Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
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ECOS DEL PASADO
En ocasiones, dejamos algo atrás, creyendo que jamás volveremos a saber de ese algo, ya que si es un problema, una vez que creemos que lo solucionamos, pero no verificamos si en verdad lo hicimos, este puede volver una y otra vez, sin importar donde estemos, pero cuando lo hace no solo causa incomodidad a quienes lo dejaron atrás, sino que pueden molestar a lo que más se quiere en esta vida.
Después de solucionar, los problemas del presente y posiblemente del futuro, de Asgard, una o mejor dicho, dos grandes molestias del pasado, regresan como un eco a la vida de la familia Cruz, esta vez, siendo los afectados Carlo, Lizbeth, Juan Carlos y Lizeth, ya que sus abuelos, los papas de Gienevive, los cuales habían sido arrestados, en la boda de esta última, contactan a sus nietos para conocerlos y tener una relación con ellos, siendo los primeros en recibir su visita, Carlo y Lizbeth. Mientras trabajaban en el restaurante, esperando hasta la hora de cierre para hablar con ellos.
Martín:
Disculpa, ¿tú eres Carlo Dorian Cruz Osorio?
Leila:
¿Y usted señorita es Lizbeth Mariana Cruz Osorio?
Carlo y Lizbeth, se quedan mirando, confundidos, al ver que dos extraños, sepan sus nombres completos.
Martín:
No se espanten, sabemos sus nombres porque somos sus abuelos.
Carlo y Lizbeth:
¡¿ABUELOS?!
Leila:
A si es somos, los papas de su mamá, déjenme adivinar nuca, les hablo de nosotros.
Carlo:
No, nunca, pensé que podían estar muertos
Lizbeth:
Disculpen, yo no puedo creerles a un par de desconocidos, que afirman ser mis abuelos.
Leila:
Te entiendo, pero te lo podemos demostrar, más allá de nuestras identificaciones, te puedo decir datos exactos de tu mamá, su nombre no tendría caso, pero sí que nació a las 12 del día en el seguro social de Tlalnepantla,
peso 1,200 kg, su color favorito es el morado, tuvo su primera regla a los 12 años, no quería salir del baño en todo el día, primero le di una toalla femenina, después decidió usar….
Carlo:
Alto, no necesito saber más sobre las preferencias de gestión menstrual de mi mamá.
Martín:
Creo que con eso no quedara duda que somos sus abuelos.
Lizbeth:
De acuerdo les creo.
Leila:
Entonces, nos permitirán, hablar con ustedes y sus hermanos.
Carlo:
Por ahora solo con nosotros y si nos dicen ¿Por qué no sabíamos de ustedes hasta ahora?
Martín:
Su madre hace muchos años, decidió cortar lazos con nosotros, y por eso no pudimos acercarnos a ustedes antes.
Lizbeth:
¿Por qué lo hizo? No creo, los haya cortado de su vida y por ende de la nuestra, solo porque sí.
Leila:
Por un malentendido, que paso entre su abuela Liz y su abuelo Martín, ella prefirió convivir con la familia de su padre, ni siquiera permitieron que su abuelo Martín la acompañará por el altar.
Carlo:
Dudo mucho de la veracidad de su historia, así que yo mismo confrontaré a mis papás y si es cierto entonces estaré abierto a una relación con ustedes.
Martín;
Está bien, les seré sincero si es lo que se necesita, para tener una relación con ustedes, su abuela Liz y yo, fuimos novios, no cumplí unas promesas insignificantes y ella decidió, irse con su abuelo Carlos, años después intentamos interferir en la relación de sus padres y tratar de adueñarnos de su boda.
Leila:
Esa es la verdad, pero ahora hemos cambiado, y queremos acercarnos a ustedes, recuperar el tiempo perdido, ese tiempo que solo sus abuelos paternos tuvieron.
Carlo:
Eso suena más creíble, pero aun así lo hablaré con mis padres, ya que por lo que veo ustedes dañaron mucho a mi madre.
Lizbeth:
Yo también lo aré, ya que no puedo confiar en ustedes totalmente, pero también sé que si fuera por ustedes no existiríamos.
Los hermanos cierran el local, y van directamente a confrontar, a sus padres debido a que están, llenos de dudas y preguntas, al llegar inmediatamente, hablan con sus padres.
Carlo:
Papá, mamá, tenemos que hablar con ustedes.
Carlos II:
Díganos, ¿Qué nos quieren decir?
Gienevive:
Somos todo oídos.
Lizbeth:
¿Por qué nos ocultaron que teníamos otros abuelos?
Gienevive:
¿Cómo lo supieron?
Carlo:
A sí que es verdad.
Carlos II:
Si lo es ahora, díganos, ¿cómo lo supieron?
Carlo:
Nos fueron a ver al restaurante y nos contaron todo.
Gienevive:
¡CÓMO SE ATREVEN!
Lizbeth:
Como se atreven ustedes, a ocultarnos que teníamos, otro par de abuelos.
Carlos II:
Está bien, chicos los entiendo, tienen derecho a estar molestos, no debimos ocultárselo, pero entiéndanos, que tuvimos una razón para hacerlo.
Carlo:
Los escuchamos ¿Cuál fue esa razón?
Gienevive, cuenta a sus hijos, lo que sus padres le hicieron con lujo de detalles y como creyeron que los habían dejado en el pasado, lo que Lizbeth y Carlo escuchan con atención.
Carlo:
Entiendo sus razones, pero no es pretexto, para ocultarnos algo tan importante.
Gienevive:
Comprendo su molestia, pero no nos juzguen tan duramente, ellos me traicionaron
y si ahora volvieron es porque necesitan algo, no porque en verdad quieran una relación.
Lizbeth:
Que te hayan lastimado, no significa que lo harán con nosotros, soy mayor de edad y les voy a dar la oportunidad, para la relación que quieren y llevaré a mis hermanos, quieran o no necesitan conocer a nuestros otros abuelos.
Carlos II:
Tienes razón, llévalos, no te evitaremos que tengan la relación que quieres con los padres de tu mamá.
Genevive:
¿Por qué se los permites?, sabes que mis padres ocultan algo.
Carlos II:
Lo sé amor, pero recuerda que ya sea por casualidad o destino, todo pasa por una razón y si queremos que lo entiendan debemos mostrarle nuestro amor infinito.
Gienevive:
Tienes razón, amor, hijos, háganlo, hablen con mis padres si eso quieren, pero yo no lo are, el daño que me hicieron, fue demasiado, hace tiempo que los perdone, pero no significa que los deba tener en mi vida de nuevo.
Carlo:
No estoy de acuerdo, pero vigilaré a mis hermanos, no confió en los abuelos ni en sus intenciones.