El Amor Verdadero

_ No lo hubiese hecho si no fuera necesario, como se te ocurre prohibirles hablar en guaraní, en que estas pensando_ dijo la chica llevando un cabello rebelde detrás de su oreja.

_ Tengo mis razones para hacerlo y te pido que no te metas Anastasia, y no vuelvas a contradecirme y menos en frente de los empleados_ hablo Firme Antonio tratando de controlarse y no besar esos labios que lo invitaban a hacerlo.

_ Es lo único que te importa, lo que tus empleados pensaran de ti, en que cabeza cabe prohibirles hablar su idioma y en su propio pais_ dijo la joven bufando.

_ Ya te lo dije, tengo mis razones_ volvió a repetir el hombre un poco molesto.

_ Que razones, no hay razones para prohibirles hablar su propio idioma, que culpa tienen ellos de lo que te paso años atrás, me parece perfecto eso de que les pagues un curso para aprender el español, pero prohibirles hablar el guaraní es algo ridículo y no te lo voy a permitir_ hablo Anastasia desafiante.

_ Ah si, y que vas a hacer para evitarlo chiquilla, a ver dime_ pregunto el hombre, le causaba gracia ver a su pequeña esposa desafiándolo.

_ Te voy a demandar estoy segura que más de uno de tus empleados me van acompañar_ dijo la joven firme con su decisión.

Sin esperarse la joven su esposo empezó a estallar en carcajadas.

_ en serio, chiquilla, que buen chiste, tú crees que ellos van a acceder a perder su trabajo, porque está claro que si algo así llega a pasar ya no seguirán trabajando para mí, y después donde van a encontrar trabajo, y nadie les va a pagar lo que yo les pago_ dijo el hombre arrogante apoyándose en una pared cruzándose de brazos.

La joven lo miró hipnotizada pues la posición en la que estaba su esposo la hacía ver más guapo de lo que ya era y para completar tenía unas camisas a cuadro perfectamente ajustado a su medida que lo hacían ver aún más atractivo.

La joven movió la cabeza para sacar todos esos pensamientos de su cabeza y le volvió a responder a su esposo.

_ Y tú te aprovechas de eso verdad, eres un maldito, te lo advierto Santoro deja de presionarlo con eso, déjalos expresarse como ellos quieren_ pidió la joven a su esposo.

_ Vas a molestarme con eso todo el tiempo de verdad, tú sí que eres una entrometida chiquilla_ dijo el hombre frustrado de la situación siempre le gusta tener el control de todo y que una chiquilla pelirroja venga a querer darle órdenes no le agradaba para nada.

_ Sí, seguiré molestando te hasta que entres en razón, hasta que entiendas que prohibirles hablar su idioma es absurdo _ dijo la joven estaba dispuesta a todo con tal de lograr su objetivo.

_ Tu sí que eres terca, bien seguirán llevando a cabo el curso, no siempre voy a permitir que hablen en ese idioma, quiero que se desenvuelvan bien en ambos idiomas_ dijo el hombre dándole la razón por fin su esposa que sonrió feliz ante la respuesta que le dio su marido.

_ Ahora vete a la casa que tengo que hablar con los muchachos_ le pidió Antonio a la joven que seguía con una perfecta sonrisa en el rostro.

_ Claro iré a visitar a Juan Y a Emma espero que eso no te moleste_ dijo la joven mirando suplicante a su esposo esperando así la aprobación de el.

_ Bien solo no te pases todo el día fuera como siempre chiquilla_ advirtió el hombre mirando fijamente a su bella esposa.

_ Claro, claro señor mandon, te recuerdo que no soy tu prisionera pero procuraré venir temprano_ dijo la joven depositando un suave beso en la comisura de su esposo que dejó aturdido a este.

En serio se atrevió a besarle después de que la joven se marchara el hombre se quedó por el aire acariciando levemente la parte en donde su linda esposa había dejado el beso.

_ Te dije que su comportamiento iba reflejando a tu actitud con ella_ hablo Leticia acercándose a su patrón con una gran sonrisa habría presenciado todo lo que pasó.

_ Así que andabas de chismosa _ dijo el hombre disfrutando de la cara que puso su nana cuando la dijo chismosa.

_ Óyeme tú a mí me respetas _ dijo la señora mirando con diversión sabía perfectamente a que se refería cuando la dijo chismosa.

El lugar se torno en un silencio hasta que el hombre decidió hablar.

_ Lo siento nana, te juro que no quise _ dijo el hombre acercándose a la mujer mayor frente a él, pero antes de que pudiera terminar la frase la señora lo interrumpió diciéndolo.

_ No es a mí a quien tienes que pedir disculpas, aunque me haya decepcionado lo que hiciste, a quien heriste, a quien lastimaste, no fue a mi_ dijo la señora aguantándose para no llorar.

_ Te juro que estoy arrepentido nana, tú crees que ella me perdone, además de que no sabía cómo pedirle perdón es tan humillante y vergonzoso lo que hice nana, que me mortifica a cada rato_ dijo el hombre con un nudo en la garganta.

_ No lo sé tal vez lo haga, no la conocemos mucho, pero en el poco tiempo que llevo conociéndola sé que es una buena mujer, lo que no entiendo es ¿por que acepto casarse contigo? _ pregunto la señora mirando fijamente a Antonio.

_ Lo hizo por dinero, me pidió dinero y a cambio de eso yo le ofrecí el trato de ser mi esposa, era una oportunidad para sacarme de encima a la hija loca de los González _ dijo el hombre bajando un poco la cabeza.

_ Eso ya lo sabía, pero para qué necesitaría tanto dinero, ya leíste el informe que te trajo Rodrigues sobre ella_ volvió a preguntar la señora.

_ No lo hice aún, no sé que me pasa pero algo me impide hacerlo no sé, no tengo una explicación para eso_ dijo el hombre sincero.

_ Entiendo hijo, ya tendrás tiempo y valor para hacerlo, no lo quieres abrir por miedo a descubrir algo malo en ella, y ahora que tus pensamientos por ella poco a poco van cambiando menos quieres llevarte una decepción _ dijo la señora dando dos palmadas en el pecho de su patrón para luego dirigirse nuevamente hacia la casa pero cuando estaba a punto de perderse de la vista del señor este le grito.

_ Estamos bien verdad nana_ dijo el hombre, después de lo que pasó con su esposa su nana había puesto una distancia entre ellos tal vez por la decepción de lo que el había hecho.

_ Sabes que te quiero_ grito la señora dejando así una sonrisa en el rostro del apuesto hombre que sintió un gran alivio al saber que al menos con su nana todo marchaba bien.