Leonardo , Ethan Morgan el peor villado y más temido de la historia.
El se obsesiono con la protagonista trato de ganar su amor pero ella siempre lo rechazaba entonce secuestro y abusó de ella la torturo de muchas forma por que ella no lo amaba así que cuando rescantaron a la protagonista el fue sentenciado a guillotina ademas de ser torturado de una horrible manera fue sentenciado publicamente a morir .
Aquí dentro yo he renacido en el cuerpo del villano .
¿ Como lograre evitar mi muerte ? Tendre que hacer muchos arreglos a este retrasado mundo y desde luego aprender todo para ser un buen duque cambiare mi final .
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15. Pasar tiempo con mis hermanos
Ethan
Al entrar en la casa, algo se me tira encima. Mi hermana pequeña me abraza con fuerza, y siento cómo me llena la cara de besos, como siempre lo hace cuando me ve.
—¡Hermano, por fin viniste a visitarme! —dice con una voz llena de alegría. Me mira con esos ojitos brillantes y me pregunta—: ¿Cuántos días te vas a quedar? ¡No te vayas más, por favor, que te extraño tanto!
—Sí, pequeña traviesa, todos los días que no estoy contigo, los paso pensando en ti. Me quedaré una semana para hacerte compañía —le contesto, mientras le doy un beso en la mejilla. Ella se suelta de mis brazos y corre hacia los regalos que le traje, tan contenta como siempre.
Voy caminando hacia el interior de la casa, buscando a los demás. Pronto veo a Liliana, la mamá de los mellizos y de Noah, agarrando la mano de este último. Cuando me ve, me sonríe con esa dulzura que siempre me hace sentir un poco incómodo. Noah, que aún es pequeño, corre hacia mí con esos ojitos tan inocentes, y también me abraza, cubriéndome la cara de besos.
—Te amo, hermano, no te vayas más —dice con su voz un poco difícil de entender, pero llena de cariño. Es tan pequeño, y yo a veces no sé qué hacer con tanto amor que me da. Se ve tan feliz de verme, y eso me hace sentir extraño, como si no mereciera tanto.
—Yo también te amo, pequeño —le respondo, acariciando su cabeza, mientras le enseño una de las galletas que le traje. Sus ojitos se iluminan y me da una mitad de la galleta, sonriendo feliz. Él no entiende de promesas, pero yo lo abrazo y le doy un beso en la frente.
—Gracias, Azul, te quedó —dice entre risas, con la boca llena de chocolate.
Me siento un poco fuera de lugar, pero veo a Liliana sonriendo mientras se agacha para darle una galleta a Noah, que sigue sonriendo, feliz de estar rodeado de todos nosotros.
—Qué grata sorpresa tenerte aquí, Leo —me dice Liliana, usando el diminutivo de mi nombre, como siempre lo hace cuando quiere demostrar cariño.
—Todo va bien, gracias a ti —respondo, aunque la conversación se desvía a temas más profundos. Hablo con ella sobre los negocios, sobre cómo todo ha crecido gracias a su esfuerzo, a pesar de las dificultades que ha enfrentado por ser mujer en un mundo dominado por hombres. Yo solo le proporcioné el dinero, pero ella fue la que realmente ha hecho todo. Su éxito es suyo, y yo me siento orgulloso de ello.
—La verdad es que... no todo es gracias a mí —comienza Liliana, con un toque de modestia—, pero yo no podría haber llegado hasta aquí sin ti. Tú me diste el apoyo cuando más lo necesité.
—Lo hiciste todo, Liliana. Yo solo fui un pequeño empujón. Tienes un corazón fuerte, y eso es lo que realmente cuenta. Has cambiado el rumbo de muchas cosas, y nadie puede negar eso —le digo, con la voz grave y algo fría, pero con honestidad. Hay algo en mí que no puede dejar de ver a las personas que quiero como vulnerables, incluso si ellas no lo ven.
Hablamos un poco más sobre el negocio, sobre los gremios de información que hemos creado, y cómo todo se entrelaza en un sistema que nadie entiende completamente. Es un juego peligroso, pero estamos acostumbrados. Después, la conversación cambia de tono.
—¿Te gustaría jugar? —me interrumpe Lían, mi hermano pequeño, que con su energía siempre está buscando algo para hacer.
—La charla puede esperar, Liliana —le digo mientras mi hermano me agarra del brazo y me lleva al salón de juegos, donde decide que juguemos al fútbol.
Me lo paso bien, a pesar de ser tan pequeño. Lían tiene mucha energía y es más hábil con la pelota de lo que pensaba. Jugamos hasta que, por fin, al final de la tarde, nos reunimos todos en el salón de música.
—Azul, toca el piano, por favor —me dice Lía, la otra gemela, con una carita llena de esperanza.
Sé que todos me están mirando, pero lo hago de todos modos. Siento que la música me llega al alma de una manera que no puedo describir. Toco "The Night We Met" de Lord Huron, sin pensar en nada más que en el sonido que sale de mis manos, las teclas frías que hacen que mi corazón se sienta un poco menos vacío.
Mis dedos se mueven con gracia, y mi voz, aunque pequeña, llena la habitación de algo muy especial. La melodía parece penetrar en cada rincón de la casa, y noto cómo todos se quedan en silencio, incluso las sirvientas, con los ojos brillantes, con lágrimas. Todos lloran sin saber por qué, y yo... yo solo sigo tocando, sin querer detenerme.
Cuando termino, noto que Liliana, Asher, y los niños están mirando, con los ojos llenos de lágrimas. No entiendo por qué todos lloran. Yo no siento nada, excepto una ligera presión en el pecho que nunca se va.
—Tu voz es un regalo de los dioses, Leo —me dice Liliana, con un tono suave y un brillo en sus ojos.
—Azul, no estés triste, tu voz es tan hermosa —dice Noah, abrazándome. Su inocencia me duele un poco, porque nunca me ha visto como realmente soy. Solo me ve como su hermano mayor, el que siempre estará allí, aunque yo mismo no esté seguro de eso.
Lía, sin dejar de llorar, me abraza con fuerza, mientras sus lágrimas caen sobre mi pecho. No sé cómo reaccionar, no sé cómo devolver todo ese amor que me dan. Pero simplemente los abrazo, como si eso pudiera hacer que todo fuera mejor.
Al final, los niños se van a dormir. Lía, la más pequeña, me agarra fuerte del brazo y me pide que duerma con ella.
—Hermano, por favor, quédate. Necesito que me abraces, como cuando era pequeña —me dice, con una vocecita que hace que mi corazón se rompa un poco más.
La acuesto en mi cama, y mientras la arrullo, cantándole una canción de Kodaline, la veo quedarse dormida con una sonrisa en su rostro. Es tan pura, tan llena de vida... Ojalá pudiera decirle que todo estará bien, pero las palabras nunca parecen alcanzar.
Se agarra de mi brazo y me susurra, antes de quedarse dormida:
—No te vayas, hermano, no importa que sea otra vida... quédate conmigo.
Y yo, aunque no tengo respuestas, me quedo allí, con ella, en silencio, en la oscuridad, dejando que la tristeza se disuelva en la calidez de su abrazo.
Bastian
Sara
Como tierna se ve la primera hermana de Asher
y la última hermanita de Asher me la imagino así de tierna con las características que le di.
Asher