The Dark Sky: El Trono De Oro

Los Templari llevaron a Emily y a Rommel a una entrada secreta que daba al santuario de todos los sacerdotes de mayor rango.

— ¿Qué es este lugar? — Preguntó Emily mientras observaba todo a su alrededor.

— Aquí reposan los cuerpos de los antiguos sacerdotes — Respondió Lexa.

— ¿Sacerdotes? —

— Mira... Emily. Nosotros fuimos entrenados para eliminar a los demonios que habitan la tierra desde tiempos ancestrales —

— Y ¿Yo qué tengo que ver en todo esto? —

— Nosotros sabemos que eres la única capaz de hacerles frente y necesitamos de tú ayuda para poder erradicar a todos esos seres —

Salieron de aquella habitación y subieron por unas escaleras de piedra hasta los dormitorios de aquellos miembros. Después se dirigieron al salón principal, pero una sorpresa les llegó al ver el cuerpo de los tres sacerdotes sin vida, sentados en sus sillas y con agujeros en su pecho.

— ¿Qué pasó aquí? — Dijo Rommel.

— No tengo la mínima idea — Respondió Lexa con seriedad — Tomen formación — Agregó.

Los Templari sacaron sus armás y firmaron un círculo para proteger a sus invitados. De fondo unos aplausos se hicieron presentes y de las penumbras salió el general Rid con una sonrisa de oreja a oreja.

— Bienvenidos a casa cazadores — Dijo con sarcasmo.

— ¿Qué quieres aquí? ¿Por qué los mataste? — Dijo Lexa con enojó.

— Sólo sigo órdenes así como ustedes — Respondió mientras sacaba algo de su bolsillo — Pero si quieres saber... no sufrieron tanto — Agregó mientras le lanzaba el corazón de uno de los sacerdotes.

— ¡Eres un maldito! — Gritó Emily.

— ¡Oh! Vaya sorpresa, Emily sigues viva — Dijo Rid mientras caminaba hacia ellos.

— Lo mismo dijo general, escapó como un cobarde después de nuestro encuentro — Respondió ella.

— Si gustas podemos terminar lo que tenemos pendiente — Dijo Rid mientras retaba a la chica.

— ¡No harán nada! — Gritó una voz que hizo eco.

Entró en escena Erick que caminaba firmemente frente a todos.

— Hola Emily — Dijo con voz firme — Que gusto me da verte... viva — Agregó.

— Yo no puedo decir lo mismo... señor presidente — Respondió la chica.

— Es hora que se entreguen, ya nada tienen que hacer, sus líderes están... muertos —

— Que cobarde eres Erick — Decía Lexa mientras sacaba su arma.

— Sin rencores... cazadora, simplemente hice lo que tenía que hacer, simples negocios — Respondió él.

— Eres un maldito — Exclamó Emily.

— Esto es desgastante... General, encárgate de ellos — Ordenó.

Lexa se puso al frente de todos y atacó al igual que Rid. Lexa sacó su lanza e intento clavarla en el cuerpo del general Rid, pero él la golpeó fuertemente en el rostro de la chica.

— No quiero que nadie interceda, esto es entre él y yo — Ordenó Lexa.

Rid escupió y sonrió alegremente. Lexa volvió a intentar herir al general con su lanza, pero su contrincante era más rápido que ella.

— ¿Quieres asesinarme con las armas que yo mismo cree? Es inútil — Dijo Rid.

— ¿De qué estás hablando? — Cuestionó Emily.

— No lo escuches — Respondió Lexa.

Lexa seguía atacando a su rival, pero era inútil de su parte; Rid sólo se limitaba a esquivar sus ataques y reír maquiavélicamente. Rid soltó otro golpe en el estómago de Lexa para hacerla retroceder.

— Es muy aburrido esto — Dijo él.

— ¡Basta! — Exclamó Emily — Quiero saber a qué se refiere con esas armas — Agregó.

— La curiosidad puede ser mortal Emily — Respondió Rid con una sonrisa — Pero lo diré. Erick me pidió crear armas para poder venderlas a otros países y esa lanza es mi autoría — Dijo orgulloso.

— ¡Mientes! Esta arma es propiedad del Vaticano — Respondió Lexa con seriedad.

— ¿En serio? ¿Acaso crees que ellos saben cómo matar a un demonio? Ellos eran nuestros mejores clientes —

— ¿Erick para qué quería estas armas? — Cuestionó Emily.

— Eso es clasificado —

— ¡Basta de esto! — Exclamó Lexa.

La líder de los Templari se lanzó sobre Rid y enterró su lanzó en el abandonen de él. La sangre de su adversario salió lentamente manchando el suelo.

— Si... quieres... matarme debes dar en el corazón — Dijo riendo.

— Los monstruos como tú no tienen corazón — Respondió Lexa.

— Vamos... termina el trabajo — Ordenó — Pero si lo haces el presidente caerá igual — Agregó con una risa.

— ¿De qué hablas? — Dijo Emily confundida.

— Si muero yo, Erick también morirá — Respondió rápidamente.

— Así eliminó a dos pájaros — Dijo Lexa burlándose.

Lexa empezó a subir la lanza aún dentro del cuerpo del general Rid, desgarrando el interior del mismo; pero Emily llegó para romper la lanza a la mitad.

— ¿Qué estás haciendo? — Dijo Lexa.

— No dejaré que muera — Respondió Emily.

— ¿Si sabes lo qué es? — Cuestionó Lexa.

— No lo hago por él —

— ¿Erick? — Cuestionó en voz baja.

Emily quedó en silencio al igual que Rommel que sólo veía con los ojos brillosos a su amada. Rid escapó dejando a sus enemigos dentro de aquel monasterio, pero alguien más llegó.