palabra...
Después de conocer a Carlos en la biblioteca, Laura se enamora locamente de él, pero su amor pronto se convierte en una obsesión peligrosa. A medida que su comportamiento se vuelve cada vez más extremo, Carlos se ve obligado a alejarse y obtener una orden de alejamiento. Pero cuando Laura no puede aceptar el rechazo, lleva su obsesión al límite, desencadenando una cadena de eventos que cambiarán sus vidas para siempre.
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Capítulo 15: La oscuridad se profundiza
A medida que los días se convertían en semanas, las semanas en meses, la oscuridad rodeaba a Laura parecía que crecer con intensidad. Las voces en su cabeza se volvieron más agresivas, susurrando pensamientos autodestructivos con cada respiración qué ella daba.
Laura se sentía cada vez más atrapada en un torbellino de desesperación y angustia. Cada momento era una batalla contra el dolor que amenazaba con devorarla por completo.
La idea del suicidio se había impregnado tanto en su mente, que para ella era la única forma para escapar de su sufrimiento interminable.
A pesar de sus esfuerzos por mantenerse firme, Laura se encontraba perdiendo toda esperanza que tenía para encontrar una salida. La prisión se había convertido en su propio infierno personal, el lugar del que en un principio fue como un alivio, ahora se había convertido en un lugar donde el tiempo parecía detenerse y la luz apenas se podía vislumbrar en la oscuridad que la rodeaba.
Laura buscaba desesperadamente una razón para seguir adelante.
Recordaba todos los momentos que le hizo pasar a Carlos y eso la desesperaba aún más.
Cada vez que intentaba encontrar paz no lo lograba en absoluto y las voces en su cabeza seguían hablando, llenando su mente con un ruido ensordecedor que la atormentaba día y noche. Laura se sentía como si estuviera al borde de un abismo sin fondo, sin una forma clara de escapar de esa oscuridad que la rodeaba.
En medio de la desesperación y la desolación, Laura se encontraba luchando por encontrar la salida de la oscuridad que amenazaba con consumirla completamente. A pesar de todo, se aferró a la débil esperanza de que algún día podría encontrar la paz que tanto anhelaba.
Sin embargo, en lo más profundo de su corazón, Laura sabía que el camino hacia la redención sería largo y tortuoso.
A pesar de las sombras que la rodeaban, se aferraba a la esperanza de que encontraría la luz al final del túnel y que cuando lo hiciera, encontraría la paz y la redención.
En medio de la oscuridad de la prisión, Laura buscaba desesperadamente una conexión con el exterior. Se aferraba a los recuerdos de su vida anterior, recordando los rostros de aquellos que alguna vez amó y los momentos de felicidad que compartieron juntos. Cada recuerdo era como un rayo de luz en la negrura que la rodeaba, ofreciéndole un breve respiro de su sufrimiento.
Pero incluso esos destellos de esperanza eran efímeros. A medida que pasaban los días, los recuerdos se volvían borrosos, distorsionados por el peso de su propia desesperación. Laura luchaba por aferrarse a la realidad, temiendo que la oscuridad la engullera por completo.
En su lucha por encontrar la redención, Laura buscaba desesperadamente una forma de hacer las paces consigo misma y con aquellos a quienes había lastimado. Pero el camino hacia la reconciliación parecía cada vez más lejano, y la carga de su culpa se volvía más pesada con cada día que pasaba.
A pesar de todo, Laura se negaba a rendirse. A pesar de la oscuridad que la rodeaba, se aferraba a la esperanza de que algún día encontraría la paz y la redención que tanto anhelaba. Porque incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una chispa de luz que brilla en lo más profundo del alma humana, una chispa de esperanza que se niega a extinguirse. Y Laura estaba decidida a encontrarla, sin importar cuánto tiempo le llevará.
A medida que Laura se sumergía aún más en la oscuridad, comenzó a buscar formas para encontrar alivio. Intentó de todo, desde la meditación hasta la escritura, pero nada parecía calmar las tormentas furiosas que rugían dentro de su mente. Cada día se sentía más como si estuviera luchando contra un enemigo invisible, uno que conocía todos sus puntos débiles y no mostraba piedad.
La sensación de aislamiento se volvió abrumadora. A pesar de estar rodeada de personas, Laura se sentía sola en su lucha contra la oscuridad. Tenía miedo de hablar con otros, que no la comprendieran o que la juzgaran por sus pensamientos y sentimientos tumultuosos.
Y en las noches mientras todos dormían, Laura se encontraba atrapada en un ciclo interminable de insomnio y pesadillas. Cada sueño era una pesadilla viviente, una representación distorsionada de sus peores miedos y arrepentimientos más profundos. A veces se despertaba gritando, el sudor frío empapaba todo sus sábanas mientras luchaba por separar la realidad de la ficción.
Con el tiempo, incluso la idea de buscar ayuda profesional comenzó a desvanecerse en su mente. ¿Para qué serviría? ¿Acaso algún terapeuta o medicamento podrían hacer desaparecer las sobras que la perseguían constantemente? La desesperanza se aferraba a ella como una sombra, envolviéndola en un abrazo frío y despiadado.
Laura se encontraba en una batalla interna constante, luchando contra sus propios demonios mientras se hundía cada vez más en la oscuridad. La sensación de desesperación la consumía, dejándola exhausta y sin esperanzas de encontrar una salida.
Cada día era una lucha por mantenerse a flote, una batalla contra los pensamientos autodestructivos que amenazaban con ahogarla. A pesar de todos sus esfuerzos por encontrar la paz, la oscuridad parecía envolverla cada vez más, ahogando cualquier destello de luz que intentara penetrar en su mundo.
Laura se encontraba atrapada en un ciclo interminable de dolor y sufrimiento, incapaz de encontrar una salida de la prisión de su propia mente. Cada intento de escapar era en vano, y la idea del suicidio se volvía cada vez más seductora.
Pero incluso en medio de la oscuridad, un pequeño destello de esperanza seguía ardiendo en el corazón de Laura. A pesar de todo, se aferraba a la débil esperanza de que algún día encontraría la paz y la redención que tanto anhelaba. Porque incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una oportunidad de cambiar, de crecer y de encontrar la luz al final del túnel.
Y así, en medio de la desesperación y la desolación, Laura continuaba su lucha solitaria, buscando desesperadamente una salida de la oscuridad que la consumía por completo.