DESTINADA A ESTAR CON EL CEO

Todos estaban en su momento de plenitud, Ricardo en la ducha de una habitación de la clínica haciendo el amor con su amada Anabel, Aron por su parte en un hermoso pero sencillo Restaurante sacándole sonrisas a la personita que se ganó su corazón osea Renata, Oriana en una habitación lujosa de un penthouse en el centro de la ciudad al lado de la persona que ama, Dereck en la casa de sus padres pensando en Luzmila y Luzmila de igual manera en la casa de sus padres pensando en Dereck, por otro lado en cuidados intensivos se encontraba Doña Eda cuidada por Roberto.

Era una noche donde Roberto se sentía, feliz por qué después de más de cuarenta años logro ver a esa mujer que le robó el corazón, Eda a pesar de la edad se seguía viendo hermosa y delicada, aunque su corazón se encontraba fallando, y la estadía en una clínica no era lo que el quería para ella, pero da gracias a eso ya que puede ahora estar a su lado

Tomando la mano de Eda, Roberto no logro retener algunas lágrimas que rodaban por su mejilla.

*Mi Eda, mi amada Eda, aquí estoy cariño, despierta soy yo Roberto, mi amor cuanto te he extrañado, estos años sin ti han sido como vivir un infierno, me lamento mil veces el no haber Sido más valiente y haber luchado por nuestro amor, pero mira que coincidencia nos tiene la vida nuestros hijos se amaron y se que aún se aman como locos, y nuestros nietos están destinados.

*Mi Eda, abre tus ojitos quiero verte, te juro que el resto que me queda de vida los quiero pasar a tu lado* dijo Roberto, para luego darle un beso en La frente a Eda.

En ese momento cuando Roberto se giro para salir de la habitación, escuchó una voz entre cortada.

*Ro… Ro… ber … to….* Dijo Eda

*Eda, mi amor despertaste, cómo te sientes* pregunto el hombre preocupado

* Adolorida* dijo Eda asintiendo su cabeza

*Llamaré al doctor* dijo Roberto.

*No .. te .. vayas* dijo Eda, con sus lágrimas a punto de salir de sus ojos

*No tengas miedo Eda, más nunca te dejare, ya no me iré de tu lado, así que te necesito sana y fuerte, por qué los días o los años que nos quedan de vida los pasaremos juntos si* dijo Roberto lleno de felicidad

*Mi… enfermedad… siempre … fue…. Estar… sin… ti… si… tu .. estás …. A … mi… lado…. Verás .. que …. Sanaré…. Pronto..* dijo Eda con su voz entre cortada

*Mi amor, no pierdes tu encanto, Eda eres mi Hada lo recuerdas* dijo Roberto con una sonrisa

*Si… así… me …. Llamabas… tu… hada…* recordó Eda

*Deja llamar al médico, tu hija está en una habitación, no fue fácil que aceptará es igual de terca que tú, pero es igual de especial que tu mi Hada, y bueno ni se diga tenemos muchas cosas de que hablar pero antes llamemos al doctor debes recuperarte, te deben hacer una operación sencilla pero eso es para que podamos estar juntos* dijo Ricardo.

*Está…. Bien … has… lo … que … tengas …. Que. …Hacer…* respondió Eda para luego cerrar sus ojos, pues se sentía cansada.

Roberto busco al doctor que lleva el caso de Eda, le comento referente a que ella había despertado

*Bien Don Roberto, eso son buenas señales, son ganas de vivir, mañana a primera hora realizaremos algunos exámenes y daremos inicio a la operación en la tarde, tenga fe todo saldrá bien* dijo El doctor palmeando el hombro de Roberto.

*Gracias Doc, le debo muchas* dijo Roberto, pues el doctor era su amigo de hace mucho tiempo atrás, y es quien le ayuda en ciertos casos que no deben salir a la luz.

Roberto fue nuevamente a la habitación de cuidados intensivos y se sentó a contarle a Eda todo lo que estaba sucediendo, es mejor ahora que tarde, pensó el hombre.

En el restaurante

*Mi niña hermosa, te gustó la cena* pregunto Aron.

*Si amor estuvo muy rico, además me encanta este sitio, es muy cómodo* respondió Renata.

*Todo sea para complacerte, espero no vas a ir a trabajar mañana, recuerda en apoyar a tu mamá, y si necesitamos que nos ayudes en algo yo te llamo te parece?* Le dijo Aron.

*Gracias amor por ser comprensible, te prometo te responderé por los días que falte* dijo Renata.

Luego de pasarla muy bien en el restaurante, aron se dispuso a llevar a Renata hasta su casa, al estar al frente de su humilde hogar, los dos bajaron del auto y Aron sin pensarlo dos veces, beso a Renata, un beso apasionado, largo, lujurioso, pero tan bien lleno de mucho amor, y pasión.

Poco a poco fueron alejando sus labios y su respiración era acelerada.

*No sé que va a ser de mi Renata, pero te amo, te amo tanto, que me las jugaré toda* dijo Aron para luego estampar sus labios con los de Renata.

Al otro lado de la ciudad en la mansión Fuentes, donde vivía Roberto con Janny, se encontraba está misma mujer estresada, caminando de un lado a otro con una copa de vino en sus manos

*Malditos bastardos, cuando será el día que por fin pueda matar a cada uno de ustedes, ya no soporto mas esto, necesito matar al entrepito de Roberto, y claro que acabaré con el mocoso de Aron, quien se cree Oriana para verme la cara de estúpida, ahhh y Roberto que no llega* decía Janny cómo fiera enjaulada.