Mi Protectora

MAURICIO

“En la memoria de Polonio la palabra nadien se había clavado, insólita, singular, como si fuese la suma de un número infinito de significaciones. Nadien, este plural triste. De nadie era la culpa, del destino, de la vida, de la pinche suerte, de nadien.”

...El Apando...

Ha pasado poco más de un mes desde el incidente de la molotov, intentaba retomar mi vida, estábamos avanzando con los ensayos de “El Apando”; al final, mi hermano me prestó un departamento y allí he vivido desde entonces, por otra parte, Celeste no ha dejado de molestarme, estoy pensando seriamente en solicitar una orden de restricción pues ya me tiene harto.

Durante este tiempo, no he recibido otra amenaza, pensé que ya había terminado todo y no volverían a intentar transgredir mi entorno de nuevo, sin embargo, Marco me dice que no debo confiarme y sugiere continuar con la guardia, sobre esto, mi padre me ha marcado infinidad de ocasiones, pero no me da la gana contestarle, por su culpa estoy sin casa y a expendas de unos desconocidos que me cuidan.

Últimamente, Lizzy se acerca mucho a mí, con el pretexto de ensayar sus líneas, comenzó a hacerme preguntas personales, las cuales por supuesto, no he contestado, es mucha su insistencia.  A mi ella no me interesa ni nunca me ha interesado, hubo un tiempo en el que coincidimos en algunos proyectos y por eso los medios del espectáculo amarillistas armaron la historia de que éramos pareja, cuando nosotros jamás les dimos motivos para afirmarlo. Nuestra relación ha sido meramente laboral y eso de que ahora quiera ser mi amiga no me lo trago, porque se perfectamente que esa mujer es la amante en turno de mi padre, seguramente la envió a sacarme información porque no le contesto el teléfono ni los mensajes. Yo no creo que le tenga mucho amor, ella solamente va tras el dinero de mi padre, y él, tras un cuerpo joven.

Rodrigo De la Fuente es una porquería.  Son tal para cual.

Por otra parte, desde el día que me resguardaron en aquella casa, Frida no ha vuelto a trabajar,

pregunté si había renunciado, el tipo ese, Julio César me dijo de manera muy tajante “no”.  Lo último que recuerdo es que ella se acercó al sujeto y le dijo que debía irse, yo solo alcancé a escuchar la palabra “hospital” y  la vi salir como alma que lleva el diablo. Parece que es algo grave, porque no he sabido nada de ella desde entonces.

Me mata la curiosidad por saber la causa de su ausencia. Ahora que la volví a ver quiero aclarar las cosas y que me diga por qué me dejó, solo eso, que me diga porqué demonios desapareció de mi vida.  Así que no pienso dejarla ir hasta saberlo.

Esto es algo que me está distrayendo en los ensayos, estamos próximos a estrenar, pero para

mantener la atención debida, tengo que sacarme esa espinita que traigo clavada y no me deja en paz.

Dicho esto, me pasé toda la noche pensando en que podía hacer para saber de ella y después de consultarlo con la almohada, tomé decisiones.

Alejandro había ido a verme temprano para llevarme la ropa que iba a utilizar para la prueba de vestuario (aunque no entiendo el afán del Director de la obra ya que mi personaje está en la cárcel, así que no le veo el caso).

Yo soy un agente libre, es decir, no tengo un representante, yo me manejo solo y Alex me asiste en cosas personales, es de toda mi confianza, y sé que cuento con él.  Lo conocí en Vancouver, cuando Rodrigo De la Fuente se deshizo de Marco y de mí, porque le estorbábamos y nos envió a estudiar a aquella ciudad.

-Alex, necesito pedirte algo -comencé a hablar-

-A tus órdenes, abrió su libreta y tomó su bolígrafo para escribir.

-Quiero que contactes a este investigador privado, -dije mientras le entregaba una tarjeta de presentación que mi hermano me había dado- quiero saber todo sobre Frida.

-¿la super heroína?.-preguntó divertido-

* Ella. Quiero saber donde vive, sus amistades, si tiene novio o esposo, todo. Por supuesto, todo debe ser muy discreto.

-Entendido.  ¿algo más? -inquirió mientras veía con curiosidad la tarjeta-

-Solo eso.

-Por cierto -dijo Alex- acaban de llegar unos regalitos que tus fans dejaron en el teatro. Los guapotes los dejaron en el jardín, me pidieron que te dijera que los van a abrir, no se nos vaya a meter otra bomba ¡ay no! -se notaba el miedo en su rostro-

Salí a ver los obsequios recibidos, mientras observaba como los Escoltas revisaban minuciosamente las flores, las cartas, las tarjetas, los peluches, hasta sostenes y bragas habían.

Ordené que se deshicieran de todo, con mi situación actual no podía permitirme quedarme

con nada que me pusiera en peligro.

Luego, me dirigí a la habitación para tomar un baño y prepararme, ya que pronto llegaría Úrsula

Bahena, la Vestuarista.

Por alrededor de dos horas, me probé varios uniformes de presidio, nos decidimos por el viejo color azul que se utilizaba en los tiempos de la ya desaparecida prisión de Lecumbrerri, donde se desarrolla la trama en el libro[9]. Me interesaba crear un personaje completo, con matices y que impactara en la opinión del público.

Cuando la visita se retiró, decidí continuar con mi plan para saber de Frida. Para ello, marqué un

número de mi agenda. En definitiva, iba a sacar a flote mis dotes actorales.

-Buenas tardes Director Waller, necesito hablar con usted.

-Señor De la Fuente, buenas tardes -dígame ¿en qué lo puedo ayudar?, ¿algo no está bien con el

servicio?-

-No precisamente, pero me gustaría hablar con usted, el día de mañana lo iré a visitar a su oficina a las 9:00 hrs. -precisé, sin preguntar su disponibilidad-

-De acuerdo, hasta mañana entonces. Buen día.

-Buen día.

Apenas colgué, recibí una llamada de mi hermano.

-Señor Senador ¿en qué puedo servirle?

-Bro, no tengo mucho tiempo, aproveché un receso de la sesión en pleno ¿ya viste las noticias?

-El día de hoy no, bro, ¿Qué sucedió?

Mi hermano, hizo una pequeña pausa y me dijo:

-Los secuestradores que se fugaron fueron encontrados muertos.

[9]El Palacio de Lecumberri fue una prisión que se inauguró en 1900 y cerró sus puertas en 1976. Actualmente es el Archivo General de la Nación,

ubicado en la Ciudad de México.