EL HIJO DEL CEO:
Los caminos de la vida no son como uno quiere y desea.
Conocí a Étienne en un crucero por las Bahamas, nos hicimos novios desde la distancia. Lo que no sabía que él era un hombre comprometido.
Mis padres me obligaron a casarme con Sebastián Montenegro, el hijo del CEO más importante de Los Ángeles. Me casé sin amor pero con su dedicación me terminé enamorando de él. Sebastián tenía una doble vida.
Me divorcié de Sebastian estando embarazada de él.
Mis padres me envía a Roma donde vivo con Cecilia y su hijo Joan. Joan queda enamorado de Ariana al verla la primera vez.
Sebastián tuvo un accidente donde lo declaran con muerte cerebral.
¿Cómo crees que terminara esta historia llena de muchas lágrimas?
¿Será que Joan logré conquistar el corazón adolorido de Ariana?
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DEBO CONTINUAR
ARIANA
Recibí la visita de Amelia. En cuanto entró a mi cuarto, me clavó esa mirada sería y frunció su entrecejo
— Está no es la Ariana que conozco. ¿Será que me confundí de casa?
— También tú. Mejor vete.
— ¿Me estás echando de tu casa?
— No quiero más sermones.
— Bueno, antes de irme te lo voy a dar. ¿Por quién estás así? Por Sebastián. Por ese hombre que te fue infiel, él no merece tus lágrimas. Lo amas okey, nadie puede quitarte ese sentimiento pero deberías reflexionar y pensar en los demás.
— No le faltes el respeto a Sebastián.
— No es falta de respeto, es la realidad. Yo te consolé cuando él te engañó. Te amaba talvez pero eso no quita lo que vos sufriste por esa traición. Vas a echar a perder tu vida por alguien que ya no está. Esto me molesta.
— No eres mi amiga para que me digas esas estupideces. Tú no eres yo. Tú no sabes lo que siento. Tú no sabes nada de mí. Largate de esta casa y no regreses.
— Pensé que éramos amigas por eso me atreví a decirte esto pero tenés razón, no volveré a poner los pies aquí. Eres una tonta.
— ¿Por qué nadie me comprende?
— No es que nadie te comprende sino que tú no quieres dejar ir a Sebastián. Todos están preocupados por ti, porque mírate, pareces un zombie. Despierta. No eres la única que sufre en el mundo pero aún así muchos luchan por sobrevivir por seguir adelante. Ariana te aprecio pero estas arruinando tu vida.
Me senté en el borde de la cama. Amelia sentó a mi lado y me abrazó.
— Tonta, yo te quiero mucho. Por favor no me gusta verte así— Amelia lloró— se que puedes estar deprimida pero no puedes estar así toda la vida. Volvamos a la universidad, tu sueño de ser arquitecta puede cumplirse. Aférrate a ese sueño, a tu hijo.
— Amelia.
— Amelia nada. Mañana paso por ti para que vayamos juntas a la universidad. No me importa si me corres un millón de veces porque un millón de veces vendré por ti. Eso hacen las verdaderas amistades.
— Está bien— Suspiré.
— Bueno. Arreglate vamos a salir a caminar, a tomar vitamina D, esa vitamina que solo el sol nos da.
— No quiero salir.
— No acepto un no.
Me cambié de ropa. Llevé mi bebé donde mi mamá. Al ver que salía con Amelia sus ojos se iluminaron de alegría.
— Gracias Amelia — le dijo mi madre.
Salimos a caminar a un parque que estaba cerca de la casa.
— No me has contado como te fue en Roma. Habíamos quedado sin conectarnos.
Pensar en Roma me hizo recordar a Joan que fui descortés con él y doña Cecilia.
— Me fue bien en Roma.
— ¿No conociste algun italianito por casualidad?
— No cambias— sonreí.
— Si había un chico que le gusté.
— ¿Enserio? Lo decía bromeando.
— Se llama Joan. Él es fue un buen amigo.
— ¿Qué pasó con Joan?
— Nada.
— Tienes fotos de él. Déjame verlo.
— Creo que lo tengo guardado en WhatsApp y redsocial. Déjame buscar en los contactos.
Saqué mi celular. Abrí mi WhatsApp y le mostré su foto de perfil. Recientemente había cambiado su foto.
— Prestame. Quiero hacer zoom para verlo mejor— Amelia me miró con sorpresa— sin querer marqué la llamada.
— Cuelga rápido.
— Eso trato pero el celular se congeló.
— Amelia, ¿qué haces? Después que lo corrí para su país, tú crees que me va a contestar.
— ¿Qué dijiste? Ya colgué mira.
— Él estuvo conmigo en el parto y cuando Sebastian murió le dije que fuera a su país y que no siento nada por él.
— Para un poco. ¿Ese Joan vino a Estados Unidos por ti? ¿Y tú lo corriste?
— Si pero es que Sebastián recién lo desconectaba y como podría...
— Bueno.
Joan devolvió la llamada. Miré a Amelia.
— Por tu culpa, ahora Joan me está llamando.
— Contéstale.
— No. No quiero darle falsas esperanzas.
— ¿Qué acabamos de hablar? Lo diré sin pelos en la lengua, no te estoy mandando a encamarte con él, puedes tratarlo como amigo. Pídele disculpa y queda en buenos terminos, como amigo. Eso déjalo claro.
— Amelia me quiero ir a mi casa. Ya no estoy de humor.
— Regresemos.
Regresé a la casa. Le dije a mi mamá que empezaría denuevo la universidad, ella se puso feliz. Tomé a José y lo llevé conmigo al cuarto. Le di el pecho y se quedó dormido. Lo puse en la cuna.
Creo que todos tienen razón. Es hora de continuar. Retomaré la universidad. Miré la foto de Joan y sin querer denuevo el numero se marcó. Colgué de inmediato. Joan me devolvió la llamada, ha de pensar que estoy molestando.
— Hola.
— Hola Ariana. ¿Cómo estás? Recibí una llamada tuya en la tarde y denuevo en este instante. ¿Pasó algo? ¿Estás bien? ¿Tú familia está bien?
— Perdón, se marcó por error.
— ¿Por error? Esta bien. Entonces estás bien. Bueno, como sabes que son 9 horas de diferencia entre Los Ángeles y Roma. Voy a dormir un rato más.
— Joan espera, no cuelgues aún. Disculpame por como te traté la última vez. Espero no me guardes rencor.
— ¿Cómo podria? No te guardo rencor. ¿Ya te sientes mejor?
— Mañana regreso a la universidad— no se porque le dije eso, pensé.
— Que bueno que retomes tus actividades. A ver cuándo nos visitas.
— Tal vez algún día.Bueno, no te molestó más. Espero que puedas dormir un rato más.
— Yo también espero eso. Me alegra haber escuchado que retomas tus actividades. Cuidate— Joan colgó la llamada.
¿Qué fue está plática? ¿Cómo pude marcarle? Soy una tonta. Mejor me acuesto que mañana empieza una nueva vida.
Tal vez todos tiene razón, he sido una egoísta que me enfoqué solo en mi propio dolor y no veía el dolor que les causa a los demas. No se cómo sanaré mis heridas, no sé cómo enterrar a Sebastián en lo más profundo de mi corazón. Debo continuar con mi vida, por José Sebastian, por mis padres y por mi.