Todo En 90 Días

Llegué a casa más tranquila de lo que esperaba, aún las palabras de Emanuel se repetían en mí mente una y otra vez. Seguro sea porque jamás me dijo algo bonito en los años que llevamos de vecinos que de por si son muchos.

-¿Cómo te fue? ¿Estás bien?- preguntó Danilo apareciendo de repente

-Me asustaste- le dije poniendo mí mano en mí pecho

-Lo siento, solo que hace tiempo estoy esperandote para que me cuentes que pasó, como fue todo. Vamos que necesito los detalles

-Bueno el día no fue tan malo, hasta podría decir que acabó bien- reconocí con una media sonrisa

-Aja detalles nena, detalles

-jajajaja bueno. Primero atendieron a Oriana, le mostraron los catálogos para que vea que estilo le gustaba, con o sin mangas, encaje o no, ya sabes lo normal. Luego se probó algunos vestidos y las damas no le decían nada positivo hasta que llegó el indicado y por fortuna lo apoyaron. Luego las damas se probaron vestidos a su elección, las hubieras visto- dije riendo y negando mientras recordaba- querían vestidos cortos y de colores llamativos. Eran vulgares y creo que es poco decirte. Cuando Oriana dijo que quería vestidos largos se negaron, querían lucir sexys según ellas porque en las bodas hay muchos solteros guapos ¿Increíble no? Pero cuando les di vestidos en tonos de azul por la forma que me veían se que querían asesinarme aunque uno en particular le gustó más a la novia y accedieron a usarlo, al acabar con ellas se fueron y en ese momento fui con los hombres

-Ahora si quiero más detalles, ¿Eran guapos?

-Ya los verás en la boda pero si lo eran. Los tres amigos de Ramiro solo deseaban irse y hubieran accedido hasta a ponerse falda con tal de salir de ahí. Les hice probar unos trajes hasta que elegí el indicado y dijeron "ok" y se fueron apurados. Ramiro también se puso varios hasta que encontró el que más le gustaba y se veía realmente atractivo, aún más de lo que es- conté mientras me limpiaba una lágrima

-Hay nena, seguro fue muy difícil ayudarlo en eso. Pero mejor cuéntame de Emanuel, el odia tanto todo lo referido a la boda que me imagino como estaba

-Estaba tranquilo, solo esperando su turno así nos íbamos. No eligió el traje formal, sino un estilo más moderno sin saco y le quedaba realmente bien, no era lo que esperaba siendo sincera pero iba con su personalidad. Ya cuando se quitó el traje yo suspiré aliviada. Ya sabes deseaba irme de ahí corriendo pero Emanuel dijo que faltaba algo aún

-¿Qué cosa? No me digas que más damas de honor

-Hay Dios no. Me dijo Emanuel que yo no tenía vestido para la ocasión y era cierto, quise negarme pero fue a pedirle a Danna que nos muestre y me llevó varios. Probarme los vestidos y salir a verme mientras él observaba fue muy incómodo. Estaba esperando que me dijera algo desagradable pero no lo hizo. Cuando me puse el último me enamoré, era precioso y en ese momento vino a mí lado y me dijo que me quedaba hermoso, que cualquier cosa que usara se me vería linda porque tengo un cuerpo precioso y no supe que responder. El cansancio seguro le afectó pero hasta pagó por el vestido y me dijo que lo tome como una ofrenda de paz por lo que ayer sucedió.

-Creo que lo amo pero no es gay, que lástima

-No cambias más- le dije riendo

-Asi me amas

Apenas mí cabeza tocó la almohada me quedé dormida. Me desperté casi a la hora del almuerzo, como extrañaba poder dormir sin tener que levantarme temprano por algo relacionado a la boda.

Al fin tenemos unos días de descanso, las pruebas de pastel y elección de menú será en dos semanas.

El sonido lo reservaría Emanuel

Peinado y maquillaje de novia y damas se encargaría Oriana porque quiere que su peluquería de confianza se ocupe de todo, al menos en algo ayuda.

Salí a correr, al regresar a casa mis padres estaban en la puerta con sus maletas. Me dijeron que surgió un viaje de negocios y no sabían cuánto tiempo estarían fuera. Nos despedimos y me preparé para ir al súper, era urgente hacer las compras porque ya no quedaba nada y si mamá no estaba me tocaba a mi ir, a menos claro que quisiera que Danilo comprara solo comida congelada, lo que tanto detesto.

Ya en el súper comencé a buscar todo lo que necesitaba y por decirlo de un modo, me emocioné comprando, lo cual significa que compré muchas cosas fuera del listado y ahora salía cargada de bolsas. Mí suerte es nula, por lo que luego de más de media hora fuera del supermercado seguía en el mismo sitio sin conseguir un taxi. De pronto un automóvil muy familiar se aproxima y si, Emanuel baja y sin decir nada toma todas las bolsas y las mete a la cajuela y abre la puerta del copiloto para que suba.

Que no dijera ni un simple hola era lo que menos me interesaba en este momento. Había pasado mucho tiempo al sol con más de treinta grados y cargada de bolsas, poco me importaba quien me llevara, solo quería regresar a casa y refrescarme urgente.

Llegamos a casa y sin darme tiempo a reaccionar Emanuel me abrió la puerta para que baje del coche y sacó mí compra de la cajuela y me acompañó a la puerta de casa, esperó que abriera y entró sin invitación. Se dirigió a la cocina y dejó todo ahí, tampoco me molestó que pasara sin permiso, estaba demasiado cansada. Le di las gracias, serví refrescos para los dos y me fui a mí habitación para darme un refrescante baño.

Al salir de mí adorable ducha envuelta en una toalla, puse música y me dirigí a la cocina para servirme más refresco y me encontré a Emanuel aún ahí, quien al verme se sorprendió bastante y no era para menos, mí toalla no era la más larga sino que apenas cubría lo justo y necesario. Incómoda situación, claro que sí.