Luego de morir Oriana entra a una de las últimas novelas que leyó. Amor sin barreras.
Una historia la cual le había parecido un poco patética la verdad, pero le encantaba ver cómo las cosas a la villana nunca le salían bien.
¿Podrá Oriana cambiar la suerte de nuestra jodida villana, sabiendo que de eso mismo depende su vida?
Nueva historia, odienme, critiquenme, pero está historia la llevo pensando desde hace un tiempo. Iré subiendo capítulo hasta que me acomode con la trama de las otra dos. Prometo no dejarlas colgadas. Bueno dicho esto... Empecemos .
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cap. 15
**POV Daniel**
Estábamos volviendo de Londres en el jet de Oriana cuando, de pronto, los motores comenzaron a fallar. Al ver cómo su hermoso rostro se transformaba por el pánico, tomé su mano y susurré:
—Ori, mírame… todo estará bien.
Parecía estar en shock, ida y desconectada de la realidad. Cuando noté que el avión se precipitaba al mar, me di cuenta de que tal vez no tendría otra oportunidad de decirlo.
—Te amo… siempre te he amado.
Esas fueron mis últimas palabras antes de caer al océano. Dicen que, cuando uno está a punto de morir, ve pasar su vida en una milésima de segundo. Puedo dar fe de que es cierto. Todos mis momentos felices fueron a su lado… de la mujer que murió sosteniendo mi mano.
Conocí a Oriana cuando grabó su primer disco. Además de tener talento, tenía un ángel que atrapaba a cualquiera. Lastimosamente, nunca me vio como un hombre. Ya entonces arrastraba mi fama de mujeriego, y ella solo me consideraba su amigo. Las veces que intenté acercarme con otras intenciones, siempre me rechazó. No quería repetir la historia de su madre. Se convenció de que estaba sola y que nadie podría quererla. Por eso, me acerqué con naturalidad, sin presiones… y aunque no era lo que deseaba, terminé conformándome con su amistad.
Después de morir, una luz blanca me ofreció una segunda oportunidad. Me dijo que debía aprovecharla. No recuerdo nada más… hasta que desperté en el cuerpo de un niño de diez años. Habían intentado envenenarlo. Desde entonces, fui adaptándome a mi nueva vida, a mi nuevo estatus. Ya no era un simple productor. Ahora era un príncipe heredero, y debía aprender a sobrevivir en un mundo donde las guerras, los intentos de asesinato y las traiciones eran el pan de cada día.
Con los años, me fui acostumbrando. No voy a negar que me he divertido. Las mujeres siguen entregándose voluntariamente, pero aquí… aquí exigen matrimonio luego de… bueno, después de una noche. Gracias a mi astucia, me libré de esa responsabilidad por mucho tiempo. Hasta que los emperadores decidieron tenderme una trampa.
Según ellos, ya habían encontrado una mujer para mí. Obviamente no pensaba aceptar algo así, menos después de haberla encontrado. La mujer por la que lloré durante meses había llegado también a este mundo.
Oriana estaba aquí.
Ella parecía haber llegado hace pocos días, mientras que yo llevaba años. La noche en que la vi tocar no pude dormir. Seguía siendo igual: ácida, irónica, con su mal carácter y esa voz de sirena que me atraía como un imán.
Después de investigar todo sobre ella y descubrir que había sido enviada a Málaga a visitar a unos parientes, decidí regresar. Tenía que dejar claro que solo me casaría con la mujer que había amado en mi vida pasada.
La vi de nuevo esa noche, hipnotizando a todos con su talento. Sonreí embobado. Era mi Ori. No había cambiado. Y esta vez, haría todo lo posible para que no se escapara. La envolví en una gran mentira. Sé lo que ella piensa sobre eso, pero fue la única forma que encontré para retenerla a mi lado.
Sé que cuando descubra la verdad se enojará. Pero quiero que en esta vida me dé la oportunidad que me negó en la anterior.
Soy un bastardo, lo acepto, pero no permitiré que la mujer de mi vida se me escape dos veces.
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**Narrador omnisciente**
Manuel sonrió al recordar cómo ella lo besó en la mejilla. Su sombra, al verlo parado sin mover un músculo en la entrada del teatro, se acercó y preguntó:
—¿Alteza, se encuentra bien?
—Sí. Volvamos.
Sin más, el príncipe regresó al palacio. Grande fue su sorpresa al ver el carruaje de la familia imperial de Alfea y a varios soldados junto con él.
Al bajar de su caballo, vio descender a su primo Luis del carruaje. Se acercó de inmediato.
—¿Luis?
—Hola, primo.
Poco después, los emperadores salieron del palacio para recibir a su sobrino. Luego de una cálida cena familiar, lo enviaron a uno de los palacios de visita. Manuel lo acompañó.
Cuando por fin estuvieron a solas, preguntó:
—¿Por qué estás aquí?
—Quería alejarme un poco de todo.
Ambos se sentaron en la sala. Manuel lo miró con seriedad.
—¿Qué sucedió?
Luis comenzó a contarle todo. Manuel lo escuchó con atención y, tras unos segundos, dijo:
—Tienes razón. No estuvo bien lo que te hizo.
Aunque él también estaba engañando a Camila, al ver cómo su primo se sentía traicionado, no pudo evitar pensar en lo que pasaría cuando Oriana descubriera la verdad.
Luis notó su expresión distante.
—Tranquilo, Manuel. Estaré bien. Solo vine a descansar unos días y ordenar mis ideas.
—De acuerdo… Tengo que contarte algo.
—¿Qué cosa?
—Voy a casarme.
Luis lo miró incrédulo. Lo examinó con detenimiento antes de preguntar, con una sonrisa:
—¿Quién fue la milagrosa que logró convencerte?
Eran más que primos; eran hermanos por elección. Desde que Daniel llegó a este mundo, Luis se le pegó como una sombra. Con el tiempo, el afecto entre ambos creció, aunque sus deberes reales los alejaron.
—No bromees. Bien… te contaré.
Ambos empezaron a hablar de Camila. Luis quedó sorprendido por la noticia, aún más al ver el rostro tan ilusionado de su primo...
1 no dijeron que otro poder tenía escondido la protagonista y porque no sabían cómo lo tomarían como si algo malo se aproximara
2 la relación de sus padres se supone que está mal visto que estén juntos pero no están ¿casados?